Desde Manila, donde se encuentra de visita, el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados se refirió a las tensiones entre Filipinas y la República Popular China en relación con la soberanía y los derechos de navegación, que en los últimos días han desembocado incluso en un enfrentamiento "físico" entre las respectivas armadas. Con respecto a la ley sobre el divorcio, dijo que "la doctrina de la Iglesia es clara, pero corresponde a los obispos locales expresarse".
Manila (AsiaNews)- La Santa Sede pide que se hagan todos los esfuerzos posibles para "resolver pacíficamente" la tensión en el Mar de China Meridional, como en todas las situaciones de conflicto, afirmó desde Manila el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, mons. Paul Richard Gallagher, que se encuentra en Filipinas para una visita de cinco días. El "Ministro de Relaciones Exteriores" del Vaticano se reunió hoy con el Presidente Ferdinand Marcos Jr. y el Secretario de Relaciones Exteriores de Manila, Enrique Manalo.
Junto con su homólogo filipino, el prelado vaticano ofreció también una conferencia de prensa en la que respondió a una pregunta sobre la preocupante escalada de tensiones entre la República Popular China y Filipinas por la navegación en aguas que, arbitrariamente, Beijing considera que están bajo su soberanía. Sobre esta cuestión, que afecta gravemente los intereses de los pescadores filipinos, la Guardia Costera china está utilizando métodos cada vez más contundentes: en los últimos días se llevó a cabo incluso el abordaje de un buque militar filipino en la zona de las Islas Spratly, que Manila considera su propia zona económica exclusiva.
“La posición de la Santa Sede es clara - respondió Mons. Gallagher-. En estas situaciones se debe hacer todo lo posible para resolver el conflicto pacíficamente. Alentamos a las partes a respetar el derecho internacional y aplicarlo como la forma de resolver las dificultades y problemas en el mejor interés de todos".
Mons. Gallagher expresó a los periodistas su alegría por haber "regresado" a Filipinas, donde trabajó en la nunciatura de Manila a principios de los años '90. Señaló también la atención con la que la Santa Sede sigue la vida de este país, de su gente y de sus inmigrantes, que "con su duro trabajo llevan el mensaje del Evangelio a todo el mundo". El ministro Manalo, por su parte, recordó muchos otros ámbitos de colaboración entre la Santa Sede y Manila. En particular, explicó que se está trabajando en un acuerdo para el reconocimiento de los títulos eclesiásticos expedidos por las Universidades Pontificias, en beneficio de los numerosos sacerdotes y religiosas filipinas que estudian en Roma. También subrayó la atención del Papa Francisco a las crisis provocadas por el cambio climático, que en Filipinas golpean a menudo con especial dureza sobre todo a los más pobres y vulnerables.
Los periodistas le preguntaron asimismo sobre el tema políticamente candente hoy en Manila de la ley sobre el divorcio - que fue aprobada por la Cámara Baja y se encuentra pendiente de discusión en el Senado -. El secretario vaticano para las relaciones con los Estados recordó que "la enseñanza de la Iglesia católica sobre el matrimonio es muy clara y conocida", y explicó que, a nivel pastoral, le corresponde a la Conferencia Episcopal y a los obispos del país la tarea de pronunciarse sobre la ley que se discute.
Precisamente mañana Mons. Gallagher se trasladará a la gran isla de Mindanao, al sur del país, donde se encontrará con los obispos filipinos, reunidos en estos días para su asamblea plenaria en la Abadía de la Transfiguración, en Malaybalay, provincia de Bukidnon.