29/06/2019, 12.50
CHINA-VATICANO
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P. Ticozzi: la Orientación para el clero en China, un paso adelante, aunque ‘un poco teórica y optimista’

de Sergio Ticozzi

Para el misionero del PIME, el documento difundido ayer responde a las preocupaciones de conciencia de muchos sacerdotes chinos. Pero no se percata de las profundas restricciones -que minan la fe católica- a las que se ve sometida la Iglesia china. Expresa el deseo de que la santa Sede también intervenga ante las autoridades chinas para salvaguardar la libertad de conciencia de los individuos y para evitar la instrumentalización de la religión con fines políticos.  

 

Hong Kong (AsiaNews) – “Un paso adelante” para disipar las ambigüedades en que se habían sumergido las relaciones entre Iglesia china, Santa Sede y Beijing, pero también “un discurso algo teórico y optimista” porque no toma en debida consideración las restricciones que pesan sobre la estructura de la Iglesia y sobre la vida de los católicos en China. Que, de hecho, manipulan “la doctrina católica”, que, por el contrario, la Santa Sede desea preservar. Son algunos elementos que el Pbro. Sergio Ticozzi, un misionero del PIME (Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras) que lleva viviendo más de 40 años en Hong Kong y en China, saca a relucir cuando comenta el documento publicado ayer por la Santa Sede, “Orientaciones pastorales de la Santa Sede sobre el registro civil del clero en China”. El Padre Ticozzi, que ha formado parte de la Comisión Vaticana de la Iglesia en China, impulsada por Benedicto XVI y disuelta bajo el pontificado del Papa Francisco, destaca que también es deseable que haya “otras intervenciones de la Santa Sede” ante las autoridades chinas, contra las restricciones que se aplican sobre los fieles, sacerdotes y obispos, y, “sobre todo, en relación a la instrumentalización de la religión con fines políticos”. El P. Ticozzi ha sido uno de los primeros en reclamar directivas de la Santa Sede sobre el modo en que ha de afrontarse el registro del clero, en vista del gran sufrimiento que atraviesan nuestros hermanos y hermanas que viven en China

 

La Santa Sede finalmente ha respondido a las preocupaciones de conciencia de muchos sacerdotes chinos que se ver forzados a oficializarse, registrándose a través de la Asociación Patriótica y aceptando los principios de autonomía e independencia de la Iglesia. 

Sin lugar a dudas, es positiva la declaración de que “la Santa Sede continúa solicitando que el registro civil del Clero se realice con la garantía de respetar la conciencia y las profundas convicciones católicas de las personas involucradas”. 

Esta carencia se da, según el documento, “a pesar del compromiso asumido por las Autoridades chinas, de respetar también la doctrina católica”. Por tanto, pareciera que el Acuerdo provisorio incluye este punto, pero dado que este sigue siendo secreto, las autoridades locales, con la connivencia de aquellas centrales, han seguido con la praxis de forzar al clero no-oficial a registrarse siguiendo las reglas vigentes y en algunos casos, restringiendo todavía más esas reglas. 

Otro punto positivo del documento de la Santa Sede es tratar de explicar cómo ha de entenderse el contenido del término ‘independencia’, es decir, “no en un sentido absoluto, es decir, como separación del Papa y de la Iglesia universal, sino relativo a la esfera política…”. Y tras haber enunciado los elementos nuevos de la situación actual, afirma que  “frente a estos hechos, es legítimo esperar una actitud nueva por parte de todos, incluso al afrontar cuestiones prácticas, que tienen que ver con la vida de la Iglesia”. “Todo esto es indiscutible, pero considerando los elementos nuevos subrayados, se tiene la impresión de que se trata de un discurso algo teórico y optimista: no toma en consideración los datos de hecho, a saber, las restricciones vigentes sobre los edificios de la Iglesia y, sobre todo, sobre la vida de los católicos (en particular, en relación a los jóvenes menores de 18 años) ni las medidas indebidas en nombre de la “sinización”. Sobre todo, no parece darse cuenta del claro intento de las autoridades chinas de reducir la Iglesia a una institución estatal y al clero, a funcionarios públicos. Y tampoco es considerada su valoración concreta del Acuerdo provisorio: lo instrumentalizan con fines políticos, hablando siempre del ‘Vaticano’ y no del “Sucesor de Pedro”, y no atendiendo “al compromiso asumido por las Autoridades chinas de respetar también la doctrina católica”, como el documento mismo admite. 

Las orientaciones pastorales subrayan justamente el respeto por la libertad de conciencia de los individuos, incluso sugiriendo modos concretos para su salvaguarda, si el texto de la declaración que se ha de firmar para el registro oficial no parece respetuoso de la fe católica. Además, “la Santa Sede comprende y respeta la decisión de quien, a conciencia, decide que no puede registrarse en las presentes condiciones”. ¡La Santa Sede también  debiera exigir la misma conducta a las autoridades chinas!

En conclusión, no cabe duda de que el presente documento es un paso adelante para aclarar las ambigüedades en que se halla la Iglesia en China, y las relaciones de la Santa Sede con las autoridades chinas. No obstante, es deseable que haya otras formas de intervención de la Santa Sede en lo que respecta a las mencionadas restricciones contra la Iglesia y sobre todo, en relación a la instrumentalización de la religión con fines políticos. 

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