23/06/2015, 00.00
VATICANO
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Al centro del Sínodo los desafíos sobre la familia, el discernimiento de la vocación familiar y la misión de la familia hoy.

Presentado el “Intrumentum laboris”. “Sólo una minoría vive, apoya y propone la enseñanza de la iglesia católica sobre el matrimonio y la familia”. Crece la tendencia de concebir la generación de un hijo como un instrumento para la afirmación de sí, que hay que obtener con cualquier medio. Sobre los divorciados vueltos a casar “común acuerdo” sobre la hipótesis de una “vía penitencial” bajo la autoridad del obispo, basada sobre el arrepentimiento, sobre la verificación de la eventual nulidad del matrimonio y sobre la decisión de vivir en continencia.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Escuchar los desafíos sobre la familia, el discernimiento de la vocación familiar y la misión de la familia hoy: son los argumentos de las 3 partes del “Intrumentum laboris”, el documento de trabajo del 14° Sínodo general ordinarios sobre la familia- que se realizará del 4 al 25 de octubre- presentado hoy en el Vaticano y que tendrá como tema: “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”.

El “Instrumentum laboris”, subrayó el card. Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los obispos. “Reflexiona en modo confiable la percepción y las esperas de la Iglesia entera sobre el tema crucial de la familia”, en cuánto reporta enteramente la ‘Relatio Synodi’, la relación del sínodo extraordinario sobre la familia en octubre pasado, integrada con una síntesis de las 99 respuestas a las 46 preguntas dirigidas a los sínodos de las Iglesias orientales católicas “sui iuris”, a las conferencias episcopales, a los Dicasterios de la Curia y a los otros sujetos que tienen derecho y de las 359 observaciones, “enviadas libremente de las diócesis y de las parroquias, asociaciones eclesiales y grupos espontáneos de fieles, movimientos y organizaciones civiles, numerosas familias e individuos creyentes”.

La elección del tema del Sínodo, dijo por su parte el card. Péter Erdö, que será el relator general de la Asamblea, evidencia “un acercamiento que ha exigido una especial atención a las circunstancias del mundo contemporáneo”. Se enfrentan así los acontecimientos cambios antropológicos y sociales, con la contradicción entre el deseo de familia de los jóvenes y la crisis difundida del instituto familiar, a la cual muchos prefieren las convivencias y uniones de hecho, tomando acto del hecho que “sólo una minoría” vive, sostiene y propone la enseñanza de la Iglesia católica sobre el matrimonio y la familia, reconociendo en ello la bondad del proyecto creativo de Dios”. Aún más, “La acentuación exagerada de los derechos individuales sin tener en cuenta el aspecto comunitario del ser humano produce un individualismo que pone en el centro la satisfacción de los deseos y que no lleva a la plena realización de la persona. El aislamiento del individuo es contrario al proyecto del Creador. Parece ser una de las manifestaciones de tal individualismo el hecho que muchos tienen miedo de asumir compromisos definitivos”.

“Al mismo tiempo se registra la creciente tenencia de concebir la generación de un hijo como un instrumento para la afirmación de sí, de obtener con cualquier medio. Tal visión considera a los hijos como medios y no respeta su dignidad personal”. A propósito, en el documento se evidencia también “la necesidad de afirmar que la educación de un hijo debe basarse en la diferencia sexual, así como la procreación”.

“Al mismo tiempo se manifiestan las tendencias que quieren ensanchar el concepto de matrimonio, familia y paternidad vaciando así de contenido estas mismas categorías. La confusión no ayuda a definir la especificidad social de tales uniones afectivas, mientras consigna a la opción individualista el especial ligamen entre diferencia generación, identidad humana…Como dijo el Papa francisco en la audiencia general del 15 de abril de este año: “La remoción de la diferencia…es el problema, no la solución”

Se evidencian también los problemas creados por las dificultades económicas, por la falta de garantía del trabajo a los “crecimiento de cargos o gasto para mantener a los hijos” o también “por el enorme aumento de los deberes subsidiarios del cuidado social de los enfermos y de los ancianos, de hecho delegados a la familia” que “constituyen un verdadero y propio peso que pesa sobre la vida familiar”.

Pero, ha observado mons. Bruno Forte, secretario especial de la Asamblea, “en la vida concreta de la Iglesia, la familia es vista por el texto no sólo como objeto y destinataria de la acción pastoral, pero también como sujeto y protagonista de ella: por lo tanto se evidencia la constitutiva dimensión misionera, reconociendo en la realidad familiar la “vía de la Iglesia” accesible a los más para conocer y experimentar la medida divina del amor. La familia absolverá tanto más a esta misión cuánto más será capaz de oración y nutrirá la fe de cada uno de sus miembros. También en el campo de la catequesis, la familia va considerada no sólo objeto, sino también como sujeto de la acción evangelizadora y catequética: fundamental en tal sentido el testimonio que los cónyuges pueden dar de la alegría de vivir juntos”.

