Estambul presiona para que se refuerce el «mundo túrquico», rechazando las descripciones «eurocéntricas» de la región. Pero el historiador tayiko Kamoluddin Abdulloev objeta: «Irán tendría otros tantos argumentos para afirmar su influencia histórica». En una tierra donde las fases de dominación mongola y de difusión del Islam han provocado divisiones y recomposiciones entre chiíes y suníes.
De Kazajstán a Uzbekistán, las nuevas normativas alargan los plazos de expedición con duros exámenes de la lengua local para desalentar la relokanty rusa. En Turkmenistán, es casi imposible obtener la ciudadanía sin un parentesco turcomano, pero el «ius soli» se aplica a los hijos de padres extranjeros.
Mientras el Comité de Asuntos Religiosos del país afirma haber obtenido resultados positivos, las organizaciones internacionales denuncian violaciones hacia el Islam radical, pero también hacia minorías como los ismailíes, los Testigos de Jehová y los Bahai.
Kazajistán, Uzbekitsan, Kirguizistán, Tayikistán y Turkemnistán también esperan con interés el resultado del enfrentamiento entre Donald Trump y Kamala Harris, teniendo en cuenta los efectos perturbadores de los acontecimientos mundiales sobre las perspectivas de la región. También pende de un hilo el futuro del formato de contacto «5+1» a través del cual la Casa Blanca ha intentado ganar puntos de apoyo en la antigua zona soviética en los últimos años.
«No hay problemas graves entre nuestros países» asegura Dusambé y, en las organizaciones regionales, los tayikos son los primeros en apoyar los argumentos de los rusos. Pero mientras tanto crece la decepción por las relaciones de las autoridades rusas hacia los emigrantes, que sufren ultrajes y violentas formas de discriminación desde el atentado del ayuntamiento de Krokus.
Dadas las crecientes dificultades en Rusia, cada vez es más importante encontrar alternativas eficaces, teniendo en cuenta que el dinero procedente del trabajo en el extranjero constituye una parte muy importante del PIB de los países de Asia Central, desde el 10% en Uzbekistán hasta el 40% en Tayikistán. Un tema que se entrelaza con la cuestión de los afganos en Alemania.