21/01/2022, 15.51
TURQUÍA-ARMENIA
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Una negociación entre Ankara y Ereván que conviene a todos

de Marta Ottaviani

La primera ronda de conversaciones se llevó a cabo en Moscú, y pronto podría seguir una segunda, probablemente en Turquía. La paz sacaría a Armenia de un aislamiento económico que la convierte en la ex república soviética más pobre del Cáucaso, Erdogan necesita un éxito ante el desplome de la lira turca y el Kremlin vería acrecentada su reputación en el ámbito diplomático. El nodo del reconocimiento del Genocidio Armenio.

Milán (AsiaNews)- ¿Turquía y Armenia están haciendo las paces? Podría ser el momento oportuno. Siempre y cuando se puedan sortear los obstáculos más espinosos y todos consigan lo suyo. El hecho es que a la primera ronda de negociaciones que tuvo lugar en Moscú a mediados de enero podría seguir pronto una segunda, a pesar de todas las dificultades y controversias, sobre todo por parte de Ankara, que hubiera querido ajustar (diplomáticamente) cuentas con Ereván de manera independiente, sin la intervención de Rusia.

En cambio el Kremlin está bien presente y ciertamente no piensa perder una oportunidad de oro para aumentar su peso en la escena internacional y sobre todo en el Cáucaso.

Las relaciones diplomáticas entre Armenia y Turquía se interrumpieron en 1993, cuando Ankara cerró su frontera tras la guerra entre Armenia y Azerbaiyán por el control de Nagorno-Karabaj, región de mayoría armenia pero en territorio azerbaiyano. Tensiones que se han repetido periódicamente en los últimos años y que en 2020 desembocaron en un conflicto con el apoyo decisivo de Turquía a Bakú.

Desde entonces, el Cáucaso se ha vuelto aún más inestable. Moscú corre el riesgo de perder su preeminencia natural y ha comprendido que en este momento, por diversas razones, una mediación exitosa beneficiaría a todos.

Armenia podría salir de un aislamiento económico y comercial que la ha convertido en la ex república más pobre del Cáucaso Sur. Turquía se rehabilitaría a los ojos de la comunidad internacional y podría conseguir importantes oportunidades, sobre todo en el ámbito de la infraestructura, operando en un país que todavía está atrasado en muchos aspectos. Permanece sin embargo el enorme interrogante sobre el reconocimiento del Genocidio Armenio de 1915, perpetrado en tiempos del Imperio Otomano con un saldo de cerca de un millón de muertos y que Ankara siempre se ha negado a reconocer, probablemente sobre todo por motivos económicos.. .

Pero teóricamente el más beneficiado sería Moscú. De hecho, daría la impresión de que la capital rusa ya cree tener la victoria en el bolsillo. El Kremlin vería muy reforzada su reputación en el ámbito diplomático y obtendría una posición hegemónica en las rutas comerciales que automáticamente se abrirán en la región.

Para Ankara la perspectiva va en sentido contrario. Por una parte, Turquía ha enviado a Moscú a un diplomático de alto perfil como Serdar Kiliç, exembajador en Estados Unidos y hombre de confianza del ministro de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu. Una señal de que el gobierno turco tiene confianza en esta posibilidad y está dispuesto a invertir lo que haga falta. No obstante, en los pasillos del poder no es poco el fastidio por una negociación cuyos hilos están en manos de Moscú, cuando deberían haberla manejado los dos países interesados. Por lo tanto si el acto inaugural de estas negociaciones se realizó en la capital rusa, el siguiente paso será en uno de los dos países, preferentemente Turquía, donde el presidente Erdogan tiene serios problemas de consenso por la devaluación de la lira turca y una inyección de aprobación sería muy conveniente para su imagen.

Esto es en los papeles. Pero algunos piensan que esta operación de mediación podría volverse al final en contra de Moscú. Ali Askerov, profesor asociado y jefe del Departamento de Conflict Studies de la Universidad de North Carolina-Greensboro, cree que la mediación entre Turquía y Armenia es 'posible', pero que las relaciones entre ambas partes seguirán después su propio curso, fuera del control de Moscú y,  por lo tanto, podrían evolucionar de manera diferente a la prevista por el Kremlin.

“Razonando en términos de real politik – explica el profesor Askerov a AsiaNews – si Turquía y Armenia encuentran un compromiso en el que ambas partes puedan salir ganando de una manera más o menos equilibrada, entonces Rusia podría ser, al final, la que más salga perdiendo. Podrá desarrollar nuevas sinergias, pero sin controlar el proceso de normalización y las oportunidades resultantes".

En resumen, Moscú lo habría hecho demasiado fácil. Y las relaciones con Turquía, un aliado de conveniencia pero con el cual existen muchas tensiones, podrían verse sometidas a nuevas presiones. Todo depende de cómo evolucione la situación en el Cáucaso.

 

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