El vicario de Anatolia habla de un "sentimiento generalizado" que une al gobierno y a la población, que vive momentos de "gran preocupación", como toda la región. El Estado judío continúa los ataques, desde Gaza hasta el Líbano, donde dejaron al menos 22 muertos en Beirut y en el sur tienen en la mira la misión de Unifil. En Esmirna vandalizaron una sinagoga. Como denunció el Papa, también en este conflicto lo más importante es "la economía de las armas".
Divididos sobre el conflicto entre el Partido de Dios y el Estado judío, los movimientos y partidos se muestran compactos en la defensa de la soberanía territorial. Siguen creciendo la emergencia humanitaria y la escalada de desplazados, pero también se multiplican los gestos de solidaridad. Un analista político habla de una "guerra de religión", alentada por el primer ministro israelí, que apunta a dividir la sociedad y el mosaico libanés.
Para el párroco de la pequeña comunidad de rito latino, la expansión hacia el norte "hace pensar que lamentablemente la guerra no terminará pronto". La "masacre" en la Franja, con más de 16.000 niños muertos sobre cerca de 41.000 en total desde que comenzó el conflicto. Una de las prioridades es continuar las clases en aulas improvisadas en la misma iglesia "para que no pierdan el año". El 7 de octubre es la jornada de oración y ayuno por la paz: "Aquí mucha gente sólo quiere que termine la violencia".
No pueden acceder a los refugios, que ya están superpoblados, y no tienen dónde protegerse de las bombas de las FDI. Una parroquia les ha abierto sus puertas, pero todos los días piden ayuda decenas de personas. En el Líbano habría más de 160.000 inmigrantes, el 65% de los cuales son mujeres, pero la cifra puede ser mucho mayor. Las (hasta ahora vanas) promesas de repatriación del gobierno filipino.
La víctima es el P. Gregorius Saloum, párroco de Ibl al-Saqi, en el sur del país. El sacerdote fue gravemente herido en el ataque de ayer junto con su esposa e hijos. La aldea cristiana de Kfour, cerca de Nabatieh, también resultó afectada, y la iglesia local informó graves daños.
El número dos de Hezbollah anunció: "Continuamos la lucha". El precio ya es elevado: más de mil víctimas, una devastación incalculable y emergencia humanitaria; pero en los centros de acogida y en las calles las expresiones de resentimiento contra el secretario general muerto son raras. Francia y Estados Unidos (que aprueba la intervención terrestre israelí) siguen hablando de una solución diplomática que por el momento parece lejana.