27/01/2023, 13.05
INDIAN MANDALA
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Rajastán: cuando los padres mueren de silicosis, los hijos tienen que sustituirlos

de Alessandra De Poli

En los últimos años se registraron más de 48.000 casos de lesiones pulmonares por inhalación prolongada de sílice en este estado del norte de la India. El gobierno local estableció planes de indemnización para las familias. Sin embargo, sigue habiendo muchas dificultades, especialmente relacionadas con la extendida presencia de minas ilegales.

Milán (AsiaNews) - Lo llaman "el pueblo de las viudas" porque allí viven al menos 40 mujeres que perdieron a sus maridos a causa de la silicosis por trabajar toda una vida en las minas. Y ahora, para seguir manteniendo a la familia, sus hijos se ven obligados a ocupar el lugar de los padres. Gandero ki Dhanni, en el estado indio de Rajastán, forma parte de un grupo de pueblos situados en un cinturón minero de arenisca. Entre 2018 y enero de 2023, se registraron 11.462 casos de silicosis solo en el distrito de Jodhpur, mientras que en todo el estado, las cifras oficiales contabilizan al menos 48.448 casos.

Conocida como "Patthar ki bimari", la enfermedad de la piedra, la silicosis ataca los pulmones debido a la exposición al polvo de sílice: los cristales, inhalados durante un periodo prolongado, provocan pequeñas heridas que en la mayoría de los casos conducen a una muerte prematura, a menudo antes de los 40 años. La situación es conocida desde hace tiempo en India, al punto de que en 2019 Rajastán introdujo una "política de neumoconiosis" (término que engloba todas las enfermedades pulmonares causadas por la inhalación de polvo nocivo) con el fin de registrar las minas, tratar a los trabajadores enfermos e indemnizar a las familias que perdieron un familiar a causa de la silicosis.

Rajastán es el estado indio con mayor número de arrendamientos mineros, con más de 33.000 licencias, la mayoría para extracción de arenisca. Pero hasta 2014, se estimaba que había al menos 12 mil minas ilegales solo en los alrededores de Jodhpur. Estas no están bajo control gubernamental y no aplican ningún mecanismo de protección para los trabajadores. Algunas pueden ser canteras tan pequeñas como de 30 por 60 metros y emplear de cinco a ocho personas, que ganan de 30 a 50 rupias al día (los hombres) o de 15 a 30 rupias al día (las mujeres). En ambos casos, se trata de unos pocos centavos de euro.

Desde 2019, el gobierno estatal concede una cantidad de 300 mil rupias (menos de 3.400 euros) a los enfermos de silicosis y otras 200 mil (2.260 euros) a la familia en caso de fallecimiento, mientras que las viudas reciben una pensión por invalidez de 1.500 rupias (17 euros) al mes. Para obtener los beneficios que concede el Estado, es necesario presentar un certificado médico que acredite la enfermedad. Pero no todo el mundo consigue obtenerlo: en algunos casos, el trabajo en las minas desgasta las yemas de los dedos de manera que ya no se pueden recoger las huellas dactilares y, por tanto, no es posible demostrar la identidad. Los que lo han recibido dicen que sigue siendo demasiado bajo. O muchas veces los trabajadores ni siquiera conocen los planes propuestos por el gobierno. Por eso, incluso los hijos de los mineros, conscientes de los riesgos, deciden seguir los pasos de sus padres, con la esperanza de que así sus hermanos menores puedan continuar sus estudios.

Muchas veces se trata de niños de apenas 11 años que faltan a clase o van a la mina por las tardes después del colegio y sobre los que no se encuentran datos ni estadísticas. "Casi no se informa a la policía sobre este asunto", declaró a IndiaSpend Priyank Kanoongo, presidente de la Comisión Nacional para la Protección de los Derechos de la Infancia. "Las empresas extranjeras quieren que sus productos estén libres de trabajo infantil, pero aquí ninguna industria quiere que la controlen". Las estimaciones de la organización sin ánimo de lucro Mine Labor Protection Camp Trust indican que hay al menos 375.000 menores que trabajan en minas en todo Rajastán, y que el número de niñas duplica al de niños.

Los esfuerzos de las autoridades locales continúan: por ejemplo, antes de que acabe el mes se organizarán campamentos educativos sobre la silicosis en todo Rajastán. Pero al mismo tiempo los problemas persisten, sobre todo, por la presencia de la minería ilegal, que incluso los funcionarios estatales reconocen que está muy extendida. También se ofrece rehabilitación y ayuda económica a los trabajadores que proceden de otros estados indios, por ejemplo; sin embargo, como suele ocurrir, los propietarios de las minas no los contratan legalmente ni los reconocen como empleados, y los trabajadores no tienen derecho a ningún tipo de indemnización cuando contraen silicosis.

 

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