25/02/2020, 13.34
EGIPTO
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Murió Hosni Mubarak, el ex presidente derrocado por la Primavera Árabe

El Cairo (AsiaNews) – El ex presidente Hosni Mubarak, quien fuera forzado a presentar su renuncia en la Primavera Árabe del 2011, falleció hoy a los 91 años de edad. Su cuñado, el Gral. Mounir Thabet, dio a la noticia explicando que hace pocos días, el ex mandatario había estado internado en el Hospital Militar de Galla, en El Cairo.

El jefe de Estado Abdel Fatah al-Sisi ya ha dado instrucciones para la organización de las exequias. Mubarak, enfermo desde hace tiempo y recientemente sometido a una cirugía, estuvo al mando del país de los faraones por casi 30 años.

Nacido el 4 de mayo de 1928 en la localidad de Kafr Al-Mousalha, gobernación de Menoufia, provenía de una clase media de provincias, trabajadora y de sello conservador. El padre era un funcionario de bajo rango, del Ministerio de Justicia. En 1947, aquél que luego se convirtiría en el último faraón de Egipto hizo su ingreso a la Academia Militar, para luego transferirse a la Escuela Aeronáutica, donde tres años después se convierte en instructor.  

En el poder desde 1981 hasta el 2011, en los últimos años y luego de las procesos judiciales que debió enfrentar, sufrió de una serie de problemas cardiovasculares, que lo debilitaron tanto física como espiritualmente. Según algunos analistas, era como si no lograse soportar la perspectiva de terminar sus días tras las rejas de una prisión y ver subir al poder a su sucesor, cuando aún estaba con vida. A diferencia de sus predecesores, Nasser y Sadat, él no murió cuando se encontraba en el poder, a pesar de haber guiado al país por un período más que largo. 

En marzo del 2017, la Corte de Casación de Egipto lo había declarado inocente de la acusación de haber participado en la matanza de casi 850 manifestantes y cuando menos 239 disidentes durante la revuelta estallada entre el 25 de enero y el 11 de febrero en la Plaza Tahrir. La sentencia llegó tras un largo proceso que comenzó en el 2012, y durante el cual Mubarak siempre se declaró inocente.  

Luego de la primera sentencia y de la pena de cadena perpetua, el caso se reabrió dos veces. Junto con la absolución, la Corte rechazó el pedido de los abogados de las víctimas, de reabrir la causa civil, cerrando de forma definitiva la controversia. En aquella época, el resultado no trajo mayores sorpresas para los familiares de las víctimas, considerando los lazos entre el actual presidente, al-Sisi, y Mubarak.

Si bien fue absuelto por los delitos más graves, como aquellos vinculados a los crímenes cometidos por el régimen de El Cairo contra sus ciudadanos en la época de la revuelta (en el cual murieron decenas de manifestantes), él sí fue juzgado culpable por delitos menores, vinculados a episodios de corrupción. Esto llevó al tribunal a disponer la prohibición de expatriarse, que en un primer momento también afectó a la familia. El 22 de febrero pasado, el tribunal finalmente absolvió a los hijos, Alaa y Gamal Mubarak, de todas las acusaciones. 

En el frente interno, sus años en el poder se caracterizaron por una dura lucha contra el extremismo islámico, que en sus 30 años en el poder asestó un golpe tremendo al país de los Faraones, con una serie de atentados gravísimos, como la masacre de Luxor de 1997 con más de 60 muertos y, dos años antes, el atentado (frustrado) de Addis-Abeba. A partir del 2004, Egipto fue nuevamente centro de reiterados atentados perpetrados por al-Qaeda, y utilizados como pretexto para justificar una represión durísima en el Sinaí y para el mantenimiento sine die del estado de emergencia. 

Su ascenso al poder tuvo por objetivo reprimir el extremismo islámico. Y a su caída, le sucedió -en las primeras elecciones libres - el líder de los Hermanos Musulmanes,  Mohammad Morsi, el presidente “democrático” que quería gobernar con la sharia (la ley islámica). En política exterior, Mubarak supo preservar - al menos, en los papeles - el tratado de paz con Israel, país que visitó una sola vez, para el funeral de Yitzhak Rabin en 1995. A esto se sumó el fortalecimiento de los lazos con el mundo árabe, la hospitalidad ofrecida a Yasser Arafat cuando éste fue expulsado del Líbano en 1983, y el apoyo a Irak en el conflicto con Irán, que le valió un nuevo acercamiento con las monarquías del Golfo y el retorno a la Liga Árabe en 1989.

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