El presidente de EE.UU. Trump exalta la decisión de seis naciones de romper con Qatar, a continuación, aboga por el diálogo y la unidad. Francia y Kuwait buscan llevar a cabo la mediación; Putin también favorable al diálogo. Para Erdogan aislar Doha no ayuda a resolver los problemas regionales. Teherán abre el espacio aéreo a los vuelos de Qatar.
Doha (AsiaNews) - Los Estados Unidos, a través de las palabras del presidente de Trump, exulta la decisión de los seis países de romper con Doha; Francia y Kuwait tratan de reparar iniciar una mediación, mientras que Rusia propone el diálogo; Israel observa cuidadosamente una crisis que podría ser prometedora en el medio plazo. Las potencias regionales y mundiales miran de cerca la crisis diplomática y comercial que estalló en los últimos días entre Arabia Saudita y Qatar, con como Irán convidado de piedra de este nuevo frente de controversia que se abrió en el Medio Oriente.
En este momento el presidente de Estados Unidos Donald Trump ha intervenido en varias ocasiones sobre la cuestión: en un primer momento, dijo que la decisión de Riad para aislar Qatar "es el principio del fin del horror del terrorismo. Continuó diciendo que estaba contento de ver que la visita oficial "está dando sus frutos" [el eje común dirigido por los saudí contra Teherán]. Más tarde, el ocupante de la Casa Blanca corrigió el tiro, pidiendo al rey Salman de Arabia Saudita trabajar en una óptica de "unidad" entre los diversos poderes del Golfo, en el contexto de una crisis que se agudiza. Al mismo tiempo, el Departamento de Defensa de Estados Unidos emitió una nota agradeciendo a Qatar por "apoyar la presencia militar" de los Estados Unidos en su territorio.
Qatar ha rechazado una vez más las acusaciones de apoyo a los movimientos extremistas islámicos [como Hamas en Gaza y Hermanos Musulmanes en Egipto] y plantea el objetivo de la cooperación regional en el Golfo. El canciller Sheikh Mohammed Bin Abdulrahman Al-Thani, dijo que "no hay evidencia de que el gobierno de Qatar apoye el fundamentalismo islámico". Sin embargo, en el frente interno se dejan sentir los primeros efectos del incidente, con un aumento de los precios del petróleo, el transporte aéreo y en barco, el asalto a tiendas de comestibles que podrían terminar pronto las existencias. A esto se añade la interrupción de las conexiones aéreas por la prohibición de sobrevuelo de las compañías de bandera de Qatar por parte de Arabia Saudí y otros países de la región.
Mientras tanto, si el liderazgo de Estados Unidos parece apoyar un puño de hierro contra Doha, Kuwait y Francia están tratando de iniciar una mediación para resolver el conflicto por la vía diplomática. En particular, el Presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan dice que el aislamiento de Qatar "no resuelve los problemas" y por lo tanto plantea el objetivo de un "diálogo mutuo." En este sentido, agregó, "da la bienvenida a la actitud constructiva adoptada por Qatar", que está llevando a cabo "una batalla eficaz contra el terrorismo." Rusia pide también a las partes el "diálogo", como se puso de manifiesto en el transcurso de una llamada telefónica entre el presidente Vladimir Putin y el emir de Qatar Tamin bin Hamad al-Thani.
Analistas y comentaristas internacionales coinciden en que el nuevo frente de confrontación es en realidad una demostración de fuerza deseada por Riad, con el apoyo de la Casa Blanca, para afirmar su liderazgo entre los países árabes de la región. El objetivo es crear un frente común, y luego llegar al enfrentamiento final con Irán, el verdadero objetivo de esta lucha por la supremacía en el mundo árabe, musulmán y en Oriente Medio.
El desarrollo de la crisis se observa con especial atención por parte de Irán, que tiene la intención de aprovechar la crisis entre Qatar y los (ex) aliados del Golfo. Teherán ya ha ofrecido a Doha su espacio aéreo y marítimo y tiene la intención de "mejorar" sus relaciones con Qatar. Farhad Rezaei, un investigador del centro de estudios iraní con sede en Ankara, dijo que "los saudíes están tratando de crear un frente unido contra Irán y para ello necesitan eliminar toda oposición." En esta óptica Doha es castigado porque no comparte la "obsesión" de los saudíes por Irán.
Desde que comenzó la crisis, Irak ha mantenido una actitud neutral para no involucrarse en el conflicto. Una posición reforzada en estas horas por el primer ministro Haider al-Abadi, quien dijo que "no se ven afectados por estos conflictos" pero "mantienen buenas relaciones con todos los países de la región". Luego agregó que el objetivo de su gobierno es asegurar las fronteras con Siria, en coordinación con las fuerzas leales al presidente sirio, Bashar al-Assad, el aliado de Teherán.
Finalmente Israel, que ve en la crisis actual diferentes elementos "prometedores" que son el resultado de la visita de Trump a la región. El gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu tiene la intención de continuar en la línea de acercamiento con los países árabes sunitas, en nombre de la defensa de los intereses comunes. El distanciamiento entre Doha y otras naciones de la región podría empujar a Qatar a cortar la ayuda financiera a Hamás. Esto, sin embargo, podría ayudar a aumentar la inestabilidad en la Franja de Gaza, que ya sufre de la crisis económica y la falta de recursos, lo que provocaría un posible nuevo conflicto con Israel con consecuencias dramáticas.