Embajador Ho: 'Taiwán y el Vaticano juntos por la paz, la justicia y la verdad'
El diplomático que acaba de asumir su cargo como representante de Taipéi ante la Santa Sede relata su encuentro con León XIV. "Taiwán ya lo había ayudado como obispo en Perú, y dijo que rezará por nosotros. Mi país no representa una amenaza para nadie, a Beijing le seguiremos ofreciendo oportunidades de diálogo y de paz".
Roma (AsiaNews) – El nuevo embajador de la República de China (Taiwán) ante la Santa Sede, Anthony C. Y. Ho, nos recibió con gran cortesía y disponibilidad en la embajada en Via della Conciliazione. Amablemente aceptó responder a las preguntas de AsiaNews, y agregó que deseaba que fuera una conversación informal y amistosa. El 8 de mayo, cuando estaba viajando de Taipéi a Roma para asumir su nuevo cargo, el embajador Ho recibió la noticia de la elección del Papa León, y el 3 de julio presentó sus credenciales a Su Santidad León XIV.
¡Tanto el Santo Padre como usted comenzaron sus importantes funciones en Roma el mismo día! Y se conocieron personalmente el 3 de julio. ¿Cuáles fueron sus impresiones en su encuentro con el Santo Padre, tanto a nivel personal como respecto de las relaciones entre Taiwán, el Papa y la Santa Sede?
"Tuve el honor de presentar mis credenciales la mañana del 3 de julio. Fue una conversación cálida y agradable. En primer lugar, le transmití los más cordiales saludos y los mejores deseos del presidente de la R.O.C. (Taiwán), Lai Ching-te. Y luego le transmití los saludos de muchos altos funcionarios de su gobierno. Como católico, también tuve la alegría de transmitir los saludos y las oraciones de la comunidad católica de Taiwán. Le conté al Papa que Taiwán es una democracia vibrante, que ofrece una base sólida para la libertad religiosa y el diálogo interreligioso.
¿Y el Papa?
"El Papa dijo que rezará por Taiwán y agradeció todos los saludos que le transmití. Le dije que el pueblo de Taiwán es rico en amor y solidaridad. Desde hace décadas, cada vez que ha habido un desastre natural o un conflicto en el mundo, los taiwaneses siempre han tendido la mano a quienes necesitaban ayuda. Por ejemplo, hemos enviado ayuda después de los terremotos en Japón, China y Turquía. En la guerra en Ucrania hemos brindado nuestro apoyo al pueblo ucraniano. Durante los años del Covid-19 ayudamos a muchas personas en todo el mundo. Y tuvimos la oportunidad de conocer al Papa - entonces obispo Robert Francis Prevost - cuando estaba en Perú. En esa ocasión donamos a su diócesis suministros médicos provenientes del condado de Pingtung".
Es interesante que el Papa haya conocido Taiwán como obispo...
"Sí, me parece maravilloso que Taiwán, gracias a su amor y su preocupación por los demás, haya tenido la oportunidad de conocer al futuro Papa hace ya algunos años. En mi opinión, esto es un símbolo del futuro: Taiwán y la Santa Sede comparten los mismos valores de libertad, paz, justicia, verdad y derechos humanos. Los hemos compartido en el pasado, los compartimos en el presente y los compartiremos en el futuro. Taiwán y la Santa Sede siempre serán socios cercanos y solidarios en el mundo. También le dije al Santo Padre que nuestros proyectos concretos con la Santa Sede se basan en la esperanza. Este es el año del Jubileo de la Esperanza. Y la palabra inglesa HOPE será el marco dentro del cual trabajaré con la Santa Sede. Cada letra de HOPE representa una palabra clave: Humanity (Humanidad), Opportunity (Oportunidad), Partnership (Colaboración), Encounter (Encuentro). El mensaje es que, en colaboración con la Santa Sede, queremos crear encuentros más significativos con las personas en el mundo. "Encuentro" es una palabra en la que el Santo Padre hace mucho hincapié. También queremos reforzar los esfuerzos humanitarios y crear más oportunidades para los menos favorecidos en el mundo".
¿Qué le dijo el Santo Padre sobre esta propuesta?
