Colombo festeja el fin de la guerra civil, los tamiles todavía esperan justicia
Por primera vez la población pudo rendir homenaje a la memoria de los caídos y desaparecidos en un clima de relativa tranquilidad y seguridad. Se realizaron manifestaciones en el norte y en la capital para festejar el aniversario de la finalización del conflicto entre los Tigres Tamiles y el Ejército en mayo de 2009. Murieron decenas de miles de civiles. Hermana Deepa Fernando: "La reconciliación sin justicia es un gesto vacío".
Colombo (AsiaNews) - Por primera vez desde que terminó la sangrienta guerra civil entre el Ejército gubernamental y los Tigres Tamiles, la población ha podido rendir homenaje en un clima de tranquilidad y seguridad a las decenas de miles de víctimas civiles y desaparecidos del conflicto que duró treinta años. Las celebraciones tuvieron lugar el 18 de mayo, y al día siguiente el gobierno de Colombo rindió homenaje a los "Héroes de guerra" en la capital, en una solemne ceremonia a la que asistió el presidente Anura Kumara Dissanayake. Miles de tamiles se reunieron en Mullivaikkal, en el distrito norte de Mullaithivu, para celebrar el decimosexto aniversario sin que fuera necesaria la intervención de las fuerzas de seguridad, como ocurrió en años anteriores.
Los manifestantes aprovecharon el renovado clima de libertad para encender lámparas especiales, orar y llorar a sus seres queridos muertos o desaparecidos. Cientos de ellos, muchos vestidos de negro, se agolparon frente el monumento a los caídos para celebrar el aniversario de la "memoria" de la última batalla. Colocaron una lámpara de alcanfor y otra de aceite sobre una barra de hierro dispuesta especialmente en el suelo, mientras el comité organizador plantó una planta de coco en recuerdo de los familiares desaparecidos. Simultáneamente se llevaron a cabo conmemoraciones similares en la Universidad del Norte y en Mannar, en Batticaloa oriental y Ampara.
Chandramadhi Ragunadan, una madre de Wattapola (Mulliyawali), compartió su dolor con AsiaNews y contó que había perdido a ocho miembros de su familia, entre ellos su padre, su madre y tres hermanos menores durante los dos últimos días de la guerra, en mayo de 2009. "A excepción de tres", relata, "encontramos los cuerpos de los demás". Otra madre, Karunei Malar de Jaffna, vino a recordar a sus familiares desaparecidos durante la guerra. "Murieron o desaparecieron muchas hijas e hijos de nuestra gran familia", afirmó.
La hermana Deepa Fernando, del Movimiento de Mujeres Cristianas (MoCWV), cuenta que este año quedó profundamente impresionada por la presencia de las víctimas de guerra durante la conmemoración de Mullivaikkal. "El 18 de mayo no es solo una fecha en el calendario: es un día profundamente significativo para la comunidad tamil". "Lo que más me impactó", continúa la religiosa, "fue la innegable verdad de que el tiempo no ha curado las heridas de las personas que vivieron directamente la guerra. Su dolor sigue siendo crudo porque no se ha hecho justicia. El perdón no consiste en olvidar, sino en ver reconocida la dignidad de la verdad y la justicia". "La reconciliación sin justicia", concluye, "no es una reconciliación, es un gesto vacío".
Al mismo tiempo, el 19 de mayo, el presidente Anura Kumara Dissanayake participó en la 16ª ceremonia de conmemoración de los Héroes de Guerra que se llevó a cabo en el Memorial de Battaramulla, en Colombo, y habló de unidad, paz y reconciliación. El jefe de Estado explicó que el recuerdo debe conducir a la promesa de no tener más conflictos en Sri Lanka. Dijo que el memorial es "un símbolo de amor, unidad y hermandad" y que es un deber "rendir homenaje a los soldados caídos y honrar el dolor de todas las familias, tanto cingalesas como tamiles", para dejar finalmente atrás "las divisiones étnicas con fines políticos".
La Campaña de Sri Lanka por la Paz y la Justicia recuerda que "a principios de 2009, más de 300.000 civiles tamiles quedaron atrapados entre los combatientes de los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE) y el ejército de Sri Lanka que avanzaba". "Los civiles se habían refugiado en 'No Fire Zones', pero en realidad soportaron bombardeos incesantes, hambre y privaciones por parte de las fuerzas armadas. Atacaron los hospitales y las instalaciones humanitarias, y utilizaron a los civiles como escudos humanos, disparando contra aquellos que intentaban huir. Después de la derrota de los LTTE, las fuerzas del gobierno ejecutaron o hicieron desaparecer a los combatientes y a los civiles sospechosos de colaboracionismo".
El Grupo de Expertos del Secretario General de la ONU constató luego que solo en los últimos meses habían muerto cerca de 40.000 civiles, aunque investigaciones posteriores y testimonios de los supervivientes sugieren que la cifra podría ser mucho mayor, incluso hasta 70.000 víctimas. En el caos posterior, muchas familias quedaron separadas y muchos de los que se rindieron desaparecieron y sus cuerpos nunca fueron recuperados. En este sentido es fundamental señalar que el gobierno de Sri Lanka no ha reconocido públicamente el 18 de mayo, el Día de Mullivaikkal, como fecha de conmemoración de los civiles tamiles. A pesar de la oportunidad de hacer una reforma, el propio presidente Dissanayake no se ha comprometido a apoyar y valorar la conmemoración como un momento de unidad y sanación de las heridas abiertas, como señala la Campaña de Sri Lanka por la Paz y la Justicia.
Thamil Elaivan, un joven tamil de Puthukudiirippu, Mullaithivu, explica que "un gran número de personas todavía sigue sufriendo como consecuencia de la guerra,. Nuestra provincia", afirma, "está muy atrasada. Hay muchas cosas que no se han hecho. Cuando vamos a Colombo podemos ver la diferencia. Allí hay escuelas y oportunidades de educación. Lo mismo ocurre en otros aspectos. Todavía seguimos en un nivel muy bajo". Han pasado 16 años desde que terminó la guerra, señala "y seguimos estando atrasados". "El actual gobierno también es racista. De esta manera no podemos estar unidos y construir el país" y "no habrá justicia para nosotros". Por otra parte, a pesar del clima general de tranquilidad y concordia, todavía se registraron tensiones aisladas, como ocurrió la mañana del 18 de mayo en Wellawatta, un barrio de la capital, en una ceremonia para recordar la muerte de civiles tamiles durante la última etapa de la guerra. La "Conmemoración de Mullivaikkal", en efecto, fue perturbada por un grupo de extremistas y alborotadores que después fueron dispersados por la intervención de la policía.
02/08/2017 15:19
28/07/2020 13:42