21/06/2015, 00.00
VATICANO - ITALIA
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Papa en Turín: El amor de Dios hacia nosotros es fiel, recrea todo, es estable y seguro

En la Misa en la Piazza Vittorio Veneto, con cerca de 40 mil fieles, el Papa Francisco recuerda el amor de Dios y la fe "de nuestros antepasados", "Rocosa" y "sólida". Un recordatorio a los santos "libres y obstinados" en esta tierra "han aceptador el amor de Dios y se han extendido por todo el mundo". "Enfrentar la vida con valor y mirar hacia el futuro con esperanza", dando la bienvenida a los inmigrantes "huyen de la guerra y la persecución en busca de la paz y la libertad". Para la Virgen Consolata ha confiado "el camino eclesiástico y civil de esta tierra". El regalo del arzobispo y los peregrinos de la Sábana Santa "para la caridad del Papa".

Turín (AsiaNews) - El amor de Dios para con nosotros "es un amor fiel, un amor que recrea todo, un amor estable y seguro" es el corazón de la homilía que el Papa Francisco ha dicho esta mañana frente a alrededor de 40 mil fieles reunidos en la gran plaza Vittorio Veneto, en Turín. El Papa ha querido venir a esta ciudad hoy y mañana para una peregrinación a la Sábana Santa y visitar los lugares de San Juan Bosco 200 años después de su nacimiento.

Antes de la misa - comenzó con 15 minutos de anticipación - el Papa había visitado la catedral en silencio para estar unos minutos ante la mortaja venerada como una que envolvió a Jesús en la tumba y en la que están las marcas de su pasión y su amor por el mundo. Justamente que este amor al Papa ha subrayado en su homilía.

Jesús – dijo - es "el Testimonio" del amor de Dios. "Por amor se hizo hombre, por amor ha muerto y resucitado, y por amor está siempre a nuestro lado, en los momentos lindos y en los difíciles. Jesús nos ama siempre, hasta el final, sin límites y sin medida. Y nos ama a todos, hasta el punto que cada uno de nosotros puede decir: «Ha dado su vida por mí». «¡Por mí!». La fidelidad de Jesús no se rinde ni siquiera ante nuestra infidelidad. Nos lo recuerda San Pablo: «Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo».. Jesús permanece fiel, aun cuando nos hemos equivocado, y nos espera para perdonarnos: Él es el rostro del Padre misericordioso. He aquí el amor fiel”.

 "El amor de Dios recrea todo, es decir hace nuevas todas las cosas, como nos ha recordado la segunda Lectura. Reconocer los propios límites, las propias debilidades, es la puerta que abre al perdón de Jesús, a su amor que puede renovarnos en lo profundo, que puede recrearnos. La salvación puede entrar en el corazón cuando nosotros nos abrimos a la verdad y reconocemos nuestras equivocaciones, nuestros pecados; entonces hacemos experiencia, esa bella experiencia de Aquel que ha venido, no para los sanos, sino para los enfermos, no para los justos, sino para los pecadores. Experimentamos su paciencia, - ¡tiene tanta! - su ternura, su voluntad de salvar a todos. Y ¿cuál es la señal? La señal es que nos hemos vuelto ‘nuevos’ y hemos sido transformados por el amor de Dios. Es el saberse despojar de las vestiduras desgastadas y viejas de los rencores y de las enemistades, para vestir la túnica limpia de la mansedumbre, de la benevolencia, del servicio a los demás, de la paz del corazón, propia de los hijos de Dios. El espíritu del mundo está siempre buscando novedades, pero sólo la fidelidad de Jesús es capaz de la verdadera novedad, de hacernos hombres nuevos, de re-crearnos".