"El Papa dijo que es una idea muy buena y expresó palabras de elogio que me animaron y honraron enormemente. También llevaré adelante el proyecto de nuestro ministro de Relaciones Exteriores, el Dr. Lin Chia-Lung, que trabaja con los aliados diplomáticos en lo que llamamos el 'Proyecto de prosperidad para los aliados diplomáticos' (en mandarín Róng bāng jì huà 榮邦計劃). Invertiremos más recursos y esfuerzo en las infraestructuras de nuestros aliados, en particular en cuatro áreas: mundo digital, salud, protección del medio ambiente y agricultura inteligente. Creo que podremos colaborar con la Santa Sede en países y regiones que necesitan mayores recursos para la salud. Además, tanto el Papa Francisco como el Papa León han insistido en temas como la protección del medio ambiente, el desarrollo sostenible y la energía. Estoy muy entusiasmado con trabajar en estos frentes".
Señor embajador, usted es católico. ¿Cuál es su deseo para la comunidad católica de Taiwán y para el pueblo de la isla?
"Sí, soy católico. Mis hijos son la quinta generación de mi familia que comparte la fe. Mi fe influye en la manera de ver mi futuro trabajo con la Santa Sede, guiado por el espíritu de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. La Santa Sede representa la Iglesia universal. Queremos seguir fortaleciendo la cooperación para promover los valores universales, el cuidado y el amor. A través de la colaboración entre Taiwán y la Santa Sede espero que más personas en el mundo puedan comprender que Dios es amor. También espero que Taiwán y la Santa Sede se conviertan el uno para el otro en verdaderos socios VIP, donde VIP significa "Valuable and Indispensable Partners" (socios valiosos e indispensables)".
Formalmente, la embajada representa a la República de China ante la Santa Sede. Sin embargo, como usted ha dicho, representa al gobierno y al pueblo de Taiwán. Entre estas dos identidades, ¿cuál considera más significativa?
"Soy el embajador de la República de China (Taiwán). Y, naturalmente, sirvo a los intereses del gobierno de Taiwán y de su pueblo. La República de China (Taiwán) es un país que promueve la libertad, la democracia y los derechos humanos. En mis funciones actuales y en las futuras, seguiré estos valores y las indicaciones de mi gobierno, al servicio de los intereses de mi pueblo".
Ustedes son la única representación diplomática oficial china ante la Santa Sede. Sin embargo, desde 2018 el Vaticano tiene un acuerdo pastoral con las autoridades de la República Popular China. ¿Este acuerdo ha interferido o debilitado el trabajo y el significado de su embajada?
"Hemos seguido con atención los acontecimientos que usted menciona. Además, nos interesa que el gobierno de la República Popular China permita realmente más libertad a las personas y a la comunidad católica en China. En particular, observamos si los católicos podrán gozar plenamente de la libertad y la vida religiosa normal que la Santa Sede espera".
¿Cuáles son sus deseos para la comunidad católica y el pueblo de Taiwán?
"La Iglesia católica ha hecho grandes contribuciones a Taiwán, en el ámbito de la salud, social y educativo. Durante años, el gobierno y el pueblo de Taiwán han trabajado en estrecha colaboración con la Iglesia católica. Un buen ejemplo: el presidente Lai Ching-te fue anteriormente alcalde de Tainan. En esa ciudad, un misionero estadounidense de Maryknoll, el padre Brendan O'Connell, fundó un centro para la primera infancia (la Bethlehem Foundation). Cuando el padre O'Connell encontró dificultades, el alcalde Lai lo ayudó en los trámites administrativos y con fondos. Algunos de los niños a los que asistía tenían discapacidades o autismo. El padre O'Connell, que murió en 2020, insistía en que todos los niños, con o sin discapacidades, debían crecer y aprender juntos. Antes de venir a Roma, visité ese centro. Los maestros pidieron a los niños que dibujaran a Jesús y a la Virgen María. Me entregaron cuatro dibujos y los llevé como regalo al Papa durante nuestro encuentro".
¿Ese fue su regalo al Papa?
"Sí, los dibujos de los niños".
Un regalo significativo.
