Proceden principalmente de Bangladesh, India, Nepal e Indonesia y, como demuestra un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo, sus derechos ya no se respetan. Malasia es el segundo productor mundial de este aceite, pero en diciembre la Unión Europea prohibió la importación de productos que no cumplieran determinados estándares medioambientales.
Otras noticias del día: Pyongyang sigue probando misiles mientras Seúl advierte sobre el riesgo de exposición a materiales radiactivos. Impiden a diplomáticos estadounidenses reunirse con líderes cristianos en Vietnam. En 2022, 150 solicitantes de asilo murieron en Malasia, mientras que en la isla de Nauru dos inmigrantes se cosieron los labios en señal de protesta.
A excepción de Singapur, la única nación de la región que impuso sanciones a Rusia, la mayoría de los países asiáticos no quieren tomar partido. Las mayores preocupaciones están relacionadas con el aumento del costo de las materias primas. Varios Estados mantienen relaciones con Moscú, en parte debido a la influencia de las campañas de propaganda amplificadas por Beijing.
El desfile fue organizado ayer por el movimiento juvenil del Parti Islam Se-Malaysia (PAS), partido derrotado en las elecciones de noviembre. Después de la manifestación, el ministro de Desarrollo Islámico pidió a los musulmanes que no se involucraran en actividades divisorias. Los musulmanes representan el 63,5% de la población y los ciudadanos de etnia malaya el 51%.
Según datos publicados por Human Rights Watch, al menos 2.000 personas fueron deportadas el año pasado. La gran mayoría eran rohingya que habían buscado refugio en el país. Malasia no está entre los países firmantes de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, y después de la pandemia aumentó el descontento público respecto a su acogida.
Saleh Sepas huyó de su país en 2016 porque los talibanes lo habían amenazado. Ha creado una compañía de teatro que utiliza el método del "teatro del oprimido" para concienciar al público sobre los problemas de Afganistán y sus habitantes. De esa manera los refugiados dejan de ser "oyentes silenciosos" y tienen la oportunidad de convertirse en protagonistas y afrontar sus propios traumas.