16/11/2020, 17.45
INDONESIA
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Indonesia: sumado al Covid-19, la amenaza de los volcanes se cierne sobre el futuro del país

de Ati Nurbaiti

Alerta máxima en las cercanías del monte Merapi en Java Central y del Sinabung en Sumatra del Norte. Muchas pequeñas ciudades y aldeas en los alrededores del cráter han sido evacuadas, pero algunas personas se resisten y siguen yendo a los campos y cuidando a los animales. Los niños sufren la incomodidad del aprendizaje a distancia en los centros de acogida. El problema de las reservas de alimentos.

 

Yakarta (AsiaNews) - En plena emergencia provocada por la pandemia del nuevo coronavirus y las alertas debido a las inundaciones en la temporada de lluvias, Indonesia debe afrontar también la amenaza que suponen los volcanes activos. Los fenómenos naturales sumados al Covid-19 trastornan la vida de las personas, interrumpen el flujo regular de la vida cotidiana y corren el riesgo de hacer saltar algunas fechas del calendario que generan gran expectativa, como las elecciones locales de diciembre. La principal alerta es en los alrededores del monte Merapi, en Java central, y del volcán Sinabung, en el norte de Sumatra, que han tenido erupciones devastadoras en las últimas semanas.

En la isla de Java, una de las más densamente pobladas del mundo con sus 140 millones de habitantes, desde principios de octubre se han evacuado pueblos y aldeas enteras en la zona del Merapi, junto con el ganado que se cría en esa región. Los voluntarios todavía siguen yendo para convencer a los que decidieron quedarse de que se vayan, porque están corriendo un riesgo muy alto de sufrir los efectos de una erupción volcánica.

En una localidad a tres kilómetros del cráter la vida parece transcurrir tranquilamente y los lugareños continúan con sus actividades habituales. "Alguna gente - cuenta Sunar, un hombre de 60 años, a jateng.suara.com - sigue yendo al campo y cuidando sus animales". Este año han buscado refugio muchas menos personas que en 2010, cuando el éxodo fue muy superior. Muchos pueblos que quedaron enterrados bajo el polvo en aquel momento fueron reubicados, y los que no salieron quieren seguir viviendo allí.

La situación también afecta mucho a los niños, que se ven obligados a recibir clases a distancia y deben hacer un gran esfuerzo para mantener la atención durante las lecciones en línea. En general los centros y campamentos de acogida disponen de wi-fi, ventiladores y televisores para favorecer el estudio, pero los inconvenientes no faltan. El creciente número de personas alojadas en ellos y la llegada de nuevos núcleos familiares crea descontento e incomodidad, especialmente en el suministro de alimentos y materias primas. "La gente come tres veces al día", dice un jefe de aldea y "no podemos darles siempre fideos instantáneos".

Por su parte, las fuerzas policiales han comenzado el entrenamiento de 3.500 personas que deben organizar las operaciones de evacuación. También se están construyendo instalaciones sanitarias y previendo existencias de medicamentos, sobre todo para atender quemaduras, lo que se suma a la emergencia por la pandemia del nuevo coronavirus que requiere centros de atención específicos para prevenir la propagación de la enfermedad. Para evitar mayores problemas en vista de las elecciones de diciembre, los centros de votación de las zonas de mayor riesgo se trasladaron a los centros de acogida, según confirmó Yulianto Sudrajat, titular de la comisión electoral de Java Central.

En el norte de Sumatra, la preocupación se centra en el volcán Sinabung, que en los últimos tiempos ha vuelto a arrojar polvo y cenizas a la atmósfera hasta 2,5 km de altura. Los residentes de las zonas situadas en un radio de 6 km del centro del cráter se han visto obligados a abandonar sus hogares y es posible que se requieran nuevas operaciones de evacuación en los próximos días. Para los expertos, el fenómeno podría durar mucho tiempo, incluso años, como ocurrió entre 2013 y 2018. Se aconseja a los habitantes que "se aseguren el suministro de agua potable y limpien los techos de ceniza volcánica, para prevenir derrumbes".

Indonesia se encuentra dentro del llamado "Anillo de Fuego", el anillo de fuego sísmico del Pacífico, y a menudo es víctima de terremotos y tsunamis mortíferos. En 2018, un terremoto de magnitud 7,5 y el tsunami resultante causaron 4.300 víctimas entre muertos y desaparecidos. En 2004, un terremoto de magnitud 9,1, con epicentro frente a la costa de Sumatra, desató un gigantesco tsunami que mató a 220.000 personas en la región del Océano Índico, de las cuales 170.000 solo en Indonesia.

 

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