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FILIPINAS
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Manila: la policía libera más de 1.000 'nuevos esclavos' de las estafas online

de Stefano Vecchia

Se descubrió una red que está siendo investigada: detenían a personas de todo el sudeste asiático, que estaban convencidas de que venían a Filipinas a buscar un trabajo normal, y las empleaban en actividades criminales como ventas fraudulentas, chats eróticos y estafas con criptomonedas. Una senadora subrayó la presencia de "call center del engaño" en el país y pidió la intervención del gobierno.

Manila (AsiaNews) - Las estafas online son una plaga que afecta a toda Asia: la policía filipina ha descubierto y desmantelado recientemente una red en la que estaban implicados un millar de extranjeros, en su mayoría del sudeste asiático, pero también de otros países. Vietnamitas, indonesios, chinos, birmanos, malayos, nepaleses, taiwaneses y tailandeses: convencidos de que venían a Filipinas para un trabajo normal, en realidad después eran detenidos y empleados en actividades delictivas que iban desde ventas fraudulentas, pasando por chats para chantajes sexuales, hasta lucrativas propuestas de negocio en criptodivisas.

Según las autoridades locales, 1.090 personas fueron rescatadas durante una acción dirigida contra un complejo residencial de la ciudad de Mabalacat, en la provincia de Pampanga, al norte de la capital, Manila. Algunos explotadores, en su mayoría de nacionalidad china, fueron detenidos y puestos en prisión preventiva por trata de personas.

La policía explicó que se están investigando las posibles ramificaciones y conexiones de este tipo de esclavitud moderna: las víctimas, a quienes les habían robado los pasaportes, eran obligadas a trabajar hasta 18 horas al día para contactar con clientes desprevenidos en Europa, Estados Unidos y Canadá. Su trabajo consistía en ofrecer lucrativas inversiones en criptomonedas o la compra de casas o coches a personas que atraían con falsos romances en línea. Cualquier incumplimiento de las normas se castigaba con fuertes deducciones de salario e incluso se les obligaba a permanecer en la zona de trabajo después de terminar sus turnos para dormir en dormitorios especiales.

La operación policial surgió de la embajada indonesia en Manila, que había recibido solicitudes de ayuda de sus ciudadanos. Sin embargo, el problema se conoce desde hace tiempo e implica a un gran número de organizaciones que saben explotar las posibilidades que ofrece Internet y la credulidad de las víctimas, tanto las que son atraídas con la promesa de un trabajo bien remunerado como las que luego se convierten en sus clientes.

Las denuncias de las organizaciones de derechos humanos vienen señalando desde hace tiempo el alcance y la prevalencia de la trata de personas a través de estafas por Internet, de lo que ahora parecen ser conscientes incluso los políticos: en abril, la senadora Risa Hontiveros había llamado la atención del Parlamento sobre los "call center del engaño" que operan en Filipinas, señalando la presión internacional para que el Gobierno intervenga decididamente.

Otros centros importantes dedicados a estas actividades se encuentran en Camboya y Myanmar, donde los grupos criminales gozan de conexiones de alto nivel o están vinculados a intereses que hasta ahora han impedido una intervención radical a pesar de la amplia popularidad y notoriedad del fenómeno.

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