La capital económica y comercial del país se encuentra blindada, internet ralentizado y la policía patrulla las calles. La oposición protesta y confirma el apoyo a la candidatura del alcalde para las próximas elecciones presidenciales. Ningún comentario desde las oficinas de Erdogan. Activistas y grupos de derechos humanos hablan de acusaciones "con motivaciones políticas".
Tras varios días de violencia y más de mil víctimas, entre ellas algunos cristianos, el gobierno de al-Sharaa ha declarado concluida la operación contra los alauitas en la costa occidental del país. Damasco también firmó un acuerdo de “integración” con los kurdos. Arzobispo de Homs: Para que haya paz hace falta la presencia internacional y que se levanten las sanciones. Las promesas de las autoridades todavía no se han concretado.
Fuentes kurdas de AsiaNews en Diyarbakır hablan del «fin de una era y el comienzo de una nueva etapa». Ayer, el líder se reunió con una delegación en prisión, a la que transmitió un mensaje en el que les instaba a deponer las armas y a disolver el movimiento. Sin embargo, el panorama sigue siendo de profunda incertidumbre, con «dos corrientes de pensamiento diferentes: una a favor del fin de la violencia, la otra convencida de que el problema sigue abierto».
El informe de Puertas Abiertas sitúa al país entre los 50 del mundo con más casos de abusos, violencia, ataques selectivos y asesinatos. Las minorías son las «más perseguidas» y el fenómeno ha aumentado en el último año. Las comunidades protestantes y grupos históricos como caldeos, armenios y asirios están en el punto de mira. Los «Lobos Grises» en las escuelas para transmitir claramente programas neo-otomanos.
El administrador apostólico subraya las numerosas «dificultades burocráticas» y los procedimientos complicados por la «falta de reconocimiento legal» de la Iglesia. En Antakya, procesión de antorchas a las 4 de la madrugada para conmemorar el seísmo principal. El Chp arremete contra el gobierno: sólo se ha completado el 30% de la reconstrucción prometida.
Un proyecto de reconstrucción tras el terremoto amenaza con provocar un cambio demográfico radical. La zona está situada en la provincia de Hatay y es la única que queda tras el desplazamiento forzoso de los residentes de la región de Musa Dagh en 1915. Está previsto construir nuevas viviendas y centros comerciales. Nueva represión de las autoridades gubernamentales contra opositores y críticos, İmamoğlu también en el punto de mira.