Bajo presión de Beijing, los rebeldes abandonan la capital del Estado de Shan, en el norte de Myanmar, aunque permanecerán alrededor de la ciudad. En el resto del país continúan los enfrentamientos y otros grupos rebeldes han obtenido algunas victorias entre ayer y hoy. Aduciendo el terremoto, el régimen también ha suspendido los visados turísticos.
Una trabajadora sanitaria relata a AsiaNews su huida de su pueblo en Mandalay debido a los bombardeos de la junta golpista que continuaron incluso después de los temblores del terremoto. Anoche mismo, los militares anunciaron un alto el fuego de 20 días en las zonas más afectadas para facilitar la ayuda. Pero muchos birmanos no se fían de estas palabras.
Mons. Marco Tin Win difundió un mensaje en el que comunica que la casa diocesana de Mandalay quedó destruida por el terremoto y los sacerdotes duermen al aire libre junto con la población. A pesar de los llamamientos al cese de las hostilidades, la junta golpista sigue atacando a las milicias de la resistencia, pero ha admitido que también atacó a un equipo de rescate chino.
No solo las ciudades, sino también las zonas rurales más abandonadas están sufriendo. Habría casi 100 muertos y 3.000 casas destruidas en la región que, antes del estallido de la guerra en 2021, era un conocido destino turístico. La población local todavía se estaba recuperando de las consecuencias del tifón Yagi de septiembre. Mientras las principales milicias étnicas se adhieren a la propuesta de alto el fuego, muchos temen que la junta militar impida que lleguen las ayudas.
Los desplazamientos siguen siendo limitados, y todavía hay mucho miedo en Myanmar después del terremoto del 28 de marzo que devastó las regiones centrales del país. Además de las réplicas, también continuaron los bombardeos del ejército. "Es como disparar a un herido", comenta a AsiaNews la hermana Valentina Pozzi, superiora del instituto fundado por el P. Carlo Salerio que hoy cuenta con 458 religiosas birmanas. "Es un milagro que, hasta ahora, no haya habido víctimas entre nosotros".
Una operadora humanitaria cuenta a AsiaNews los desastres provocados por el terremoto. Personas que duermen a la intemperie aterrorizadas por cientos de réplicas. El testimonio de los salesianos en Anisakan en un contexto agravado por los bombardeos de la junta birmana. Los riesgos de contaminación ambiental en el agua y el lodo.