26/10/2015, 00.00
VATICANO
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El cambio climático exige un “verdadero cambio” que culmine en un acuerdo “justo y jurídicamente vinculante”

Un petitorio efectuado por los cardenales, patriarcas y obispos y representantes de las conferencias episcopales del mundo a la COP 21, que se llevará a cabo en París. Se precisa una “perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los pobres y desprotegidos”, que tenga presente “no solamente las dimensiones técnicas, sino sobre todo las dimensiones éticas y morales de los cambios climáticos”, siendo que “el ambiente natural es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Que la conferencia sobre cambio climático de París (COP 21) , para conseguir un “verdadero cambio” logre llegar a un acuerdo “justo y jurídicamente vinculante” que desde una “perspectiva social, tenga en cuenta los derechos fundamentales de los pobres y de los desprotegidos”, y tenga presente “no solamente las dimensiones técnicas, sino sobre todo las dimensiones éticas y morales de los cambios climáticos”, siendo que “el ambiente natural es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos”. Es el petitorio firmado hoy por los cardenales, patriarcas, obispos y representantes de las conferencias episcopales del mundo, dirigido a la “Conferencia de las partes” sobre cambio climático que se llevará a cabo en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre. 

Definido como “una propuesta política basada en diez puntos”, el pedido solicita, substancialmente, que se vuelvan a definir nuestras nociones de crecimiento y progreso, además de nuestro estilo de vida, siendo que un ambiente dañado tiene como consecuencia “la degradación humana y social”. De aquí el reclamo por “un planteo ecológico integral” y por una “justicia social que sea puesta en el centro de la atención, a fin de escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”.

A continuación el texto completo del petitorio, firmado por Asia por el Card. Oswal Gracias, arzobispo de Bombay y presidente de la FABC, por Europa el Card. Peter Erdo, arzobispo de Esztergom –Budapest y presidente de la CCEE y el Card. Reinhard Marx, arzobispo de Mónaco y presidente del COMECE, por América Latina el Card, Rubén Salazar Gómez, presidente del CELAM, por la Iglesias orientales católicas el Card. Bechara Boutros Rai, presidente del CPO, por Africa el Card. Gabriel Mbilingi, presidente del SECAM, por América del Norte el Card. Joseph Kurtz, arzobispo de Louisville y presidente del FBCO y Mons. David Dougls Crosby, obispo de Hamilton y presidente del CCCB-CECC, y por Oceanía Mons. Johm Ribat, arzobispo de Port Moresby y presidente del FCBCO.

PEDIDO A LAS PARTES QUE VAN A NEGOCIAR EN LA COP 21 

El siguiente petitorio fue lanzado por los Cardenales, Partriarcas y Obispos de todo el mundo, en representación de las asociaciones continentales de las Conferencias episcopales nacionales. Está dirigido a las partes que estarán a cargo de las negociaciones en la COP 21 en París y los invita a trabajar por la aprobación de un acuerdo sobre el clima que sea desarrollado en equipo, jurídicamente vinculante y generador de un verdadero cambio. 

En representación de la Iglesia Católica de los cinco continentes, nosotros, Cardenales, Patriarcas y Obispos nos hemos reunido para expresar, en nuestro nombre y en nombre de las personas que han sido confiadas a nuestro cuidado pastoral, la esperanza, ampliamente difundida, de que a partir de las negociaciones de la COP 21 de París surja un acuerdo sobre el clima que sea justo y jurídicamente vinculante. Adelantamos una propuesta política basada en diez puntos, formulada en base a la experiencia concreta de las personas a lo largo de varios continentes, cambios climáticos a la injusticia y a la exclusión social de los más pobres y de los más vulnerables entre nuestros ciudadanos.  

Cambios climáticos: desafíos y oportunidades

En su carta encíclica, Laudato Si’ (LS), dirigida a "toda persona que habita este planeta" (LS 3), el Papa Francisco afirma que “los cambios climáticos constituyen uno de los principales desafíos actuales para la humanidad” (LS 25). El clima es un bien común, compartido, que pertenece a todos y está destinado a todos (LS 23). El ambiente natural es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos (LS 95).

Hoy creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos. Para los creyentes, esto se convierte en una cuestión de fidelidad al Creador, porque Dios creó el mundo para todos. Por consiguiente, todo planteo ecológico debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados (LS 93).

El daño al clima y al ambiente tienen enormes repercusiones. El problema surgió a raíz de la vertiginosa aceleración del cambio climático y global en sus efectos y que nos desafía a redefinir nuestras nociones de crecimiento y progreso. Representa una cuestión de estilo de vida. A causa de sus dimensiones y de su naturaleza global, el impacto del clima nos obliga a encontrar una solución que sea consensuada y nos invita a una solidaridad universal, “intergeneracional” e “intrageneracional” (LS 13, 14, 162).

El Papa define el mundo como “nuestra casa común”. Por lo tanto, al administrarlo, debemos tener presente la degradación humana y social, que son consecuencias de un ambiente dañado.  Solicitamos un abordaje ecológico e  integral, pedimos que la justicia social sea puesta en el centro de la atención “para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres“ (LS 49).

El desarrollo sustentable debe incluir a los pobres 

Mientras se lamenta el fuerte impacto del rápido cambio climático sobre los niveles del mar, sobre los fenómenos atmosféricos extremos, sobre el deterioro de los ecosistemas y sobre la pérdida de la biodiversidad, la Iglesia es también testigo de cómo el cambio climático está teniendo efectos negativos, sobre todo, en las comunidades y pueblos más vulnerables. El Papa Francisco reclama nuestra atención sobre las consecuencias irreparabales de los cambios climáticos descontrolados en muchos países en vías de desarrollo en todo el mundo. Entre otros, en su discurso ante las Naciones Unidas, el Papa Francisco dijo que el abuso y la destrucción del ambiente están también acompañados por un incesante proceso de exclusión. 

