28/03/2018, 15.30
RUSIA
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La Iglesia ortodoxa, promotora de la cultura rusa

de Vladimir Rozanskij

El patriarca Kirill es el presidente de la “Sociedad de Letras rusas”, que trabaja en colaboración con el Ministerio de Cultura y Educación. La lengua y la literatura rusas son el instrumento de cohesión de la población. Un canon normativo para las escuelas. La atención a la enseñanza de la lengua, en el caso de los grupos étnicos caucásicos.  

Moscú (AsiaNews) - Una de las principales preocupaciones de la Iglesia en Rusia, y en particular de su patriarca, Kirill (Gundjaev), se refiere a la salvaguarda y al desarrollo del idioma y de la cultura rusos. Según el guía espiritual del pueblo ruso, sólo a través de la valorización del patrimonio artístico y literario, y de la historia del pueblo ruso, será posible evitar la pérdida de la identidad nacional y de la auténtica espiritualidad, para no terminar sucumbiendo a la cultura secular dominante que rige en el mundo contemporáneo, en particular en Occidente.  

A este fin, el patriarca Kirill ha accedido al pedido del presidente Vladimir Putin, quien, en el año 2016 le propuso al jefe de la Iglesia rusa presidir la nueva “Sociedad de Letras rusas”, fundada por el Consejo de Cultura del Patriarcado, junto al Ministerio de Cultura y de Educación pública, para coordinar todas las instituciones que se dedican al estudio de la lengua y de la literatura. El 21 de marzo pasado, en la Sala de Conferencias de la Catedral de Cristo Salvador, se llevó a cabo la reunión anual del Presídium de la Sociedad, que, luego de un bienio dedicado a cuestiones  organizativas, ya está en condiciones de abocarse a las actividades estatutarias, es decir, a la promoción de la auténtica cultura rusa.

El patriarca Kirill no es nuevo en este tipo de iniciativas; ya desde los años Noventa, en calidad de metropolita de Smolensk y responsable de relaciones externas del Patriarcado, él fundó el “Consejo Popular Ruso Universal”, una asociación cuyo objetivo era la agregación social de todas las fuerzas auténticamente interesadas en el renacimiento de una Rusia fundada sobre las bases éticas y religiosas ortodoxas. Kirill se mantuvo en la dirección del Consejo incluso siendo ya patriarca, y con la Sociedad de Letras, hoy en día sigue mostrando incluso más claramente su voluntad de convocar a todos los rusos a una obra en común, la del redescubrimiento de la vocación histórica del pueblo ruso.  

En el Presídium estuvieron presentes ministros, rectores de universidades y dirigentes políticos a nivel regional, la plana mayor de la Academia rusa de Ciencias, escritores y periodistas, educadores y empresarios provenientes de toda la Federación Rusa y de otros países; junto al patriarca, estaba sentado el obispo Tikhon (Ševkunov), responsable del Consejo cultural del Patriarcado de Moscú. Se discutió acerca de los nuevos estándares de enseñanza de la lengua y de la literatura rusa en todos los niveles, vistas como instrumentos fundamentales para una cohesión de la población de lengua rusa en la patria y en el exterior. “Como es bien sabido, la conservación de la independencia nacional de Rusia no depende solamente de los medios bélicos y técnicos –observó la ministra de Educación, Olga Vasileva- sino también de la educación de los ciudadanos, que necesitan de una identidad nacional y cultural en común, y de una conciencia civil patriótica; no es casual que la lengua rusa y la literatura, que marchan a la par de la historia patria, sean reclamadas en la Estrategia de seguridad nacional de la Federación Rusa”.

El control sobre la enseñanza de la historia y de la literatura es, por lo tanto, uno de los objetivos principales de las estructuras de gobierno, y de la misma Iglesia Ortodoxa; y las polémicas de los últimos meses, en relación a los eventos centenarios de la Revolución, han mostrado cuán urgente es reforzar dicha dimensión, incluso a nivel normativo, además de lo que se realice en el plano editorial y a nivel público.

La enseñanza de las materias humanísticas, en efecto, aún sigue muy condicionada por las perspectivas ideológicas de la escuela soviética, o bien, por el contrario, se la deja a merced de una libre elaboración e interpretación, ya sea de los individuos que desarrollan la tarea de educadores, o de las escuelas privadas surgidas en los últimos 20 años.  Por ende, Kirill ha subrayado la necesidad de restablecer el denominado “canon de oro” de la literatura rusa clásica, es decir, el conjunto de obras que han de considerarse “normativas” para el estudio y para la cultura social rusa. Se trata, según palabras del patriarca, de un “pacto social” en favor de la cultura, establecido entre educadores, progenitores, escritores de manuales y de programas metodológicos, y todos aquellos a quienes concierne y compete el proceso formativo.  

En su intervención, el líder espiritual de la Ortodoxia rusa también ha expresado sus preocupaciones por el bajo nivel de enseñanza de la lengua rusa en las zonas del país habitadas por pueblos de otros grupos étnicos - como es el caso de las regiones caucásicas-, y la necesidad de sostener el estudio de la cultura patria para los rusos “que están lejos”. Se trata del cuidado pastoral para el “mundo ruso” entero,  tanto en casa como en el exterior, del cual la Iglesia tiene a su cargo el cuidado pastoral, educativo y social.

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