Mosul, musulmanes desafiaron al ISIS para salvar dos antiguos manuscritos cristianos

Una familia que desea mantenerse en el anonimato escondió, durante tres años, dos volúmenes del rito siro-ortodoxo. Recientemente los confió a un ex vecino cristiano, con el cual ha mantenido a lo largo del tiempo un vínculo de amistad. Sacerdote caldeo: Son musulmanes que consideran a los cristianos como hermanos, y que están dispuestos a arriesgar la vida por un libro. 


Mosul (AsiaNews) – Salvar manuscritos cristianos de la locura devastadora del Estado Islámico (EI, ex ISIS)       poniendo en peligro la propia vida. Testimoniar con valentía y con acciones, no sólo con palabras, que Mosul y que todo Irak puede renacer y construir un futuro partiendo del principio de la unidad y de la convivencia de todas sus almas, y ante todo, de cristianos y musulmanes. Es lo que ha hecho una familia musulmana de Mosul, que escondió -durante tres años- dos textos antiguos de rito siro-ortodoxo, para luego entregarlos a la comunidad caldea en Erbil. Pero han pedido mantenerse tras el anonimato, porque “aún hay células dormidas” en la ciudad, que se disponen “a atacar en venganza”.

Quien cuenta la historia a AsiaNews es un sacerdote caldeo, Don Pablo Thabit Mekko, que actualmente conserva, con cuidado y atención, los dos invalorables manuscritos (en la foto), esperando restituirlos a la Iglesia donde pertenecen. “Recientemente me contactó un cristiano caldeo de Mosul –recuerda- que tenía un vecino de casa musulmán de antigua descendencia mesopotámica cuando vivía en la ciudad, hace más de 20 años”. Las dos familias “entablaron un vínculo de amistad que ha durado a lo largo del tiempo”, a pesar de la distancia y de la violencia devastadora de los milicianos.  

En el año 2015, en pleno dominio de Daesh [acrónimo árabe para el EI], el jefe de familia musulmán (que ha pedido mantener en secreto su identidad, ndr) fue con un familiar al área que rodea el monasterio caldeo de San Miguel, en Mosul. “Un día, en el jardín –cuenta Don Pablo-  el jefe de familia musulmán vio a un camión descargando residuos de todo tipo. Estaba en el área donde la gente iba a recoger leña, para cocinar o calefaccionar la casa). Entre los escombros, él encontró manuscritos escritos en sirio antiguo: enseguida pensó que podían tener cierto valor”.

El hombre los recogió y, desafiando el peligro, los escondió en un lugar seguro, en su propia casa. “Tenía miedo, porque sabía que de ser descubierto, lo matarían”, confiesa el sacerdote caldeo.

Luego de la liberación de Mosul, el musulmán decidió ir a Erbil, en el Kurdistán iraquí, para buscar a su amigo y ex vecino cristiano, que se había refugiado allí para huir del ISIS. “Le dijo que tenía los manuscritos cristianos antiguos en su poder, en su propia casa, y le preguntó si conocía a un sacerdote o a un hombre confiable a quien entregárselos. Alguien que no lucrase con el hallazgo”. “Hace algunos días, viajé a Mosul y me reuní con los dos ex vecinos, el cristiano y el musulmán. Este último me hizo entrega de los volúmenes, dos textos que contienen el oficio con las oraciones de la mañana y de la tarde, según el sito siro antioqueno ortodoxo”.

Don Pablo descubrió de qué lugar habían sido sustraídos los manuscritos. Se trata “de la iglesia de la Inmaculada, de los siro-ortodoxos”, – agrega -  “que fue completamente destruida por mano de los yihadistas con palas excavadoras”. Apenas pueda, agrega, “quisiera ir hasta el área para ver si hay otros textos más diseminados bajo los escombros”.

“Después de confiarme los manuscritos, al saludarme –concluye Don Pablo- el hombre quiso darme un mensaje, si podía ser: En verdad, no todos los musulmanes están con el ISIS. Muchos consideran a los cristianos como hermanos, estamos dispuestos a arriesgar nuestra vida para salvar un libro cristiano. ¡Qué gran coraje han tenido!”

Por cuatro años más, Mosul, la metrópoli del norte de Irak, siguió estando bajo el control del Estado islámico, que quemó libros e incendió edificios, objetos y bienes. Los milicianos del Califato prohibieron todas las formas de música, las obras de arte, y los libros que no fuesen el Corán, llegando a decapitar a un niño de 15 años por hallarlo escuchando canciones pop occidentales. Por eso, el renacimiento económico, social y cultural de la ciudad debe pasar, también, por la recuperación de patrimonio artístico e intelectual que la población, muchas veces a costa de muchos riesgos, logró preservar a lo largo de todos estos años.