01/03/2023, 13.31
COREA DEL SUR-VATICANO
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Un libro sobre la historia y la Corea del Card. Lázaro You Heung-sik

de card. Lazzaro You Heung-sik *

El Prefecto del dicasterio para el Clero, obispo emérito de Daejeon, y el primer coreano en la cúpula de la Curia romana relata en un volumen su encuentro con el cristianismo, la misión y también los desafíos para los sacerdotes de hoy. En el prefacio, el Papa Francisco escribe: "Necesitamos escuchar el testimonio audaz de las Iglesias de Oriente".

Milán (AsiaNews) - El descubrimiento del cristianismo cuando frecuentaba una escuela católica, su bautismo a los 16 años, la importancia de la figura de San Andrés Kim en su propia vida. Pero también su propio ministerio como sacerdote y obispo en Corea, su sorpresa cuando el Papa Francisco lo llamó para trabajar en la Curia Romana, los desafíos para el sacerdocio y la Iglesia de hoy. Estos son los temas que el Card. Lazarus You Heung-sik, -de 71 años, Prefecto del Dicasterio para el Clero y primer coreano en la cúpula de un organismo vaticano- aborda en el libro "Come la folgore viene da Oriente" (Como el fulgor viene de Oriente), que está llegando a las librerías italianas a través de Edizioni San Paolo.

El libro -fruto del diálogo con don Francesco Cosentino- está introducido por un prefacio del Papa Francisco, que expresa su gratitud al Card. You por este libro y por su servicio a la Iglesia. "Con su trato amable y afable -escribe Francisco- nos permite recoger los frutos de una fe sembrada en la tierra de los mártires y germinada con sencillez gracias al testimonio gozoso de una Iglesia viva". "Todos nosotros necesitamos esta luz que viene de Oriente -continúa el Papa-. Necesitamos escuchar el testimonio audaz de tantas hermanas y hermanos que, con entusiasmo y a pesar de pasar por muchos sufrimientos, acogieron a Jesús con los brazos abiertos como lo hizo el viejo Simeón, recibiendo la predicación de san Andrés Kim y de tantos misioneros que entregaron su vida por la alegría del Evangelio. Necesitamos "descentralizarnos", haciendo un viaje a Oriente y poniéndonos en la escuela de un modo de vida espiritual y eclesial que puede revigorizar nuestra fe. Y necesitamos recordar que, incluso en la dificultad y la oscuridad, el Señor viene como un rayo de luz. Y Él quiere iluminar nuestras vidas".

Publicamos a continuación un breve fragmento del libro -lleno de relatos del Card. You sobre episodios de su vida en Corea-  en el que, recordando un capítulo de los años de su formación, el Prefecto del Dicasterio para el Clero habla sobre la vocación misionera de todo bautizado. 

En Corea, incluso los que eligen el camino del sacerdocio deben hacer el servicio militar. Yo lo hice 32 meses y me enviaron a una zona peligrosa, casi en la frontera con Corea del Norte.

Allí, por supuesto, no había misa dominical. Empecé a hacerme preguntas sobre mi identidad como cristiano y sobre el hecho de ir a misa los domingos. Necesitaba encontrar una manera, pero al final también empecé a pensar: ¿qué significa en el fondo ser cristiano? ¿Cuándo soy cristiano? Ante todo, cuando vivo el Evangelio del Señor. Y así, con mucho valor, me dirigí a la autoridad militar superior para pedirle permiso para que algunos de nosotros nos pudiéramos reunir el domingo, para hacer un encuentro sobre la Palabra de Dios. Me lo concedieron y empezamos cuatro, en un rincón del comedor. No podíamos celebrar misa, pero hacíamos una liturgia de la Palabra. Y esos cuatro se convirtieron en cinco, después diez. Y finalmente, en Navidad de ese año, veinte personas recibieron el Bautismo.

Para mí fue otro gran signo de la presencia de Jesús en mi vida; no se había presentado en circunstancias especiales o religiosas, sino mientras yo vivía una experiencia como el servicio militar, en un lugar no muy tranquilo, con pocas comodidades, sin ni siquiera poder celebrar la Misa dominical. Sin embargo, una vez más me había salido al encuentro en la Palabra y aquella liturgia semanal había acercado a otros a la fe, había sido un instrumento de evangelización.

Quizá también hoy sea necesario plantearnos algunas preguntas sobre las liturgias que celebramos y si el número de misas que programamos se corresponde con una oportunidad para conocer de verdad y de cerca al Señor. Si son un camino privilegiado para descubrir la fe o una costumbre, si transmiten la Palabra viva del Señor que toca la vida o se reducen a una repetición, sólo para satisfacer un precepto. El cristianismo no consiste en satisfacer una obligación cultual y moral, es ante todo dejarse alcanzar, interpelar y tocar por la Palabra del Señor.

E incluso en esta experiencia, fue importante un signo concreto a través del cual "vivir la Palabra". Marchábamos de noche y por muchos kilómetros, con nuestras mochilas al hombro. Vi que uno de mis compañeros estaba muy cansado y me ofrecí a llevar también su fusil, que pesaba bastante; un poco más tarde, en un momento de pausa, aquel amigo me preguntó cómo era que todos estaban cansados y abatidos y yo, en cambio, estaba contento. Por supuesto que yo también estaba cansado, pero tal vez mi fe y mi encuentro con Jesús me daban la fuerza para estar interiormente sereno, y eso también se notaba en el exterior. Le hablé a esa persona de Jesús y él también recibió el Bautismo. Cuando los demás ven nuestra alegría de cristianos, se contagian.

* Prefecto del dicasterio para el Clero

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