La exhortación en el Ángelus, al terminar la misa que celebró en el estadio de Port Moresby. El mensaje a los fieles papúes: "No están aislados, aquí también el Señor se hace cercano". En la extrema frontera de Vanimo tuvo lugar el encuentro con los misioneros y recordó el ejemplo del mártir Giovanni Mazzucconi, dispuesto a todo para llevar el mensaje de salvación del Evangelio, junto con el del catequista local Peter To Rot, también beato, que entregó su vida por defender la familia.
La ciudad que visitará mañana el pontífice se encuentra en una zona especialmente remota. Francisco pidió expresamente que se incluyera esta etapa para encontrarse con los fieles de la diócesis y también con los sacerdotes y religiosas del Instituto argentino del Verbo Encarnado en la parroquia de Baro, donde ha colaborado para la fundación de un colegio secundario. La presencia de misioneros indonesios entre los que han huido al otro lado de la frontera.
En el archipiélago de Oceanía marcado por la explotación intensiva de las grandes multinacionales, el pontífice exhortó a un "desarrollo sostenible y equitativo". Llamó a su comunidad política a trabajar juntos para que termine "la violencia tribal que causa tantas víctimas". E invitó a la Iglesia a tener la fuerza de "empezar siempre de nuevo", de llegar hasta las periferias físicas y humanas más remotas, incluidas las víctimas de las acusaciones de brujería. También se refirió a los bienaventurados mártires Giovanni Mazzucconi y Peter To Rot.
Cientos de personas acompañaron el trayecto desde el aeropuerto hasta la nunciatura. Algunos caminaron durante una semana desde las aldeas más remotas de Papúa Nueva Guinea para poder estar presentes. El secretario de la Conferencia Episcopal, P. Giorgio Licini, comentó: "La falta de trabajo de los jóvenes, la pobreza y las víctimas de la brujería son algunos de los temas sobre los que esperamos que el Papa pueda iluminar nuestro camino".
El testimonio de una religiosa india de las Misioneras de la Inmaculada que trabaja en el primer país de Oceanía que visitará el Papa dentro de una semana. La vida en las islas más remotas, la mano de Dios en las pruebas y los peligros, el desafío de llevar verdaderamente el Evangelio a las culturas tradicionales, la necesidad de más misioneros. "Vivir aquí me ha llenado de una inmensa alegría: la gente sencilla de este lugar me ha inspirado, mostrándome la belleza de la humildad y la alegría de la vida cotidiana".
En septiembre la misionera se reunirá con el Papa Francisco, quien visitará Papúa Nueva Guinea durante su próximo viaje apostólico. De origen indio, trabaja desde hace seis años con niños de entre 7 y 14 años fuera del ciclo escolar oficial. Junto con otras religiosas y tres maestras, ofrecen distintos tipos de lecciones para ayudar a los niños a tener "un futuro más luminoso".