El arzobispo de Yangon escribió una carta a todos los ciudadanos, subrayando la importancia de los coloquios de paz organizados por el gobierno con las minorías étnicas. La Conferencia programada para el 31 de agosto será la más grande desde 1947. El rol de los militares, “fundamental para unir a todos los grupos armados”.
Yangon (Asianews)- La “Conferencia Panglong del siglo XXI ”, que se realizará el próximo 31 de agosto “es una peregrinación de paz. Aliento a todos los compatriotas, hombres y mujeres, a afrontar este camino de esperanza. Es un momento histórico y una oportunidad que tiene un significado inmenso para nuestro pueblo”. Así el Card. Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon, dio la bienvenida al encuentro que tendrá como tema los diálogos de paz que el gobierno, guiado por la Liga para la democracia (NDL), está organizando con el ejército y con todos los grupos étnicos que desde hace años combaten por su autonomía.
La conferencia, recuerda el cardenal en un mensaje dirigido a todos los ciudadanos, es la primera de esta envergadura desde el año 1947, aquella que “hizo nacer a Myanmar y que fue firmada por cuatro grupos étnicos: Bamar, Chin, Kachin y Shan. El general Aung San (entonces jefe del gobierno y padre de la actual líder de la NDL, Aung San Suu Kyi, ndr) tuvo la sagacidad de ver que la paz era posible”. Lamentablemente, “su muerte prematura (fue asesinado, ndr) llevó la nación al desbande y los eventos que siguieron trajeron un dolor indescriptible para nuestra gente”.
El Card. Bo considera que la primera Conferencia de Panglong “debe servir como fundamento para construir la paz. Este es sólo un paso en el peregrinar de la paz, que no terminó sino que es un proceso. No se pueden cancelar 60 años de enemistades en pocos días de discusión”.
Desde la toma del poder el pasado 1° de abril, la NDL y Aung San Suu Kyi han trabajado sin cesar para obtener la disponibilidad al diálogo de todas las partes en la causa, declarándose favorables a la creación de un Estado federal e inclusivo. Myanmar, de hecho, está compuesto por más de 135 etnias, que siempre tuvieron dificultades para convivir de modo pacífico, en particular con el gobierno central y su componente de mayoría birmana. En el pasado, la junta militar usó una mano férrea contra los más rebeldes, entre los cuales figuran los Kachin en el territorio homónimo situado en el norte del país, a lo largo de la frontera con China.
Para evitar un recrudecimiento de los conflictos, en octubre de 2015 la junta militar en el gobierno había iniciado coloquios de paz que han llevado a un cese del fuego nacional con ocho grupos étnicos armados minoritarios. Pero la firma del acuerdo no condujo a una paz duradera, y el ejército continúa combatiendo en diversas zonas.
Ahora, escribe el Card. Bo, el pueblo de Myanamar está “muy alentado por el espíritu de la NDL y de sus líderes (…). Millones de corazones han apoyado a Aung San Suu Kyi en las elecciones”. Pero, según el prelado, un rol fundamental en los coloquios es el que debe tener el ejército, el Tatmadaw. Los militares “que han recibido el aplauso de todo el mundo por haber transferido el poder de un modo pacífico, pueden jugar una parte histórica a la hora de unir a los grupos armados y favorecer un diálogo directo con el gobierno”.
Myanmar, concluye el cardenal, “es una nación que atraviesa los dolores del parto”. “Con la esperanza en nuestros corazones y la oración en los labios, enviamos nuestros saludos a todos los participantes en la conferencia. La noche más larga termina siempre con el alba. Permitamos al país renacer a un alba nueva de paz. Iniciamos hoy esta peregrinación de paz”.