"También hay muchas otras historias hermosas y conmovedoras que suceden en Taiwán y que demuestran la estrecha cooperación entre el pueblo taiwanés y la Iglesia católica. Taiwán es una sociedad rica en amor y tenemos una historia de éxito en la cooperación interreligiosa. Otro buen ejemplo: recientemente asistí al funeral de la hermana Elena Pia (Giusebbiana) Frongia, una religiosa italiana que pasó 65 años en Taiwán, en la zona rural del condado de Hsinchu. La hermana Frongia había fundado un jardín de infantes y una escuela primaria, y educó a miles de personas en esa región. En los últimos años tuvo algunas dificultades económicas. La Fundación Tzu Chi (una famosa organización benéfica budista fundada por la monja Cheng Yen en 1966) la apoyó. Cuando expresó su gratitud, la gente de la Fundación le dijo: 'Mumu (que en el idioma atayal local significa 'mamá') no tienes que agradecernos, porque tú, cuando ayudaste a nuestra gente, nunca preguntaste si eran católicos o no'. La hermana Frongia pertenecía a la Orden del Sagrado Costado, era conocida como la 'Madre Teresa de Taiwán' y muchos la consideraban una santa viviente. Falleció en mayo de 2025 a los 93 años. Esta colaboración entre creyentes de diferentes religiones puede servir de modelo no solo para la región de Asia-Pacífico, sino también para el mundo entero. Por eso digo que Taiwán puede desempeñar un papel más importante en la evangelización y en la promoción de la paz y la armonía en el mundo".
Ha habido episodios de tensión en el Estrecho de Taiwán. ¿Le preocupa la seguridad del pueblo taiwanés? ¿Cuáles son sus deseos y expectativas para las relaciones con China continental?
"La República de China (Taiwán) es un país amante de la paz, y no representa una amenaza para ningún país o región. Por el contrario, promovemos el amor y la paz en el mundo. Cada vez que ha habido un desastre natural o un conflicto, Taiwán siempre ha ofrecido su ayuda a quienes la necesitaban. Comparto la posición del presidente, quien desde que asumió el cargo, y en muchas otras oportunidades, ha propuesto el diálogo a las autoridades de la República Popular China. La respuesta de su parte no ha sido la que esperábamos. De todos modos seguiremos proponiendo oportunidades de diálogo y paz. Sin duda, seguiremos caminando por el camino de la paz. El Santo Padre, en su primer discurso ante el cuerpo diplomático, dijo que la misión de la Iglesia del futuro será la paz, la justicia y la verdad. Estos son también nuestros valores. Taiwán y la Santa Sede caminan juntos por el camino de la paz, la justicia y la verdad. Seguiremos creando más oportunidades de diálogo y esperamos que de la otra parte pueda llegar una respuesta positiva".
Como católico taiwanés, ¿cuál es su deseo para la Iglesia y para otras regiones de la Gran China: China continental, Hong Kong y Macao?
"En Taiwán disfrutamos de plena libertad, incluida la libertad religiosa, y somos un modelo de cooperación interreligiosa. Estoy seguro de que podemos ser un faro y una guía para el pueblo chino. Eso también se aplica a la Iglesia católica, que todavía se encuentra bajo presión y amenazas en China. La Iglesia católica en Taiwán seguirá desempeñando su papel y nos aseguraremos de que el mundo siga sabiendo que Taiwán es realmente un país libre y democrático, que no escatima esfuerzos para promover la paz".
¿De qué parte de Taiwán es usted? ¿Cuál es su lugar de origen?
"Vengo de Keelung, una ciudad en el norte de la isla".
¿Practica su religión en una parroquia local?
"Sí. Cuando estaba en Taipéi asistía a la Holy Family Church, una de las principales parroquias de la capital, que está en manos de los padres jesuitas".
¿Dónde cursó sus estudios?
"En la Universidad Nacional de Taiwán".
¿Dónde prestó servicio como diplomático antes de este destino?
"Trabajé en nuestras sedes diplomáticas en Washington D.C., Manila y Pretoria".
Su cargo actual es probablemente el más importante en la diplomacia de Taiwán.
"Es un gran honor para mí prestar servicio en este cargo, sobre todo porque soy católico. Haré todo lo que esté a mi alcance para cumplir con las tareas que el gobierno, el presidente y el ministro de Relaciones Exteriores me han encomendado".
Por último, ¿le gustaría enviar algún mensaje a nuestros lectores?
"Un mensaje breve y claro: con sus capacidades y su voluntad, Taiwán es una fuerza para el bien. Puede ser un excelente socio para la Santa Sede y para otros países y amigos que comparten nuestros valores, para contribuir juntos a la democracia, la libertad, la justicia, la prosperidad y la paz en el mundo".
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