18/08/2020, 11.34
CHINA
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Beijing: ‘Autosuficiencia’ y ‘autarquía’, los dos pilares contra el ‘decoupling’ de los EEUU

de Willy Lam

En el mes de octubre tendrá lugar el V Pleno del Comité Central del Partido Comunista Chino, que decidirá las líneas directrices del XIV Plan quinquenal. Xi Jinping procura un “crecimiento económico seguro”. La búsqueda de una autosuficiencia tecnológica y alimentaria. El desarrollo autárquico, para combatir la desocupación generada por la pandemia (y la amenaza comercial de los EEUU). Hasta ahora, el gobierno chino no ha logrado plantear reformas serias en lo que respecta al mercado.

Hong Kong (AsiaNews) – Xi Jinping ha dado máxima prioridad a una política centrada en el consumo y la innovación internos, para garantizar “un crecimiento económico seguro”. Beijing apunta a desarrolar una “gran circulación interna” para limitar el impacto del posible “decoupling” de los EEUU y de la pandemia de Covid-19. Cobra un nuevo auge el valor maoísta de la “autosuficiencia autárquica”. Presidente chino: “Las tecnologías que son fundamentales no pueden adquirirse en el exterior. Hay que garantizar la seguridad alimentaria, evitando el derroche de comida”. Reto a la desocupación: como sucedía en la época maoísta, 10 millones de estudiantes se trasladarán al campo “para aprender de las masas” y buscar un empleo. Para superar la crisis pandémica, y aquella geopolítica, que rige con Washington, Xi apuesta una vez más a la centralización del poder, sin siqueira considerar la posibilidad de una apertura, como el gradual retiro del Partido-Estado de la economía. El análisis del periodista y politólogo Willy Lam. Gentileza de la Jamestown Foundation (traducido al español por AsiaNews).

 

Introducción

El secretario general del Partido Comunista Chino (PCC) Xi Jinping ha dado máxima prioridad a las políticas de consumo interno e innovación para asegurar un “crecimiento económico seguro” y contrarrestar los aparentes esfuerzos del presidente de los EEUU Trump para boicotear las compañías y productos chinos del segmento de alta gama. Según el encuentro del Politburó del PCC mantenido a fines del mes pasado, el Comité Central del PCC actualmente en el gobierno tendrá en octubre su Quinto Pleno - esto es, un quinto encuentro de la totalidad de los miembros del Comité Central del PCC, tal y como fueron seleccionados durante el XIX Congreso del Partido, en el 2017.  En el mes de octubre, por tanto, se formularán las estrategias de fondo del XIV Plan Quinquenal (2021-2025) y se habrán de delinear los planes hasta el año 2035. Según el comunicado del Politburó, “El período del décimo cuarto Plan Quinquenal [cubrirá] los primeros cinco años posteriores a la consecución de una sociedad moderadamente próspera por parte de China, en todos sus aspectos… El período también marcará para el país seguir edificando sobre estas bases, para embarcarse en un nuevo viaje hacia la meta del segundo centenario: construir un país socialista moderno”  (Xinhua, 31 de julio).

 

“La gran circulación interna”, nuevo foco de la política económica 

En los grandes planes que se delinean en esta fase del proyecto, el lei motiv será la seguridad — y la capacidad de los altos cuadros del PCC, liderados por Xi, de controlar los recursos económicos y políticos de la nación, “Debemos procurar un desarrollo de mayor calidad, con una mayor eficiencia y un mayor [grado de] justicia, mayor sostenibilidad y seguridad”, agregó el Politburó. “Debemos buscar una síntesis [en la que converjan] escala, velocidad, eficiencia y seguridad”. Es la primera vez que se atribuye semejante protagonismo al desarrollo “seguro” en la agenda nacional. Para lograr este nuevo objetivo prioritario, la plana de líderes del PCC ha postulado una estrategia: la “doble circulación, interna e internacional”  (国内国际双循环, guonei guoji shuangxunhuan).  Circulación es una palabra clave, para asegurar que las operaciones de la cadena de abastecimiento, producción, logística, ventas y consumo se desarrollen sin asperezas. Citando la célebre teoría de Mao de la “guerra prolongada”, el Politburó dijo que el país se abocaría sin descanso a establecer “una nueva modalidad de desarrollo en la cual el foco principal sea una vasta circulación interna, con la implementación de una doble circulación, interna e internacional, de mutuo beneficio” (People’s Daily, 31 de julio; Ming Pao [Hong Kong], 31 de julio; South China Morning Post, 20 de julio).

