16/05/2025, 15.45
VATICANO
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León XIV a los embajadores: 'Paz, justicia y verdad para un mundo familia de pueblos'

En su primer discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el pontífice ha delineado los pilares de la acción misionera de la Iglesia. En la Sala Clementina, señaló el vínculo entre la libertad religiosa y la paz. "Revitalizar la diplomacia multilateral". Reiteró el "no" a las armas: "Dejar de producir instrumentos de destrucción y de muerte". Recordó los desafíos actuales, como migraciones, ambiente e inteligencia artificial. Card. Parolin: El Vaticano está a disposición para facilitar el encuentro entre ucranianos y rusos.

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Paz, justicia y verdad son “los pilares de la acción misionera de la Iglesia y de la labor de la diplomacia de la Santa Sede”, dijo esta mañana el Papa León XIX en su audiencia al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede que se llevó a cabo en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano. “En nuestro diálogo, quisiera que predominase siempre el sentido de ser familia —la comunidad diplomática representa, en efecto, la entera familia de los pueblos”, afirmó el nuevo pontífice al comienzo del discurso, tras el agradecimiento dirigido a Georges Poulides, embajador de Chipre y decano de los diplomáticos ante el Vaticano, quien tuvo a su cargo la intervención de apertura de la audiencia: “Junto con el Papa en los desafíos de la modernidad”.

Dirigiéndose a los embajadores, el Papa León XIV dijo: “Mi ministerio comienza en el corazón del Año jubilar, dedicado de manera particular a la esperanza”. El Año Santo es un tiempo de “conversión” y “renovación”, una oportunidad para dejar en el pasado las “contiendas” y “comenzar un camino nuevo”. El camino que propone el Papa es trabajar “juntos” para “construir […] un mundo en el que cada uno de nosotros pueda realizar la propia humanidad en la verdad, en la justicia y en la paz”. Sobre todo en los contextos “más probados”, como “Ucrania y Tierra Santa”, subrayó.

La presencia de los representantes de la diplomacia es “un don, que permite renovar la aspiración de la Iglesia”, añadió el pontífice. La aspiración “de alcanzar y abrazar a cada pueblo y a cada persona de esta tierra, deseosa y necesitada de verdad, de justicia y de paz”. El Papa Prevost recordó entonces su propia experiencia de vida como presbítero, obispo y cardenal, que transcurrió entre América del Norte, América del Sur y Europa, que “pone de manifiesto esta aspiración de traspasar los confines para encontrarse con personas y culturas diferentes”. “Por medio del constante y paciente trabajo de la Secretaría de Estado, quiero consolidar el conocimiento y el diálogo con ustedes y con sus países”, dijo.

Hablando luego del primer “pilar” de la Iglesia misionera y de la diplomacia - la paz - dijo: “Muchas veces la consideramos una palabra “negativa”, o sea, como mera ausencia de guerra o de conflicto, porque la contraposición es parte de la naturaleza humana”. La paz se asemeja, en esta óptica, a “una simple tregua, una pausa de descanso entre una discordia y otra, porque, aunque uno se esfuerce, las tensiones están siempre presentes”. Pero, “en la perspectiva cristiana - dijo el Papa - la paz es ante todo un don, el primer don de Cristo: «Les doy mi paz» (Jn 14,27). Pero es un don activo, apasionante, que nos afecta y compromete a cada uno de nosotros”. “La paz se construye en el corazón y a partir del corazón, arrancando el orgullo y las reivindicaciones, y midiendo el lenguaje, porque también se puede herir y matar con las palabras”. Para hacerla concreta es fundamental - añadió - el aporte que las religiones y el diálogo interreligioso. Este “exige el pleno respeto de la libertad religiosa en cada país, porque la experiencia religiosa es una dimensión fundamental de la persona humana, sin la cual es difícil —si no imposible— realizar esa purificación del corazón necesaria para construir relaciones de paz.”. “Es necesario revitalizar la diplomacia multilateral y esas instituciones internacionales”, continuó el pontífice. “Es necesaria también la voluntad de dejar de producir instrumentos de destrucción y de muerte”.

En referencia al segundo “pilar” - la justicia - el Papa León XIV señaló: “Procurar la paz exige practicar la justicia”. Y habló de la elección de su nombre papal, que remite al Papa León XIII, autor de la encíclica social Rerum Novarum, y, por tanto, el actual “cambio de época”. “Es necesario esforzarse por remediar las desigualdades globales, que trazan surcos profundos de opulencia e indigencia entre continentes, países e, incluso, dentro de las mismas sociedades”, añadió. “Es tarea de quien tiene responsabilidad de gobierno aplicarse para construir sociedades civiles armónicas y pacíficas. Esto puede realizarse sobre todo invirtiendo en la familia, fundada sobre la unión estable entre el varón y la mujer. Luego recordó una vez más su historia personal “de un ciudadano descendiente de inmigrantes, que a su vez ha emigrado”. En cualquier situación en que se encuentre cada uno - añadió - “sano o enfermo, ocupado o desocupado, en su patria o en tierra extranjera. Su dignidad, sin embargo, es siempre la misma, la de una creatura querida y amada por Dios”.

Con respecto a la verdad - tercer pilar - dijo, por último, que sin ella “no se pueden construir relaciones verdaderamente pacíficas, incluso dentro de la comunidad internacional”. Y volvió a insistir en la importancia de elegir las palabras de modo preciso: “Allí donde las palabras asumen connotaciones ambiguas y ambivalentes, y el mundo virtual, con su percepción distorsionada de la realidad, prevalece sin control; es difícil construir relaciones auténticas”. “La Iglesia no puede nunca eximirse de decir la verdad sobre el hombre y sobre el mundo, recurriendo a lo que sea necesario, incluso a un lenguaje franco”. La verdad, en cualquier caso, debe permanecer siempre unida a la “caridad”. “De ese modo, la verdad no nos aleja; por el contrario, nos permite afrontar con mayor vigor los desafíos de nuestro tiempo, como las migraciones, el uso ético de la inteligencia artificial y la protección de nuestra amada tierra”. Estos son algunos de los desafíos que, para el nuevo pontífice, requieren “el compromiso y la colaboración de todos”.

En tanto, interpelado al margen de un evento en la Universidad Gregoriana titulado “Toward a Theology of Hope for and from Ukraine”, que se organizó bajo el patrocinio de la Iglesia greco-católica ucraniana, el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin comentó los arduos intentos en curso en Estambul para reabrir el diálogo de paz entre Rusia y Ucrania. “Nosotros – dijo - nos mantenemos siempre disponibles para ofrecer también un espacio. Hablar de mediación es excesivo, pero al menos de buenos oficios, de facilitación del encuentro”, sin por ello “interferir en otras iniciativas en curso”.

 

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