Un reportaje de Novaja Gazeta documenta la dramática situación de los refugiados rusos y ucranianos. El gobernador Aleksej Smirnov declaró que su número supera con creces los 150.000, abandonados por las autoridades al ser ya problemática la defensa militar de la zona.
En el foro organizado por la Facultad de Filosofía de la Universidad Estatal de Moscú sobre los acontecimientos actuales en Rusia, se expresaron posiciones ni obvias ni unívocas. Aún sin criticar abiertamente las posiciones del poder dominante, los filósofos demuestran que no quieren renunciar a la verdadera dimensión del alma rusa, la de la apertura a todas las variaciones del espíritu.
Mientras aumentan las presiones desde Moscú por la única «lengua oficial y patriótica», la lengua rusa, los intelectuales tártaros debaten sobre las perspectivas étnicas de su propio pueblo y de otros «pueblos menores» dentro de la Federación.
En respuesta a las incursiones ucranianas en territorio ruso con misiles de largo alcance, Putin ha vuelto a evocar repetidamente las armas atómicas. Occidente está convencido de que se trata de una mera «presión psicológica», pero es una creencia basada en modelos teóricos de hace 60 años. Mientras que Karaganov, uno de los más altos consejeros del Kremlin, aunque descarta el uso de las armas «más devastadoras», habla de su utilización «en proporción a los ataques sufridos».
En la actualidad la ortodoxia en Rusia se perfila cada vez más como una religión aparte, que mantiene el aspecto formal del cristianismo de rito eslavo oriental y, al mismo tiempo, se extiende cada vez más a otras confesiones "patrióticas", hasta el punto de asociar incluso al Islam y al budismo en una única expresión de la patria trinitaria.
El comandante del batallón Akhmat publica continuamente vídeos y mensajes para sus 300.000 seguidores. Desde que comenzaron los enfrentamientos en Kursk, ha ido aumentado cada vez más su popularidad en Rusia y lo invitaron a menudo a los programas de entrevistas de propaganda bélica.