Si bien en el comunicado del Politburó no se menciona a los Estados Unidos, hay que atribuir cierta verdad a lo expresado por el ex asesor de Seguridad Nacional de los EEUU John Bolton, en el sentido de que “el desacople [decoupling] entre los EEUU y China ya está ocurriendo”. (FCCHK, 16 de julio). Al margen de la disputa geopolítica, hay otros indicios de que la administración Trump está apartándose de una relación simbiótica entre la economía china y la americana, cuyo comienzo estuvo marcado por el ingreso de China a la Organización Internacional Mundial del Comercio (OMC) allá por el 2001, y por la instauración de “relaciones comerciales normales y permanentes” entre China y los EEUU” (comunicado de la Casa Blanca, 27 de diciembre de 2001).

Poco después de asumir el mando en el 2017, Trump procuró limitar las ventas globales de firmas chinas de tecnología de punta como Huawei y ZTE, debido a las presuntas amenazas que estas compañías plantean a la seguridad nacional estadounidense. A principios del mes en curso, la Casa Blanca prohibió en el mercado americano el uso de aplicaciones chinas exitosas y prometedoras como TikTok y WeChat; incluso es posible que TikTok sea forzada a firmar su adquisición por parte de Microsoft. Es más, en caso de constatarse que las compañías chinas no se adecúen a las normas de contabilidad de los EEUU, éstas podrían ser eliminadas de la Bolsa de Nueva York (Finance.sina.com.cn, 7 de agosto; Caixin Global, 9 de junio).

 

Las perspectivas de un retorno a la autarquía económica china 

Desde cierto punto de vista, el mercado chino parece lo suficientemente grande como para generar crecimiento e incluso un desarrollo en el rubro de la tecnología de punta. Más allá de las consabidas acusaciones de robo de la propiedad intelectual, las autoridades chinas han afirmado que el consumo sostenido y la ayuda del gobierno han ayudado a la tecnología china a ubicarse en la vanguardia mundial en áreas como la IA (inteligencia artificial) y las redes 5G. Siendo un reconocido estudioso de Mao,  Xi ha hecho frente a los embates de la administración Trump enfatizando el valor maoísta de la ziligengsheng (自力更生), es decir, “la autosuficiencia de una autarquía”. Una frase que Xi gusta decir es: “Las tecnologías clave no pueden ser adquiridas [en el extranjero]”. “La ‘vida’ de las empresas reside en sus derechos de propiedad intelectual. Las empresas deben lograr incesantes avances en las principales tecnologías” (China.com.cn, 29 de diciembre de 2018).

La cúpula de gobierno de Xi esperaba obtener ventajas para la reconstrucción e inversión a gran escala luego de la pandemia de Covid-19, y así elevar la tecnología china a un próximo nivel (China Brief, 1o de Mayo). En su recuento de proyectos regionales a larga escala, First Financial Daily destaca que ocho importantes provincias han anunciado inversiones cercanas a los 3,6 billones de dólares (25 billones de dólares renminbi) (Reportrc.com, 9 de marzo; Apple Daily, 2 de marzo). Por dar un ejemplo, las tres compañías chinas más grandes en el área de TI planean invertir más de 25.9 millardos (180 millardos de renminbi) en operaciones relacionadas con 5G (Economic Observation Net, 24 de marzo). Sin embargo, de acuerdo con el sinólogo y sociólogo Ho-Fung - radicado en los EEUU-, pese a que China se ha jactado de inventos de tecnología de punta, la industria china sigue dependiendo de la importación de equipos y componentes clave, de fabricación occidental. Como los Estados Unidos ahora han impedido el acceso de China al conocimiento americano, “la explosión de la burbuja del sueño tecnológico de Xi Jinping tuvo lugar antes de lo previsto” (Radio Free Asia, 29 de julio).

Otro objetivo primordial del “desarrollo económico auto-suficiente” es garantizar la seguridad de los alimentos. Los medios oficialistas citaron el 11 de agosto pasado una declaración de Xi en la que él afirma que si bien China ha tenido cosechas extraordinarias en los últimos años,  debe “adoptar una mentalidad de crisis para promover la seguridad alimentaria”.  Xi afirmó: “Debemos ser resolutivos y dejar de derrochar comida, y comenzar a alimentar el hábito de la frugalidad” en la comida y en la bebida (Gov.cn, 11 de agosto). Por otro lado, durante un viaje a la provincia de Jilin, en la cual la agricultura es la actividad predominante, el líder del partido dijo: “debemos colocar la seguridad de los granos en un lugar preeminente y jamás distendernos [en el objetivo] de aferrarnos a la producción de granos. En la agricultura, debemos apresurarnos a cambiar los métodos de producción”. Como ejemplo, los asesores de Xi instan a una mayor experimentación en la agricultura colectiva en tres provincias del noreste (People’s Daily, 25 de julio). Sin embargo, dado que China debe importar hasta el 30 por ciento de los productos, puede que nunca logre una agricultura autosuficiente en lo que respecta a la agricultura o a los granos. A pesar de ello, los líderes del PCC han advertido que China no debe volverse dependiente de las importaciones provenientes de países potencialmente hostiles, como los Estados Unidos. (Apple Daily, 11 de agosto).

