28/05/2023, 12.43
VATICANO
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Papa: que se facilite la ayuda a los rohingya afectados por el ciclón Mocha

El pedido por las 800.000 personas afectadas por el ciclón en la frontera entre Bangladesh y Myanmar, después de la misa de Pentecostés que presidió en la basílica San Pedro. La invitación a los fieles: "Dóciles al Espíritu construyamos la concordia en el mundo y en la Iglesia". "Hoy hay tanta discordia, tanta división, tantas guerras, fruto del espíritu de división. Invoquemos al Espíritu de unidad que trae la paz".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Volvamos a poner al Espíritu Santo en el centro de la Iglesia, de lo contrario nuestros corazones no arderán por amor a Jesús, sino por amor a nosotros mismos". Esta fue la invitación que hizo el Papa Francisco en la homilía de la Solemnidad de Pentecostés, que celebró hoy el pontífice presidiendo la misa en la Basílica San Pedro. Una invitación que acompañó con un sentido llamado -hecho durante la oración del Regina Caeli, que pronunció a mediodía desde la ventana de su estudio- en favor de las poblaciones que viven en la frontera entre Bangladesh y Myanmar, afectadas por el ciclón Mocha. "Son más de 800.000 personas, además de los muchos Rohingia que ya viven en condiciones precarias”, dijo el Papa. “Mientras renuevo mi cercanía a estas poblaciones, me dirijo a los responsables para que faciliten el acceso a la ayuda humanitaria. Y apelo al sentido de la solidaridad humana y eclesial para socorrer a estos hermanos y hermanas nuestros". 

Ante el misterio del Espíritu Santo que desciende sobre los Apóstoles, el Papa Francisco invitó en su homilía a reconocer su acción como portadora de armonía en el mundo creado por Dios, en la Iglesia y en nuestros corazones. Desde el principio, este rostro de Dios actúa de un modo muy especial. El Espíritu -explicó el Papa- “es Aquel que, al principio y en todo momento, hace pasar las realidades creadas del desorden al orden, de la dispersión a la cohesión, de la confusión a la armonía. Él da al mundo, en una palabra, armonía. Él renueva la tierra, pero cuidado: no cambia la realidad, sino que la armoniza; ese es su estilo".

"Hoy en el mundo hay tanta discordia, tanta división -comentó-. Todos estamos conectados y, sin embargo, nos encontramos desconectados unos de otros, anestesiados por la indiferencia y oprimidos por la soledad. Tantas guerras, tantos conflictos: parece increíble el mal que puede hacer el hombre. Pero, en realidad, quien alimenta nuestras hostilidades es el espíritu de división, el demonio, cuyo nombre significa precisamente 'divisor'". Frente al mal de la discordia, no bastan nuestros esfuerzos por construir la concordia. Por eso el Señor "al culminar su Pascua, al culminar la salvación, derrama sobre el mundo creado su Espíritu bueno, el Espíritu Santo, que se opone al espíritu de división porque es la armonía, el Espíritu de unidad que trae la paz. Invoquémoslo cada día sobre nuestro mundo", exhortó Francisco.

Pero esta misma acción se da también en la Iglesia: el Espíritu no la pone en marcha "impartiendo instrucciones y normas a la comunidad, sino descendiendo sobre cada Apóstol: cada uno recibe gracias particulares y carismas distintos. Toda esta pluralidad de dones diferentes podría causar confusión, pero el Espíritu, como en la creación, precisamente a partir de la pluralidad ama crear armonía. "No es un orden impuesto y homologado", "no crea una lengua igual para todos, no borra las diferencias, las culturas, sino que armoniza todo sin homologar, sin estandarizar". El Espíritu "no comienza con un plan estructurado, como haríamos nosotros, que a menudo nos perdemos en nuestras propias agendas; no: comienza otorgando dones gratuitos y sobreabundantes. Así crea armonía, invitándonos a experimentar asombro ante su amor y sus dones en los demás. Ver a cada hermano y hermana en la fe como parte del mismo cuerpo al que pertenezco: ésta es la mirada armoniosa del Espíritu, el camino que nos indica.

Y es también el camino del Sínodo que estamos transitando, que "no es un parlamento para reclamar derechos y necesidades según la agenda del mundo, no es una oportunidad para ir donde nos lleve el viento, sino una oportunidad para ser dóciles al soplo del Espíritu". Sin el Espíritu "la Iglesia está inerte, la fe es sólo una doctrina, la moral sólo un deber, la pastoral sólo un trabajo. A veces oímos a supuestos pensadores, teólogos, que nos dan doctrinas frías, que parecen matemáticas, porque les falta el Espíritu en su interior. Con Él, en cambio, la fe es vida, el amor del Señor nos conquista y renace la esperanza". Y al Espíritu le gusta descender cuando "todos están juntos" (cf. Hch 2,1): "El pueblo de Dios, para estar lleno del Espíritu, debe caminar junto, hacer sínodo", comentó Francisco, "así se renueva la armonía en la Iglesia: caminando juntos con el Espíritu en el centro. Construyamos la armonía en la Iglesia".

Finalmente, el Espíritu genera armonía en nuestros corazones. Se nos da "con un fin preciso: perdonar los pecados, es decir, reconciliar las almas, armonizar los corazones lacerados por el mal, destrozados por las heridas, quebrados por la culpa. Sólo el Espíritu trae la armonía al corazón. Si queremos armonía", advirtió el Papa, " busquémoslo a Él, no a los rellenos mundanos. Invoquemos cada día al Espíritu Santo, comencemos cada jornada rezándole, hagámonos dóciles a Él".

De ahí la invitación a preguntarse: "¿Soy dócil a la armonía del Espíritu? ¿O persigo mis propios proyectos, mis propias ideas, sin dejarme modelar, sin dejarme cambiar por Él? ¿Me precipito al juzgar, señalando con el dedo y cerrándole las puertas en la cara a los demás, considerándome la víctima de todos y de todo? ¿O acojo su armoniosa fuerza creadora, la "gracia del todo" que inspira, su perdón que da la paz? Y a mi vez, ¿perdono, promuevo la reconciliación y creo comunión?".

"Si el mundo está dividido, si la Iglesia está polarizada, si el corazón está fragmentado -concluyó Francisco-, no perdamos el tiempo criticando a los demás y enfadándonos con nosotros mismos, sino invoquemos al Espíritu. Ven Espíritu de perdón, armonía del corazón, transfórmanos como Tú sabes, por intercesión de María".

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