Papa: que en todas las diócesis del mundo se escuche a las víctimas de abusos
En la audiencia concedida a la Comisión Pontificia para la protección de los menores en el Vaticano, Francisco exhortó a abrir más "centros de acogida y escucha" para quienes han sufrido violencia. Confirmó la autonomía de este organismo en la nueva estructura de la Curia romana. Pidió un informe anual sobre las acciones emprendidas por la Iglesia y lo que todavía queda por hacer.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En todo el mundo las Conferencias Episcopales “deben constituir comisiones” y utilizar “todos los medios disponibles” para implementar los procesos de atención a las personas abusadas y también de los abusadores, para decidir el castigo que se les debe aplicar. Y ustedes tienen que controlar todo eso", dijo hoy el Papa Francisco en la audiencia que concedió en el Vaticano a los miembros de la Comisión Pontificia para la protección de menores, el órgano de la Santa Sede presidido por el cardenal Sean O 'Malley, arzobispo de Boston, que tiene la tarea de abordar y prevenir los abusos de los que son víctimas los niños, a veces incluso dentro de las instituciones eclesiales.
Este trabajo es necesario - dijo el Papa - "para que la Iglesia no sólo sea un lugar seguro para los menores y un lugar de curación, sino que sea plenamente fiable en la promoción de sus derechos en todo el mundo. Lamentablemente, en efecto, no faltan situaciones que amenazan la dignidad de los niños y eso debería ser una preocupación para todos los fieles y todas las personas de buena voluntad. El abuso, en todas sus formas - reiteró el pontífice - es inaceptable. El abuso sexual de los niños es particularmente grave porque ofende la vida que está floreciendo en ese momento. En vez de florecer, la persona abusada queda herida, a veces incluso de manera indeleble. Las personas abusadas se sienten como atrapadas entre la vida y la muerte. Son realidades que no podemos eliminar, por muy dolorosas que sean”.
Por eso es importante escuchar a las víctimas creando “centros especiales donde las personas que han sufrido abusos y sus familias puedan encontrar acogida, escucha y acompañamiento en un camino de sanación y justicia”. “El testimonio de los supervivientes -añadió Francisco- es una herida abierta en el cuerpo de Cristo que es la Iglesia”. Y es fundamental “dar a conocer estas heridas, buscar a quienes las sufren y reconocer en ellos el testimonio de nuestro Salvador sufriente. Este es el camino para todos nosotros: obispos, superiores religiosos, sacerdotes, diáconos, consagrados, catequistas y fieles laicos. Cada miembro de la Iglesia, según su estado, está llamado a asumir la responsabilidad de prevenir el abuso y trabajar por la justicia y la sanación”.
Luego, el pontífice comentó la decisión que se ha tomado en el ámbito de la reforma de la Curia romana, que ahora sitúa esta Comisión que se ocupa de los abusos sexuales por parte de miembros del clero dentro del dicasterio para la Doctrina de la Fe. Francisco aseguró que dicha ubicación no debe “poner en peligro la libertad de pensamiento y acción” de este organismo. La reforma -explicó- "los sitúa en el organigrama de la Curia dentro de ese dicasterio, pero independiente, con un presidente designado por el Papa. Ustedes tienen la tarea de ampliar el alcance de esta misión para que la protección y el cuidado de las personas que han sufrido abusos se conviertan en la norma en todos los ámbitos de la vida de la Iglesia”.
Por último, Francisco señaló que el trabajo realizado hasta ahora “empieza a dar buenos frutos. La incidencia de los abusos de menores por parte del clero ha mostrado una disminución desde hace varios años, por lo menos en aquellas partes del mundo donde se dispone de datos y recursos fiables”. No obstante, pidió a la Comisión que elabore un informe anual sobre las iniciativas de la Iglesia para la protección de menores y adultos vulnerables, en el que se haga un balance “de lo que está pasando y de lo que debe cambiar, para que las autoridades competentes puedan actuar”. Este informe -comentó- será un factor de transparencia y adjudicación de responsabilidades y -espero- dará pruebas claras de nuestros avances en este compromiso. Si no hubiera progreso, los fieles seguirían perdiendo la confianza en sus pastores, dificultando cada vez más el anuncio y testimonio del Evangelio”.