Líderes valientes en búsqueda de acuerdos vinculantes

Construir y mantener una casa común sustentable exige una dirigencia política valiente y creativa. Se hace indispensable crear un sistema normativo que incluya límites y asegure la protección de los ecosistemas (LS 53).

Pruebas científicas fehacientes revelan que la aceleración del cambio climático se debe, en gran parte, a la actividad humana descontrolada, que trabaja sobre un modelo particular de progreso y desarrollo. La excesiva dependencia de los combustibles fósiles es la primera responsable. El Papa y otros líderes religiosos, sensibles al daño causado, piden una drástica reducción de las emisiones de bióxido de carbono y de otros gases tóxicos.

Nos unimos al Santo Padre en su implorar un gran paso adelante en París, por un acuerdo global y generador de un verdadero cambio sostenido para todos, basados en los principios de solidaridad, de justicia y de participación. Este acuerdo debe anteponer el bien común a los intereses nacionales. Es esencial también que las negociaciones se concluyan con un acuerdo vinculante que proteja nuestra casa común y a todos sus habitantes.

Nosotros, Cardenales, Patriarcas y Obispos hacemos una invitación general y adelantamos diez propuestas políticas específicas. Pedimos a la COP 21 estipular una acuerdo internacional para limitar el aumento de la temperatura global dentro de los parámetros actualmente propuestos dentro de la comunidad científica mundial a fin de evitar impactos climáticos catastróficos, sobre todo sobre las comunidades más pobres y vulnerables. Estamos de acuerdo sobre el hecho de que existe una responsabilidad común, pero también diferenciada, de todas las naciones. Varios países han alcanzado diferentes estadios en materia de desarrollo. La necesidad de trabajar juntos por un esfuerzo común es imperativa.

Nuestras diez propuestas

1- Tener en mente no sólo las dimensiones técnicas, pero sobre todo aquellas éticas y morales de los cambios climáticos, entre ellas el art. 3 de la convención cuadro de las Naciones Unidas sobre los cambios climáticos (UNFCCC).

2- Aceptar que el clima y la atmósfera son bienes comunes globales pertenecientes a todos y destinados a todos.

3- Adoptar un acuerdo global equitativo, generador de un verdadero cambio, y jurídicamente vinculante, sobre la base de nuestra visión del mundo que reconoce la necesidad de vivir en armonía con la naturaleza y de garantizar el respeto de los derechos humanos para todos, comprendidos aquellos de los pueblos indígenas, de las mujeres, de los jóvenes y de los trabajadores.

4- Limitar drásticamente el aumento de la temperatura global y fijar un objetivo para la completa descarbonización a mitad del siglo, al fin de proteger a las comunidades que en primera línea sufren los impactos de los cambios climáticos, como aquellos en las islas del Pacífico y en las regiones costeras, garantizando que el límite de la temperatura sea ratificada por un acuerdo global jurídicamente viculante, con compromisos ambiciosos de reducción de las emisiones, y acciones por parte de todos los países que tengan plenamente cuenta de sus responsabilidades comunes, sino diferenciadas, y respetuosas de sus respectivas capacidades (CBDRRC), sobre las bases de principios de equidad, responsabilidad histórica y sobre el derecho al desarrollo sustentable.

Para asegurar que las reducciones de las emisiones por parte de los gobiernos estén en línea con el objetivo de las descarbonización, los gobiernos deben desarrollar los exámenes periódicos de los compromisos asumidos y de la ambición demostrada. Para que estos controles vayan a buen fin, deben tener bases científicas, deben seguir el principio de equidad y deben ser obligatorios.

5- Desarrollar nuevos modelos de desarrollo y de estilo de vida, compatibles con el clima, enfrentar la desigualdad y llevar a las personas fuera de la pobreza. Para esto es fundamental poner fin a la era de los combustibles fósiles, eliminando gradualmente las emisiones, comprendidas las producidas por los medios militares, aéreos y marítimos y facilitando a todos el acceso confiable y seguro a las energías renovables y a precios accesibles.

6- Garantizar el acceso de las personas al agua y a la tierra con sistemas alimenticios sustentables y resistentes al clima, que privilegien las soluciones en favor de las personas, más que a favor de las ganancias.

7- Garantizar a todos los niveles del proceso decisional, la inclusión y la participación de los más pobres, de los más vulnerables y de los más fuertemente dañados.

8- Garantizar que el acuerdo 2015 ofrezca un acercamiento de adaptación que responda adecuadamente a las necesidades inmediatas de las comunidades más vulnerables y que se base en las alternativas locales.

9- Reconocer que las exigencias de adaptación están condicionadas por el suceso de la adopción de las medidas de reducción. Los responsables del cambio climático tienen el honor de asistir a los más vulnerables en el adaptarse y en el gestionar las pérdidas y los daños y en el compartir el know-how necesario.

10- Dar una lineamiento de la ruta sobre cómo los países harán frente al conjunto de los compromisos financieros previsibles, coherentes y agregados, garantizando una financiación equilibrada de las acciones de reducción y de las exigencias de adaptación..

Todo esto exige una seria conciencia y educación ecológica (LS 202-215).

Oración por la Tierra:

Dios del amor, enséñanos a cuidar a este mundo, que es nuestra casa común. Inspira a los líderes de gobierno, cuando se reunan en París.

- a escuchar con atención el clamor de la tierra y el clamor de los pobres;

- a estar unidos en el corazón y en la mente en el responder con valentía;

-a la búsqueda del bien común y a la protección del hermosísimo jardín terrestre que has creado para nosotros, para todos nuestros hermanos y hermanas, para todas las generaciones que vendrán. ¡Amén!

 

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