Papa: dos Estados 'libres y en buenas relaciones' para Palestina e Israel

En la audiencia del miércoles, Francisco volvió a recordar que "la guerra es siempre una derrota". Por intercesión de Juan Pablo II, cuando se cumplen 10 años de su canonización, invocó el "don de la paz" para Ucrania y Myanmar. En la catequesis sobre la vida de la gracia según el Espíritu, las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad son un "antídoto contra la autosuficiencia".

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Dos Estados “libres y en buenas relaciones”, pidió el Papa Francisco para Palestina e Israel, que ponga fin a todo el dolor que angustia desde hace meses a esa región del mundo. "Rezamos por Oriente Medio, por Gaza, donde están sufriendo tanto por la guerra", agregó esta mañana en la Plaza de San Pedro durante la audiencia general del miércoles, después de saludar a los peregrinos de lengua italiana. También volvió a pedir que tantos países del mundo que están en guerra puedan vivir en paz. "La guerra siempre es una derrota".

“Mi pensamiento se dirige a la martirizada Ucrania. A Palestina, a Israel, a Myanmar, que están en guerra, y a tantos otros países", dijo el Pontífice, y señaló quiénes son las personas que se benefician perpetuando los conflictos y la muerte. "Los que más ganan son los fabricantes de armas", sostuvo. Palabras, seguidas de aplausos, en un momento histórico en el que se está registrando un aumento récord del gasto militar en todos los países del mundo, tal como demuestra el informe Sipri publicado hace pocos días, donde se observa un aumento del 6,8% a nivel mundial para 2023 en relación con el año anterior. En la cima de la triste lista se encuentran Estados Unidos, China y Rusia. “Por favor, recemos por la paz. Recemos". El aplauso de la multitud de peregrinos reunidos en ese momento en San Pedro se hizo más intenso y atronador. “Recemos por la martirizada Ucrania, que está sufriendo mucho, mucho. Los soldados jóvenes van a la muerte. Recemos”, insistió el Santo Padre. “Recemos por la paz”.

En el saludo a los fieles de habla polaca, el Papa Francisco recordó el décimo aniversario de la canonización de San Juan Pablo II, que se celebrará el próximo sábado. El nombre del Papa Wojtyła fue saludado con largos aplausos. “Observando su vida podemos ver lo que el hombre puede lograr aceptando y desarrollando los dones de Dios: la fe, la esperanza y la caridad”, dijo, en referencia a las tres virtudes teologales sobre las que habló en la catequesis al comienzo de la audiencia. “Permanezcan fieles a su legado, promuevan la vida y no se dejen engañar por la cultura de la muerte”, continuó, dirigiéndose a los polacos. “Por su intercesión pedimos a Dios el don de la paz, por la que él, como Papa, ha trabajado tanto”, añadió Bergoglio.

Antes de concluir la audiencia con el Pater Noster y la Bendición Apostólica, saludó también a algunos grupos de religiosos que se encontraban en la plaza, entre ellos las Hermanas Franciscanas Misioneras del Niño Jesús que están celebrando en este momento el capítulo general. “Por último, un pensamiento para los jóvenes, los enfermos, los ancianos y los recién casados”, dijo el Papa Francisco, y recordó la fiesta litúrgica de San Marcos, que se celebrará mañana, 25 de abril. Éste es el evangelista "que describió con vivacidad y concreción el misterio de la Persona de Jesús de Nazaret. "Los invito a todos a dejarse fascinar por Cristo para colaborar con entusiasmo y fidelidad en la construcción del Reino de Dios", dijo.

La catequesis que se leyó al comienzo de la audiencia y fue resumida en los diferentes idiomas forma parte del ciclo sobre "Los vicios y las virtudes". En las últimas cuatro semanas se refirió a las virtudes cardinales -prudencia, justicia, fortaleza y templanza-, y el tema de hoy, a partir de una lectura de la Carta a los Colosenses (Col 1, 3-5), fue La vida de la gracia según el Espíritu. En el camino "hacia la plenitud de vida, que constituye el destino de cada persona", el cristiano goza también de la asistencia especial del Espíritu Santo. Esta "se realiza con el don de otras tres virtudes, específicamente cristianas", que son "actitudes fundamentales que caracterizan la vida del cristiano": la fe, la esperanza y la caridad. El Papa Francisco hizo repetir las tres palabras a los peregrinos reunidos en la plaza. Son las tres virtudes teologales, "que se llaman así porque son infundidas por Dios y se viven en la relación con Él". Y  sobre ellas  se apoyan las cardinales, que son el fundamento de una vida buena". Todas estas virtudes juntas forman un "maravilloso septenario".

El Papa recordó entonces la definición de las virtudes teologales que ofrece el Catecismo de la Iglesia Católica, que "fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales". El Santo Padre explicó que el don de éstas “es la existencia vivida en el Espíritu Santo”. En efecto, quien cree en Cristo "nunca está solo" y "camina tras el Maestro Jesús". Las virtudes teologales son "el gran antídoto contra la autosuficiencia", afirmó, y puso en guardia contra el orgullo, un "poderoso veneno" del que "basta una gota para arruinar toda una vida orientada al bien". Un bien que requiere "mucha discreción, mucha amabilidad", pero no admite realizar acciones "sólo para nosotros mismos". “Si abrimos nuestro corazón al Espíritu Santo, el Maestro Interior, Él reaviva en nosotros las virtudes teologales” y “cuando nuestro corazón se enfría, Él lo enciende con el fuego de su amor”, concluyó el Papa Francisco.