30/09/2019, 17.38
VATICANO
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Papa: el misionero es aquél que ‘vive la valentía del Evangelio sin demasiados cálculos’

Al recibir a las delegaciones de los institutos misioneros fundados en Italia, Francisco dijo: “No teman dar testimonio de Jesús incluso allí donde resulte incómodo o poco conveniente. Dar testimonio con toda la vida”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Misionero es aquél que “vive la valentía del Evangelio sin demasiados cálculos, y que a veces va más allá del sentido común, porque se ve empujado por la confianza, depositada exclusivamente en Jesús”, ya que “no existe otra razón sino Cristo Resucitado para decidir partir, dejando atrás los afectos más queridos, el país de uno, sus amigos y la cultura propia”. La decisión de convertirse en misionero en el mundo actual, incluso en situaciones difíciles, fue el tema central del encuentro que hoy tuvo Francisco con las delegaciones de los institutos misioneros fundados en Italia, en la vigilia del Mes misionero extraordinario. 

“Que el anuncio de la belleza, de la alegría y de la novedad del Evangelio – dijo Francisco - sea explícito e implícito, que toque todas las situaciones de la aventura humana. No tengan temor de dar testimonio de Jesús, incluso allí donde resulte incómodo o poco conveniente. Dar testimonio con toda la vida, no con metodologías empresariales que responden más a un espíritu de proselitismo que a una verdadera evangelización. No olviden que el protagonista de la evangelización es el Espíritu Santo. Él, el Señor, sabrá encontrar la forma de hacer que eche raíces esa pequeña semilla, que es su nombre pronunciado con amor por un misionero o por una misionera, y transformarlo, poco a poco, en una planta de fe firme, bajo cuya sombra muchos podrán descansar.  La semilla bajo tierra… me viene a la mente una cosa que me dijo el Cardenal Hummes: él está jubilado, pero es el responsable del Episcopado brasileño para toda la región del Amazonas, y cuando va a un pueblo, a una localidad, una de las primeras cosas que hace es ir al cementerio, a visitar las tumbas de los misioneros y misioneras. Él me contó esto y luego agregó: ‘Todos ellos merecen ser canonizados, por la semilla que arrojaron allí. Un pensamiento bello”. 

“Me ha conmovido oírlos repetir, sin vacilar: ‘Somos misioneros y misioneras ad gentesad extraad vitam’. Y no lo dicen como un eslogan – ¡esto sería peligroso! –, sino con las motivaciones necesarias y precisas. Lo dicen sin triunfalismo y sin ánimo de desafiar, es más, con la conciencia de la crisis actual, que es tomada como una oportunidad de discernimiento, de conversión, de renovación. Con la consagración a la misión ad gentes, ustedes dan su aporte particular a la tarea de evangelización de toda la Iglesia. Con la riqueza de los carismas de sus institutos - ustedes interpretan el mensaje de la Evangelii nuntiandi de San Pablo VI, el de la Redemptoris missio de San Juan Pablo II y el de la Evangelii gaudium. Y con esta hermenéutica encarnada en su vida y en sus comunidades, enriquecen el sentir y el caminar de la Iglesia”. 

“Ayuden a mantener viva en el pueblo de Dios la consciencia de estar constitutivamente “en salida”, enviados a llevar a todos los pueblos la bendición de Dios, que es Jesucristo. Y además ayudan a recordar que la misión no es una obra individual, de “campeones solitarios”, sino que es comunitaria, fraterna, compartida. En este sentido, la colaboración entre sus institutos es un valor agregado: ¡Sigan así!”.

“Otro aporte típico que ustedes ofrecen a la Iglesia es hacer ver que la misión no marcha ‘en un solo sentido’ – desde Europa, al resto del mundo; estos son vestigios del antiguo colonialismo –, sino que vive de un intercambio, que ya es evidente pero que debe ser acogido como un valor, un signo de los tiempos. Hoy en día, la mayor parte de las vocaciones sacerdotales y religiosas surge en territorios que anteriormente solo recibían misioneros. Por un lado, este hecho incrementa en nosotros en sentimiento de gratitud hacia los santos evangelizadores que, con grandes sacrificios, han sembrado en estas tierras; y por otro, constituye un desafío para las Iglesias e Institutos: un desafío para la comunión y para la formación. Pero es un desafío que debe ser acogido sin miedo, con confianza en el Espíritu Santo, que es un Maestro en armonizar diversidades”.   

“Es necesario redescubrir la fascinante aventura de acercarse, de hacerse amigos – prosiguió - de acogerse y de ayudarse. Esta actitud compete a todos: sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos. El tema del octubre misionero extraordinario 2019 es ‘Bautizados y enviados’, elegido precisamente para recordar que la naturaleza intrínseca de la Iglesia es misionera. La Iglesia existe en camino; en el sofá, no está la Iglesia”.

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