Beirut: la carga de los refugiados sirios es ‘insoportable’, deben ser repatriados

de Fady Noun

El primer ministro libanés Mikati advierte sobre la situación a la comunidad internacional (y a Occidente) y exige el retorno de los refugiados. Las estimaciones hablan de 1,5 millones de personas, y gran parte podría regresar a la llamada "Siria útil" y pacificada. Su presencia corre el riesgo de provocar un desequilibrio demográfico y alterar el "pacto de vida en común".

Beirut (AsiaNews) - Después del jefe de la Iglesia maronita, ahora el primer ministro libanés Nagib Mikati también plantea en público la cuestión de los "desplazados sirios" (este es el término oficial), afirmando que su carga se ha vuelto "insoportable" para el país. La "frase sibilina" fue pronunciada por el primer ministro en presencia de Najat Rochdi, la coordinadora de la ayuda humanitaria de la ONU en el Líbano. "Lanzo un llamamiento a la comunidad internacional -dijo- para que se comprometa a ayudar al Líbano, a fin de que los desplazados sirios puedan regresar a su país. De lo contrario, el Líbano acabará en una posición indeseable para las cancillerías occidentales: es decir, tendrá que expulsar a los sirios”.

Conocido por ser un hombre flexible y diplomático, Mikati ha decidido enfrentarse a la comunidad internacional, en respuesta a una actitud obstinada y a los oídos sordos ante las demandas planteadas por el Líbano. Lo cierto es que los dirigentes del País de los Cedros llevan tiempo insistiendo en el impacto negativo de la presencia de un millón de refugiados sirios (algunas estimaciones hablan de 1,5 millones) en la vida de la nación. Creen que en gran parte de la llamada "Siria útil" la situación actual es (de relativa) calma y que están dadas las condiciones para un retorno digno. Sin embargo, los occidentales siguen invocando la falta de seguridad en Siria. Y por eso no es posible asegurar en absoluto que sean repatriados con las debidas garantías, especialmente los opositores al régimen, algunos de los cuales ya han acabado en las cárceles del gobierno sirio.

Recientemente, se habló incluso de un nuevo requisito internacional: garantizar que, una vez en Siria, los refugiados no sean obligados a cumplir con el servicio militar.

En la conferencia internacional sobre los refugiados -celebrada en Bruselas los días 9 y 10 de mayo- Líbano, a través de su ministro de Asuntos Sociales, Héctor Hajjar, expresó su resentimiento por la oposición de la comunidad internacional a cualquier propuesta de repatriación de los refugiados sirios. Las autoridades libanesas, que habían elaborado un dossier completo para demostrar lo gravosa que se ha vuelto la presencia de los refugiados, no obtuvieron el visto bueno a la idea de animar a los sirios "que quieran o puedan" a regresar a su tierra. Una de las razones de esta resistencia, explican, es que los refugiados sirios que viven en Líbano reciben ayuda de la comunidad internacional. Si fueran repatriados, perderían esta ayuda.

La frustración del Líbano es aún mayor porque, en apoyo de su reclamo, también presentó un mapa de la presencia de desplazados sirios en su territorio, que mostraba que los riesgos de fricción, desórdenes y tensiones sociales han aumentado. Al mismo tiempo, las autoridades libanesas argumentaron que los servicios de los que gozan las fuerzas de seguridad, y en particular los departamentos de seguridad interna, son desmotivadores en comparación con las difíciles misiones que se les confían. En los círculos de poder citados por la prensa se suele decir que hay que hacer de la necesidad virtud y que, amenazado en su estabilidad y seguridad social, el País de los Cedros no tiene más remedio que actuar aunque ello pueda dar lugar a acusaciones de "racismo" o "egoísmo".

Para empezar, explican las fuentes bien informadas, el Líbano está considerando la aplicación estricta de la ley de refugiados. Desde el punto de vista jurídico, ésta enuncia que los refugiados "son personas que, por diversas razones, abandonan su país y no pueden regresar". Sin embargo, añaden las mismas fuentes, muchos sirios que tienen este estatus en Líbano visitan Siria con regularidad y regresan sin preocupaciones. De modo que las autoridades del gobierno de Beirut podrían empezar a no dejarles regresar a su territorio.

Además, aunque no lo diga abiertamente, Líbano está preocupado por el peso de la presencia siria en el equilibrio demográfico y confesional de su población, que se basa en la relativa igualdad entre las principales comunidades, cristiana y musulmana. Sin embargo, cada año, según datos oficiales, se producen 20.000 nacimientos entre los sirios que viven en el Líbano -y la inmensa mayoría de los desplazados sirios son suníes - datos que hay que comparar con el flujo migratorio de libaneses, que comenzó en 2018.

Este éxodo hacia el extranjero afecta sobre todo a los libaneses que poseen un título universitario, y cuya cifra ha pasado de 200.000, entre 2018 y 2021, a los 40.000 registrados solo en el primer semestre de este año.

Este desequilibrio ya fue señalado por el primado maronita, Card. Beshara Raï, durante el sínodo anual de la Iglesia maronita que acaba de terminar (11-18 de junio de 2022). El Patriarca denunció los proyectos de "integración, instalación y naturalización" impulsados por algunas naciones occidentales, creyendo que esto serviría para la "independencia, estabilidad y unidad" del Líbano. Y recordó "el pacto de vida en común que funciona como su fundamento" al referirse al porcentaje relativo entre cristianos y musulmanes en el Líbano.

Por último, el Patriarca pidió al Estado libanés que negociara con la Autoridad Palestina, la Liga Árabe, las Naciones Unidas y las grandes potencias la "redistribución" de los refugiados palestinos hacia países capaces de absorberlos demográficamente, instando a los desplazados sirios a "volver a casa".