17/12/2020, 13.11
VATICANO
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Doctrina social de la Iglesia, una 'brújula' para el cuidado del hombre y de la creación

de Bernardo Cervellera

En el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2021, el Papa Francisco propone al mundo seguir una "gramática” del cuidado: la promoción de la dignidad de toda persona humana, la solidaridad con los pobres y los indefensos, la preocupación por el bien común y la salvaguardia de la creación". Una propuesta religiosa ante una situación en la que domina "la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación". La doctrina social de la Iglesia también exige atención a los pobres y subraya el destino universal de los bienes. La familia, la escuela, las religiones deben educar inspirándose en los principios de la doctrina social para imprimir “al proceso de globalización, «un rumbo verdaderamente humano»".

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Los principios de la doctrina social de la Iglesia son una "brújula" para toda la comunidad internacional a los fines de superar la "crisis climática, alimentaria, económica y migratoria" que enfrenta el planeta. Estos principios son la "gramática” del cuidado: la promoción de la dignidad de toda persona humana, la solidaridad con los pobres y los indefensos, la preocupación por el bien común y la salvaguardia de la creación" (n. 6).

Esta es la propuesta que hace el Papa Francisco en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2021, titulado "La cultura del cuidado como camino de paz". Se ofrece " a los Jefes de Estado y de Gobierno, a los responsables de las organizaciones internacionales, a los líderes espirituales y los fieles de diversas religiones, y a los hombres y mujeres de buena voluntad.(n. 1).

El carácter cristiano dirigido a todos se refuerza presentando las raíces bíblicas e históricas del "cuidado": desde el libro del Génesis, en el cual Dios constituye al hombre "guardián" del jardín del Edén y espera que Caín sea el "guardián" de su hermano Abel; hasta Jesucristo, que "selló su cuidado hacia nosotros ofreciéndose a sí mismo en la cruz y liberándonos de la esclavitud del pecado y de la muerte" (n. 4); para llegar por último a la historia de la Iglesia, que generó fuerzas al servicio de la caridad cristiana" creando "hospitales, hospicios para los pobres, orfanatos, hogares para niños y refugios para peregrinos, entre otras cosas" (n. 5).

Algunos podrían asombrarse de que el Papa, habitualmente tan atento y respetuoso de la mentalidad del mundo, "se atreva" a proponer un camino tan evidentemente "cristiano", sin mediaciones. Creo que este coraje (la parresía, a menudo citada por Francisco) resulta necesario en este momento, dada la amarga situación en la que se encuentra el mundo. En él, "junto a numerosos testimonios de caridad y solidaridad, están cobrando un nuevo impulso diversas formas de nacionalismo, racismo, xenofobia e incluso guerras y conflictos que siembran muerte y destrucción", y se impone casi sin resistencia "la cultura de la indiferencia, del descarte y del conflicto”(n. 2).

La propuesta de la dimensión religiosa para afrontar los problemas del mundo es importante, porque, sin un Dios que se preocupe por el hombre y la creación, los seres humanos creamos desequilibrios: mi bienestar contra el tuyo, la vida de una nación contra la muerte de la otra; la salvaguardia del hombre contra la de la creación. Sobre este último tema, el Mensaje sugiere una corrección: en primer lugar está la dignidad de la persona y después el cuidado de la creación (n. 6). Muchas veces se ha hablado del "Papa ecologista", que da la razón a los ambientalistas que quieren salvar las selvas tropicales eliminando al hombre (con guerra, eutanasia, aborto, leyes, ...). En el Mensaje, la dignidad religiosa del hombre es el punto de partida para proteger también la creación. Para el Papa, la "gramática" del cuidado tiene un orden en etapas sucesivas: "la promoción de la dignidad de toda persona humana, la solidaridad con los pobres e indefensos, la preocupación por el bien común y la salvaguardia de la creación" (ib.) .

El Mensaje también sugiere una corrección a la galaxia del mundo católico tradicionalista, que a menudo murmura porque el Papa Francisco "habla demasiado de los pobres" y "socava los derechos de la propiedad privada". Por el contrario, la propuesta cristiana de la doctrina social de la Iglesia es clara. Francisco cita a los Padres de la Iglesia y su condena de la "codicia" contra el destino universal de los bienes; los principios de solidaridad y fraternidad; el "ver al otro ... como nuestro prójimo" (ib.).

Vista la resistencia que hay en el mundo a la posibilidad de crear un "Fondo Mundial" “con el dinero que se usa en armas y otros gastos militares ... para poder derrotar definitivamente el hambre y contribuir al desarrollo de los países más pobres", el Papa pide a todos (familias, escuelas, religiones, ...) que eduquen en estos principios sociales para imprimir "al proceso de globalización «un rumbo verdaderamente humano»"(n. 7).

Y concluye: “En este tiempo, en el que la barca de la humanidad, sacudida por la tempestad de la crisis, avanza con dificultad en busca de un horizonte más tranquilo y sereno, el timón de la dignidad de la persona humana y la “brújula” de los principios sociales fundamentales pueden permitirnos navegar por una ruta segura y común” (n. 9).

 

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