11/02/2022, 14.43
VATICANO
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Papa, Jubileo 2025: ‘Peregrinos de la esperanza’ contra la soledad de la pandemia

La organización del Jubileo ha sido encomendada al Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización. En la carta a Mons. Fisichella, Francisco agradece a los "hombres y mujeres de ciencia" por haber encontrado un "primer remedio" para poder volver a la "vida cotidiana". La necesidad de "compartir con todos" los medicamentos que se necesitan. El camino para salir de la pandemia también pasa por “recuperar el sentido de la fraternidad universal”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En un período histórico marcado por la muerte en soledad, los cierres y las limitaciones causados la pandemia del Covid-19, es necesario "mantener encendida la llama de la esperanza" y "hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras". Es lo que escribe el Papa Francisco en una carta dirigida al presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella, convocando al Año Jubilar en 2025 bajo el lema "Peregrinos de la esperanza". El Pontífice expresa el deseo de que "el próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente ". 

En la carta a mons. Fisichella, el Papa recorre el último bienio marcado por la incertidumbre y el carácter provisorio de la existencia, factores que han “modificado nuestro modo de vivir”. “Como cristianos”, “compartimos con todos los hermanos y hermanos” el sufrimiento por una vida que ha quedado dada vuelta.  “Nuestras iglesias han sido cerradas, así como las escuelas, fábricas, oficinas, tiendas y espacios recreativos”, prosigue el pontífice. Incluso en esta etapa de profundo desconcierto, no ha faltado la esperanza que han traído “los hombres y mujeres de ciencia” que, con gran rapidez, “han encontrado un primer remedio que permite poco a poco volver a la vida cotidiana” 

Gracias a la vacuna y a los tratamientos que han surgido hasta ahora, el pontífice espera que confiemos plenamente “en que la epidemia pueda ser superada y el mundo recupere sus ritmos de relaciones personales y de vida social”. Y advierte que el objetivo “será más fácil de alcanzar en la medida en que se actúe de forma solidaria, para que las poblaciones más desfavorecidas no queden desatendidas, sino que se pueda compartir con todos los descubrimientos de la ciencia y los medicamentos necesarios”. El camino para salir de la pandemia también pasa por “recuperar el sentido de la fraternidad universal”, que debe impulsarnos a no cerrar los ojos “ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna. Pienso especialmente -agregó- en los numerosos refugiados que se ven obligados a abandonar sus tierras. Ojalá que las voces de los pobres sean escuchadas en este tiempo de preparación al Jubileo”. 

El Papa recordó en un pasaje a las Iglesias "latinas y orientales" llamadas en este tiempo a "intensificar el camino sinodal", invitando a un camino común que la Iglesia está llamada a recorrer para ser cada vez más claramente signo e instrumento de unidad en la armonía de la diversidad”. "Será importante ayudar a redescubrir las exigencias de la llamada universal a la participación responsable, con la valorización de los carismas y ministerios que el Espíritu Santo no cesa de conceder para la edificación de la única Iglesia”. “En esta perspectiva, las cuatro Constituciones del Concilio Vaticano II y el Magisterio de la Iglesia siguen siendo fundamentales para continuar el anuncio del Evangelio”. 

El Jubileo siempre ha sido un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social desde Bonifacio VIII en 1300, con el primer Año Santo. En el documento, firmado hoy en San Juan de Letrán, en el día en en que la Iglesia celebra el memorial de la Santísima Virgen de Lourdes, Francisco recuerda que el Jubileo es una oportunidad para el perdón de los pecados, la indulgencia "expresión plena de la misericordia de Dios" y la peregrinación de millones de fieles a los lugares santos. Como fue el caso del Gran Jubileo del año 2000 de San Juan Pablo II, que "introdujo a la Iglesia en el tercer milenio de su historia", "con la esperanza de que todos los cristianos, superadas sus divisiones históricas, pudieran celebrar juntos los dos mil años del nacimiento de Jesucristo". El Jubileo Extraordinario de la Misericordia nos ha permitido redescubrir toda la fuerza y la ternura del amor misericordioso del Padre, para que a su vez podamos ser sus testigos”.

La organización del Año Santo estará a cargo del dicasterio dirigido por monseñor Fisichella. Los preparativos deberán. combinar la dimensión espiritual con la vida social "para construir una unidad coherente". Por último, se recuerdan las cuestiones ecológicas y medioambientales que tanto preocupan al Santo Padre: "Sintiéndonos todos peregrinos en la tierra en la que el Señor nos ha puesto para que la cultivemos y la cuidemos (cf. Gn 2,15), no descuidemos, a lo largo del camino, la contemplación de la belleza de la creación y el cuidado de nuestra casa común”. Tras encomendar la Iglesia a María, el Papa lanzó una última invitación a la oración, que sigue siendo la "vía maestra hacia la santidad".

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