A propósito de la misión de la familia hoy, el “Instrumentum” se detiene sobre 4 ámbitos decisivos en la vida de las familias. “El primero es el de la evangelización: después de haber reafirmado cuánto sea urgente e importante anunciar el Evangelio de la familia hoy en los varios contextos, el texto se detiene sobre el modo en el cual la familia se convierte ella misma como sujeto evangelizante. Esto sucede cuando en ella se hace experiencia de la ternura, que es la capacidad de amar dando y recibiendo alegría, una experiencia que debe ser nutrida por el continuo recurso a la infinita ternura de Dios. De tal modo, la familia se ofrece plenamente como sujeto del obrar pastoral de la Iglesia”

Especial importancia se da entonces a la formación: "preparación para el matrimonio, la formación de los futuros sacerdotes, clérigos y agentes de pastoral, que puede significar tanto para acompañar la vida familiar, la responsabilidad de las instituciones públicas y el compromiso socio-político asociado en pro-familia".

"En términos más generales, la familia necesita un acompañamiento cuidadoso de la Iglesia, tanto en el camino hacia el sacramento del matrimonio, como en el ejercicio diario de la aceptación y el perdón mutuo, alimentado por el "río grande" de la misericordia divina. El arte del acompañamiento aparece un aspecto fundamental de la actividad pastoral de la comunidad cristiana hacia la realidad familiar. Particular atención debe darse también a la atención pastoral de las personas que viven en el matrimonio civil o de convivencia, y el de las llamadas "familias heridas" (separados, divorciados no vueltos a casar, divorciados vueltos a casar, las familias monoparentales). Los separados y divorciados fieles a la restricción deben a su vez ser particularmente sostenidos en el compromiso pastoral de la Iglesia. A todos ellos debe ser predicado que ¡Dios no abandona a nadie!".

La Iglesia, por tanto, debe "cuidar de las familias ‘heridas', de los separados, divorciados y vueltos a casar y hacerles experimentar la infinita misericordia de Dios". El Instrumentum reafirma "el deber y la misión de la Iglesia" para anunciar el sacramento del matrimonio como una unión indisoluble entre el hombre y la mujer, pero también su capacidad para "acompañar a los que viven un matrimonio civil o de convivencia" para que puedan gradualmente llegar hasta la unión plena sacramental presentada no como "un ideal difícil de anunciar", sino como "un don que enriquece y fortalece el matrimonio y la vida familiar".

El Instrumentum luego aborda la cuestión de los divorciados y vueltos a casar, que estaba en el centro de atención de los medios durante el Sínodo Extraordinario y que con toda probabilidad lo será también en octubre, con el riesgo de oscurecer el resto de cuestiones importantes. Se recuerda que en la Iglesia, "hay quienes consideran necesario animar a todos aquellos que viven en las uniones no matrimoniales de tomar el camino de regreso, hay algunos que soportan a estas personas invitándolas a mirar hacia adelante, para dejar la prisión de la ira, decepción, el dolor y la soledad para volver al camino. Por supuesto, otros dicen, que este arte del acompañamiento requiere un discernimiento prudente y piadoso, y la capacidad de captar la diversidad real de las situaciones individuales".

Al respecto, en particular, para los divorciados vueltos a casar hace hincapié en "la necesidad de repensar las formas de exclusión que se practica actualmente en el campo litúrgico-pastoral, educativo y de caridad", para que estos fieles "no están fuera de la Iglesia": se reflexiona, por lo tanto, en la "oportunidad para dejar caer estas exclusiones". Los caminos de integración pastoral son, sin embargo, precedidos por "un discernimiento apropiado" y realizados "según una ley de gradualidad respetuoso de la maduración de las conciencias". Sobre el enfoque a la Eucaristía para divorciados vueltos a casar, el Instrumentum destaca "consentimiento mutuo" en el supuesto de un "camino de la penitencia" bajo la autoridad de un obispo, basado en el arrepentimiento, en la verificación de la nulidad del matrimonio y la decisión de vivir en continencia. Otros se refieren a un "proceso de aclaración y reorientación", en la cual la persona esté acompañada por un sacerdote. En relación a la comunión espiritual se recuerda que "ella presupone la conversión y el estado de gracia, y está conectado con la comunión sacramental".

Mons. Forte entonces recordó la solicitud general procedente de todo el mundo para simplificar los procedimientos en los casos de nulidad matrimonial que debe ser gratuita. "Asimismo, se destacó la importancia de considerar la importancia de la fe de aquellos que se casaron en un posible reconocimiento de la nulidad del vínculo. La preparación de los operadores en este campo y el aumento de los tribunales eclesiásticos son datos en los que hay una insistencia generalizada, así como en la importancia de las líneas pastorales comunes, que apuntan a la integración de los divorciados vueltos a casar civilmente en la comunidad cristiana. Para llevar a cabo estos objetivos muchos proponen la definición de una forma específica de penitencia. También se pide mejorar la distinción y la relación entre la comunión espiritual y la comunión sacramental de los que están en situaciones difíciles o irregulares. Se presta una atención especial a las situaciones derivadas de matrimonios mixtos y las personas con disparidad de culto, mientras que las particularidades de la tradición ortodoxa y del ejercicio en esa práctica de apaciguamiento misericordioso con algunas situaciones difíciles es tratada con respeto en la diversidad de la teología y de la praxis católica. Por último, se recomienda una atención pastoral adecuada para el acompañamiento de las familias en las que viven personas con tendencia homosexual y de estas mismas personas".

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