Los 60 años de la Asociación Patriótica china: la Iglesia subordinada a la política
de Shan Ren Shen Fu (山人神父)

Aunque en un tono aplacado –quizás, debido al diálogo entablado con el Vaticano- aún siguió resonando el eslogan que clama por una Iglesia “autónoma” e “independiente” (de la Santa Sede) y sumisa en todo a la política del Partido. Los obispos oficiales mueren como “funcionarios de Estado”, lejos de los fieles. Se les exige inscribirse en el Partido, que obliga a sus miembros al ateísmo. Entre los obispos oficiales faltan “testigos”, pero hay algunos “oportunistas”. La opinión de un sacerdote de la Iglesia oficial. 


Beijing (AsiaNews) - El 19 de julio pasado, en una sala adyacente a la Gran sala del  pueblo, se celebraron los 60 años de la Asociación Patriótica de católicos chinos (AP). Instaurada por voluntad de Mao Zedong para controlar y sofocar la vida de la Iglesia, la asociación tiene como criterio  mandar que los católicos se pongan al servicio del socialismo, construyendo al mismo tiempo una Iglesia que sea “autónoma” e “independiente” de fuerzas extranjeras (léase, de la Santa Sede). En su Carta a los Católicos de China, Benedicto XVI calificó los estatutos de la AP como “inconciliables” con la doctrina católica. A pesar de ello, muchos obispos oficiales forman parte de la misma, aguardando poder salvaguardar el vínculo con el Papa, aunque en una situación sumamente polarizada. Otros, al formar parte no hacen sino actuar como “oportunistas” (la definición es de Benedicto XVI). En el encuentro de conmemoración realizado en Beijing estuvieron presentes cerca de 60 obispos. Un sacerdote de la Iglesia oficial hace un balance amargo de la conmemoración.

 

En estos días, la Iglesia Católica de China ha celebrado el 60mo aniversario de la fundación de la Asociación Patriótica china. El encuentro se desarrolló de manera aplacada, sin celebraciones, sino que fue lisa y llanamente una conmemoración. Exceptuando la invitación a muchos obispos, no hubo ninguna propaganda importante dirigida puertas afuera.

La conmemoración de la Asociación patriótica del Sichuan en su 67mo aniversario de la Proclamación del movimiento por la autonomía, por iniciativa del Rev. Wang Liangzuo, con la ceremonia del traslado de sus restos a una nueva tumba, también se desarrolló de un modo bastante tranquilo, tanto en lo que se refiere a la asamblea como a los espectadores; luego de la ceremonia, en el sitio web oficial sólo se publicó una foto.  

El tono bajo que adquirió este año dicha conmemoración, está relacionado con las negociaciones entabladas entre China y el Vaticano, aunque no se haya mantenido un silencio sobre la detención del obispo de Wenzhou, Mons.  Shao Zhumin. El Papa Francisco ha mostrado que está preocupado por ello, pero el ministerio de Relaciones Exteriores ha reaccionado duramente a la declaración del Vaticano.

 

En la Iglesia católica de China, la desaparición de un obispo sin motivo alguno, no puede ser considerada como un hecho sustancial, puesto que no recibe ninguna explicación ni oficio al respecto, así como tampoco asume públicamente la responsabilidad de ello, diciendo que han sido los funcionarios quienes se han llevado a Mons. Shao. De todos modos, hasta ahora, la desaparición de obispos en la Iglesia católica es un evento que no está claro, y que reviste ambigüedades; nadie lo reconoce, pero se niega que sea una persecución religiosa: esto es realmente una contradicción. ¿Acaso no se asemeja a la manera en que actúan los terroristas?

Sin embargo, aunque en tono aplacado, el 60mo aniversario de la Asociación patriótica no dejó de conmemorarse. De hecho, el eslogan ‘autonomía e independencia’ es proclamado sólo por la Iglesia de China en relación al Vaticano, porque la Iglesia católica aún no es “independiente” y  mucho menos aún, ‘autónoma’: la razón es simple. El director de la Administración estatal de Asuntos Religiosos Wang Zuo’an, en un número de ‘Qiushi’ recientemente publicado escribió: “Para hacer un buen trabajo en el campo religioso, ¡hay que ocuparse de la política! La política se vale de todos los esfuerzos posibles para interferir sobre la Religión. La Iglesia católica, en China, “jamás ha sido autónoma ni independiente”. En su artículo, el director Wang utiliza una frase de Lenin para subrayar; “Aún considerándose que la Religión sea realmente un problema privado del individuo, ésta dará lugar a un grave problema a nivel político”.  

