Cristianos y taoístas: al fuego del conflicto oponemos una vela de paz y armonía
de Nirmala Carvalho

La Declaración Final del Tercer Coloquio Cristiano-Taoísta celebrado estos días en Hong Kong promovido junto a las seis comunidades religiosas presentes en la metrópoli. El secretario del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, Mons. Indunil Kodithuwakku Kankanamalage: "Un momento de profunda apertura y escucha mutua. El encuentro abre los ojos ante los demás".


Hong Kong (AsiaNews) -  "En nuestra época, en la que las sociedades están a menudo marcadas por el conflicto y la división, nuestro encuentro quiso enviar un mensaje a nuestro mundo polarizado: mediante un diálogo respetuoso y constructivo, podemos apagar el fuego del conflicto y la violencia y encender una vela de paz y armonía". Esto es lo que escribieron en su declaración final los participantes en el Tercer Coloquio Cristiano-Taoísta, celebrado en Hong Kong del 11 al 13 de marzo sobre el tema "Cultivar una sociedad armoniosa mediante el diálogo interreligioso". La iniciativa forma parte de un viaje que comenzó en 2016 en Taiwán y continuó en 2018 en Singapur.

"Este tercer coloquio había sido pospuesto debido a la pandemia, y junto a cristianos y taoístas para promoverlo estuvieron los líderes de las seis comunidades religiosas presentes en Hong Kong", explica a AsiaNews el secretario del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, monseñor Indunil Kodithuwakku Kankanamalage. El encuentro fue un gran éxito, todo el mundo estaba muy contento: había un espíritu de apertura y de escucha mutua". Nuestro objetivo -recuerda el prelado- era promover el diálogo interreligioso, no las cuestiones políticas. Este coloquio sirvió para profundizar nuestra amistad con los líderes religiosos y mejorar el entendimiento mutuo. Invitamos a taoístas de otros países e incluso de Singapur: esto nos abrió los ojos a los demás".

"Estamos más convencidos que nunca de la necesidad de seguir hablando, caminando y trabajando juntos", escriben los participantes en la Declaración Final, centrándose en tres palabras. En primer lugar, la dimensión del encuentro. Nuestro diálogo", explican, "nos ha ayudado a encontrarnos con el misterio sagrado del otro a través del conocimiento de nuestros respectivos escritos religiosos, rituales, ética, figuras de santos y sabios. Nuestras dos religiones, a su manera, buscan apaciguar la inquietud del corazón humano. Por eso, ante el inexpresable misterio divino, debemos estar abiertos y ser humildes, ensanchando nuestras mentes y nuestros corazones".

La segunda palabra clave propuesta es despertar. "Nuestras herencias religiosas", escriben, "pueden tener sentido si despertamos la energía espiritual en nuestros seguidores para cultivar una sociedad armoniosa. Para ello, debemos recuperar la compasión, la justicia, la sencillez, la solidaridad y la generosidad".

Por último, cooperar: "A través de actividades caritativas y educativas", concluye el texto, "podemos trabajar juntos para construir puentes, derribar muros y sembrar semillas de amor, respeto y esperanza".