Otra meta fundamental en el “desarrollo seguro” autárquico es hallar empleo para los trabajadores que han quedado cesantes a raíz de la crisis desatada por el coronavirus. A finales de abril, USB Securities determinó que hasta 80 millones de empleos podrían haberse perdido en áreas como servicios, en la industria y en la construcción. Por otro lado, hay 10 millones más de empleos que podría evaporarse en el sector de las exportaciones, ya que las órdenes se detienen y las empresas evitan las aglomeraciones de trabajadores debido al persistente temor por la pandemia (Radio French International, 30 de abril).

El liderazgo de Xi ha recurrido a otra solución maoísta para el desempleo: impulsar a los graduados secundarios y universitarios a trasladarse al campo “para aprender de las masas”. El 26 de marzo, las autoridades gubernamentales y partidarias publicaron una “opinión sobre la promoción de la educación laboral entre los estudiantes de primaria, secundaria y universitarios en la nueva era”. Durante la Revolución Cultural, Mao procuró resolver parcialmente la situación de desempleo en China, enviando a los estudiantes “a las montañas y a las aldeas”. Durante este año, se estima que 10 millones de estudiantes serán “enviados” al campo, en busca de trabajo (PRC Government, 26 de marzo; Radio French International, 11 de abril, 2019; China Brief, 29 de abril, 2019).

A pesar de la aparente afición de Xi por reinstalar normas maoístas, los medios oficiales niegan que haya un retorno de Beijing a las políticas económicas autárquicas del Gran Presidente. Por ejemplo, a principios de agosto, un columnista oficialista de la agencia Xinhua señaló que si bien el nuevo esquema de desarrollo centrado en la circulación interna “hace mayor hincapié en la auto-suficiencia”, no es correcto interpretarlo como una menor apertura o una interacción menos activa con los mercados del exterior”. Un comentario publicado en la misma época en People’s Daily destacaba que la estrategia de una gran circulación interna  apunta a “facilitar una mayor conectividad entre el mercado interno y los mercados del exterior, con miras a un crecimiento más sostenible y resiliente” (Xinhua, 5 de agosto). Sin embargo, aparte de comprar más productos agrícolas a los Estados Unidos, algo esencial para la “seguridad alimentaria” de la nación, Beijing aún debe demostrar a Occidente que su intención es procurar reformas para lograr mercados y operaciones comerciales más equitativos. (Cn.reuters.com, 31 de julio; Finance.sina.com.cn, 15 de julio).

Conclusión

Un aspecto positivo de esta “nueva guerra fría” entre los Estados Unidos y China es que las negociaciones todavía tienen lugar en el marco de la “segunda fase” del acuerdo comercial. Al  menos desde el punto de vista americano, “la segunda fase” lidia fundamentalmente con los reclamos de los Estados Unidos respecto a una flexibilización de los controles del Partido-Estado chino sobre la economía - y en particular, sobre los grupos empresarios estatales.  El vice primer ministro Liu He (刘鹤), principal asesor de Xi en temas económicos, parece optimista sobre la simbiosis de la circulación interna y externa”. Liu dijo que “todavía afrontamos una presión relativamente masiva de una economía en baja”, pero también destacó que la situación está mejorando”: “en términos generales, se está moldeando un nuevo escenario de circulación interna, con una circulación doble, interna-externa, de mutuo beneficio”. (First Financial News, 19 de junio). Lo que Liu y sus colegas no han ofrecido hasta ahora son reformas orientadas al mercado, acompañadas de un retiro gradual del Partido-Estado del ámbito de la economía. 

En efecto, en línea con los plenos anteriores,  estos cónclaves de alto nivel están llamados a elogiar al Secretario General Xi por su contribución al “Socialismo con características chinas para la nueva era”. De unos años a esta parte, se ha dicho que las teorías de Xi en materia de economía, política exterior y defensa son un ejemplo de “la fuerza de la verdad del Marxismo chino del siglo XXI”  (Guangming Daily, 27 de febrero de 2018). Tal como ha señalado el sinólogo y columnista Sun Jiaye, residente en Hong Kong, el hecho de que el Quinto Pleno  tenga el propósito de establecer las políticas económicas de aquí al 2035 es una clara demostración de que Xi - tantas veces definido como el “Mao del siglo XXI”- está decidido a permanecer como líder supremo de la nación hasta que alcance los ochenta años de edad (Ming Pao, 6 de agosto). En este momento, no parece haber voces partidarias que se opongan a esta concentración excesiva de poder en la cúpula donde se toman decisiones, un sello distintivo de Xi desde que asumió el mando en el 2012.  El mayor interrogante es si el estilo maoísta en la toma de decisiones podrá restaurar las reformas necesarias - especialmente tras la pandemia -  para que el país se vuelva competitivo frente a una alianza occidental liderada por los EEUU.

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