Papa: juzgar le toca sólo a Dios, nosotros antes de juzgar “mirémonos al espejo”
“¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que está en tu ojo?”. Juzgar es querer ponerse en el lugar de Dios, “por esto es tan feo juzgar”. “Y también, mi juicio es un pobre juicio; le falta algo tan importante que sí tiene el juicio de Dios, le falta la misericordia”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Juzgar corresponde sólo a Dios. En cuanto a nosotros, tenemos que recordar que “el modo, la medida con la cual juzgamos será la misma” con la cual seremos juzgados y que antes de juzgar es necesario “mirarse al espejo”. Lo dijo el Papa Francisco, en la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, partiendo del “No juzguéis, para no ser juzgados” del Evangelio de hoy (Mt 7,15).
En la última misa con homilía antes de la pausa veraniega, el Papa observó que todos esperamos que en el día del Juicio: “El señor nos mire con benevolencia, que el Señor se olvide de tantas cosas feas que hemos hecho durante nuestra vida”. Y si “tú juzgas continuamente a los otros, con la misma medida serás juzgado”. El Señor, continuó, nos pide, por lo tanto, que nos miremos al espejo. “Mírate al espejo, pero no para maquillarte, para que no se vean las arrugas. No, no, no, ¡Ese no es el consejo! Mírate al espejo para mírate a ti, como tú eres. “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no miras la viga que está en el tuyo? O ¿cómo dirás a tu hermano: “Deja que quite la paja de tu ojo, mientras que en el tuyo hay una viga?” ¿Y cómo nos califica el Señor cuándo hacemos esto? Una sola palabra: “¡Hipócrita!, quita antes la viga de tu ojo y entonces verás bien para quitar la paja del ojo de tu hermano”.
Se ve, evidenció el Papa, que el Señor “un poco se enoja, aquí”, nos tilda de hipócritas cuando nos ponemos en “lugar de Dios”. Esto es aquello de lo cual la serpiente convenció a Adán y a Eva: “Si vosotros coméis esto, seréis como Él”. Ellos, dijo: “querían ponerse en lugar de Dios”. “Por esto es tan feo juzgar. ¡El juicio sólo a Dios, sólo a Él! A nosotros el amor, la comprensión, el rezar por los demás, cuando vemos cosas que no son buenas, pero también hablarles: “Pero, escucha, yo veo esto, quizás… “Pero, jamás juzgar. Jamás. Y es hipocresía, si nosotros juzgamos”.
Cuando juzgamos “nos ponemos en el lugar de Dios”, pero “nuestro juicio es un juicio pobre”, jamás “puede ser un juicio verdadero”. “Y ¿por qué el nuestro no puede ser como el de Dios? ¿Por qué Dios es Omnipotente y nosotros no?”. No, es “porque a nuestro juicio le falta la misericordia. Y cuando Dios juzga, juzga con misericordia”. “Pensemos hoy en esto que el Señor nos dice: no juzguéis para no ser juzgados; la medida, el modo, la medida con la cual juzgamos será la misma que usarán con nosotros; y tercero, mirémonos al espejo antes de juzgar. “Pero ésta hace esto…éste hace aquello…” “Pero, espera un segundo…”, me miro al espejo y luego pienso. Caso contrario, seré un hipócrita, porque me pongo en el lugar de Dios y también, porque mi juicio es un pobre juicio; le falta algo tan importante, que sí tiene el juicio de Dios, le falta la misericordia. Que el Señor nos haga entender bien estas cosas”.
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