Papa: un nuevo movimiento misionero, como al principio del cristianismo

El mensaje de Francisco para la Jornada Mundial de las Misiones 2024 que se celebrará el 20 de octubre y tendrá como lema la frase evangélica " Vayan e inviten a todos al banquete". Mientras el mundo propone consumismo, bienestar egoísta, individualismo, el Evangelio llama a todos a una mesa divina donde reina la alegría". En el post-Covid la invitación a redescubrir la Eucaristía para despertar el espíritu misionero.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Un llamado a todos los bautizados a prepararse cada uno, según su condición de vida, para "iniciar un nuevo movimiento misionero, como en los albores del cristianismo". Este es el corazón del mensaje del Papa Francisco para la Jornada Misionera Mundial 2024, que se celebrará el domingo 20 de octubre, difundido hoy por la Oficina de Prensa del Vaticano. "Sigamos rezando y dando gracias a Dios -escribe el pontífice- por las nuevas y numerosas vocaciones misioneras para la obra de evangelización hasta los confines de la tierra. Y no olvidemos que cada cristiano está llamado a participar en esta misión universal con su propio testimonio evangélico en cada ambiente".

El mensaje -que lleva la fecha oficial del 25 de enero, fiesta de la Conversión de San Pablo- se titula " Vayan e inviten a todos al banquete " (Mt 22,9) y se inspira en la parábola evangélica del banquete de bodas, pasaje que para Francisco pone de relieve algunos aspectos importantes de la evangelización.

En primer lugar, los verbos "ir e invitar". "La misión es un incansable ir hacia toda la humanidad para invitarla al encuentro y a la comunión con Dios -escribe el Papa- Dios, grande en el amor y rico en misericordia, sale siempre hacia cada hombre para llamarlo a la felicidad de su Reino, a pesar de la indiferencia o el rechazo. Por eso, la Iglesia seguirá yendo más allá de todas las fronteras, saliendo una y otra vez sin cansarse ni desfallecer ante las dificultades y los obstáculos, para cumplir fielmente la misión recibida del Señor".

"Aprovecho esta ocasión -añadió el Pontífice- para dar las gracias a los misioneros que, respondiendo a la llamada de Cristo, lo han dejado todo para ir lejos de su patria y llevar la Buena Noticia a lugares donde la gente aún no la ha recibido o la ha recibido hace poco. Queridos amigos, vuestra generosa entrega es una expresión tangible del compromiso con la misión ad gentes que Jesús confió a sus discípulos: 'Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos' (Mt 28,19)".

Retomando una idea en la que ha insistido a menudo desde la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, Francisco explica que "hoy el drama de la Iglesia es que Jesús sigue llamando a la puerta, pero desde dentro, ¡porque le dejamos salir! Muchas veces terminamos siendo una Iglesia que no deja salir al Señor, que lo guarda como 'cosa propia', mientras que el Señor vino para la misión y quiere que seamos misioneros'. Pero la misión no es nuestra, es una invitación que estamos llamados a llevar. Por tanto, debe tener "el mismo estilo de Aquel que se anuncia", "sin forzar, coaccionar, hacer proselitismo; siempre con cercanía, compasión y ternura, que reflejan el modo de ser y de actuar de Dios".

En la parábola, pues, el rey pide a los criados que traigan una invitación a un banquete para la boda de su hijo. Francisco lo explica como una perspectiva escatológica, "una imagen de la salvación final en el Reino de Dios, realizada desde ahora con la venida de Jesús, el Mesías e Hijo de Dios, que nos ha dado la vida en abundancia".

"Sabemos que el celo misionero de los primeros cristianos tenía una fuerte dimensión escatológica -comenta-. Sentían la urgencia de anunciar el Evangelio. También hoy es importante tener presente esta perspectiva, porque nos ayuda a evangelizar con la alegría de quien sabe que "el Señor está cerca" y con la esperanza de quien se esfuerza por alcanzar la meta. Así, mientras el mundo propone los diversos 'banquetes' del consumismo, del bienestar egoísta, de la acumulación y del individualismo, el Evangelio llama a todos al banquete divino donde reinan la alegría, el compartir, la justicia y la fraternidad, en comunión con Dios y con los demás".

Esta plenitud de vida se anticipa ya en el banquete de la Eucaristía. "La renovación de la Eucaristía, que muchas Iglesias locales están promoviendo encomiablemente en el período post covíd -continúa el Pontífice-, será también fundamental para despertar el espíritu misionero en cada creyente. En esta perspectiva, en el año dedicado a la oración en preparación del Jubileo de 2025, deseo invitar a todos a intensificar también y sobre todo la participación en la Misa y la oración por la misión evangelizadora de la Iglesia".

Por último, el mensaje subraya cómo el mensaje del rey de la parábola se dirige a "todos": "También hoy -escribe el Papa-, en un mundo desgarrado por divisiones y conflictos, el Evangelio de Cristo es la voz mansa y fuerte que llama a los hombres a encontrarse, a reconocerse como hermanos y a alegrarse por la armonía entre las diversidades. Los discípulos-misioneros de Cristo llevan siempre en su corazón la preocupación por todos los hombres de cualquier condición social o incluso moral".

La misión para todos requiere el compromiso de todos, y en este sentido Francisco concluye su mensaje relanzando el "camino hacia una Iglesia enteramente sinodal-misionera al servicio del Evangelio". La sinodalidad -recuerda- es en sí misma misionera y, viceversa, la misión es siempre sinodal". En este sentido, recomienda especialmente a todas las diócesis del mundo el servicio de las Obras Misionales Pontificias y recuerda que "las colectas de la Jornada Misionera Mundial en todas las Iglesias locales se destinan íntegramente al Fondo Universal de Solidaridad que la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe distribuye después, en nombre del Papa, para las necesidades de todas las misiones de la Iglesia".