“La Religión no es asunto de poca importancia”, es un eslogan que se propuso hace mucho tiempo. Partiendo de  Xi Guanxing, que consideraba que estaba rodeado de enemigos, hasta hoy, aunque pareciera existir la voluntad de negociar con el Vaticano, el hecho es que dichas tratativas tienen como condición preliminar que la Iglesia católica permanezca estrechamente bajo el control del Partido. En China no hay pueblo, sólo hay representantes del pueblo. De igual manera, en la Iglesia de China no existe la masa de fieles, sino sólo representantes de fieles. Por esto, no importa si estás o no de acuerdo, de cara al mundo tú eres representado. La explicación de las ofensas de los sentimientos del pueblo chino y de las ofensas se los sentimientos de las masas de creyentes es la misma.

Hace algunos años, un ex investigador de la Academia de Ciencias Sociales, Ren Yanli, escribió: “El Estado no debe administrar la Religión; el clero no debe estar sometido a la política”. Al final de su artículo dice: El monte Jiangshan es nuestro, si hay desorden en él, no es culpa del enemigo, sino nuestra. Si no se habla de fe, sino sólo de realidad, el estado actual de la Iglesia católica en China, ¿qué daño puede provocar al Vaticano? Si [tal estado] es deplorable e insostenible, ¿no será igual para nuestra gente y para esta tierra?”

El director Wang Zuo’an dijo que un miembro del Partido no puede creer en la Religión, pero un gran número de creyentes en el país (obispos, sacerdotes, monjas, fieles patriotas), ante el reclamo de volverse miembros del Partido, ¿cuál es la pena que han de afrontar? El difunto obispo de Beijing, Fu Tieshan, en vida fue vicepresidente de la Asamblea Nacional del Pueblo; al morir, fue cubierto con la bandera nacional; en la ceremonia fúnebre fue recordado como vicepresidente, y no como obispo. Esto deja ver que si uno se vuelve obispo, pertenece al Estado y no a la Iglesia. Como consecuencia, los obispos en cierta manera son funcionarios del Estado, empleados de la política, por lo cual en los momentos clave deben obedecer al Estado y no a la Iglesia.

Antes de morir, Mons. Jin Luxian y Mons. Zhu Weifang fueron propiedad protegida del Estado. Los empleados del Estado gozan de protección las 24 horas del día: los sacerdotes no podían acercarse a ellos, ni que hablar de los fieles, por lo cual no dejaron ningún testamento oral, porque al final de su vida no hubo nadie a su lado en quien pudieran confiar.

“La mujer que comercia no sabe de la vergüenza del país derrotado, canta con el correr del río y cuida de las flores del jardín”: estos versos de Di Mu expresan el estado actual de la Iglesia católica en China. Algunos dicen que, si bien los obispos deban acceder a viajar periódicamente para participar en las reuniones en Beijing, esa condescendencia suya les asegura el desarrollo de los asuntos de la diócesis; el ofrecimiento de un sacrificio por parte de un obispos asegura el desarrollo pacífico de la diócesis: ¿acaso esto es válido a los ojos del Señor? Si es válido, es extraño. El obispo es el testigo de la verdad y el protector de la justicia. Ahora la verdad ha sido acaparada por la política de un Estado ateo que reclama independencia y autonomía. La justicia se ha transformado en opresión. Ante los ojos del mundo, la verdad ha perdido testigos, y sólo tiene oportunistas. ¿Acaso se trata de una prosperidad gloriosa, cuando ésta sea en la falsedad?   

El director Wang Zuo’an declara sin sombras que el origen de la Religión no viene del cielo, sino de los hombres. Según la opinión de Karl Marx, llegará el día en que la Religión será eliminada. Los miembros del Partido que ahora creen en la Religión son sometidos a un trabajo de reeducación para que la abandonen. Si esto es cierto, ¿Cómo pueden nuestros católicos (sobre todo, los obispos) obedecer al gobierno ateo? Al fin y al cabo, ¿queremos engañar al Señor, o engañar al gobierno y engañarnos a nosotros mismos?   

He escrito este artículo, no porque hoy se lleve a cabo la conmemoración de la Asociación Patriótica, sino porque ésta nos recuerda los continuos sufrimientos que soportó la Iglesia en China entre 1950 y 1957; el legado de la Iglesia dejado por el período de la República fue destruido. Luego, del 15 de julio al 2 de agosto de 1957, en Beijing, en un encuentro que no fue libre, se fundó la Asociación Patriótica, y después de 60 años se recuerda que “aún deben continuarse con las tradiciones gloriosas, y no olvidar las vergüenzas”. La ‘línea cultural, los ‘tres y cinco contrarios’, la ‘campaña de las expresiones libres’, el ‘movimiento anti-derecha’ de aquellos años [las distintas campañas lanzadas por Mao Zedong contra sus enemigos –ndr]… hoy en día  nadie logra recordarlas como ‘gloriosas tradiciones’. Sólo la Iglesia católica –piadosamente y con sentimientos llenos de ambigüedad- continúa proclamándolas sin sinceridad, diciendo sí por no…