"El amor de Dios es estable y seguro, como los peñascos rocosos que reparan de la violencia de las olas. Jesús lo manifiesta en el milagro narrado por el Evangelio, cuando aplaca la tempestad, mandando al viento y al mar. Los discípulos tienen miedo porque se dan cuenta de que no pueden con todo ello, pero Él les abre el corazón a la valentía de la fe. Ante el hombre que grita: «ya no puedo más», el Señor sale a su encuentro, le ofrece la roca de su amor, a la que cada uno puede aferrarse, seguro de que no se caerá. ¡Cuántas veces sentimos que ya no podemos más! Pero Él está a nuestro lado, con la mano tendida y el corazón abierto”.

En esta visita, el Papa Francisco también se reunirá con su familia, que son originarios de Piamonte. Tal vez en referencia a esto, añadió, "nuestros antepasados ​​sabían bien lo que significa ser" roca ", lo que significa "fuerza"".

"También nosotros los cristianos corremos el riesgo de dejarnos paralizar por los miedos del futuro y de buscar seguridades en cosas que pasan, o en un modelo de sociedad cerrada que tiende a excluir, más que a incluir. En esta tierra han crecido tantos Santos y Beatos que han acogido el amor de Dios y lo han difundido en el mundo, santos libres y testarudos. Sobre las huellas de estos testimonios, también nosotros podemos vivir la alegría del Evangelio, practicando la misericordia, podemos compartir las dificultades de tanta gente, de las familias, en especial de las más frágiles y marcadas por la crisis económica. Las familias tienen necesidad de sentir la caricia maternal de la Iglesia para ir adelante en la vida conyugal, en la educación de los hijos, en el cuidado de los ancianos y también en la transmisión de la fe a las jóvenes generaciones".

El Papa Francisco concluyó su homilía con una invocación al Espíritu Santo, para que "nos ayude a ser siempre conscientes de este amor ‘rocoso’, que nos vuelve estables y fuertes en los pequeños y grandes sufrimientos, nos hace capaces de no cerrarnos ante las dificultades, de afrontar la vida con valentía y mirar al futuro con esperanza. Como entonces en el lago de Galilea, aún hoy en el mar de nuestra existencia, Jesús es Aquel que vence las fuerzas del mal y las amenazas de la desesperación. La paz que Él nos dona es para todos; también para tantos hermanos y hermanas que huyen de guerras y persecuciones en busca de paz y libertad".

Una última reflexión el Papa ha vuelto a María Madre de la Consolación, cuyo santuario es bien conocido en Turín. "Queridos amigos - dijo - aayer han celebrado a la Bienaventurada Virgen Consolata - de la Consolación - «que está allí pequeña, pero sólida y sin fastuosidades, como una buena madre». Encomendémosle a nuestra Madre el camino eclesial y civil de esta tierra: que Ella nos ayude a seguir al Señor, para ser fieles, para dejarnos renovar todos los días y permanecer sólidos en su amor. Que así sea".

 Antes del final de la misa, el arzobispo de Turín, Mons. Nosiglia ha dirigida al Papa unas palabras de agradecimiento. La presentación de los muchos compromisos misioneros de la diócesis, le dio al Papa una ofrenda en efectivo, recogido por los peregrinos de la Sábana Santa, que Francesco utilizará para sus obras caridad.

Antes del Ángelus, el Papa Francisco recordó a una vez más "el amor más grande" de Dios (que es el lema de esta peregrinación): "Icono de este amor - dijo - es la Síndone, que también esta vez ha congregado tanta gente aquí en Turín. La Sábana Santa atrae hacia el rostro y el cuerpo martirizado de Jesús y, al mismo tiempo, impulsa hacia el rostro de toda persona sufriente y perseguida injustamente. Nos impulsa en la misma dirección del don de amor de Jesús. “El amor de Cristo nos apremia”: estas palabras de San Pablo eran el lema de San José Benito Cottolengo".

Recordando a continuación "el celo apostólico de tantos sacerdotes santos de esta tierra, desde Don Bosco, de quien recordamos el bicentenario de su nacimiento, los saludo con gratitud a ustedes, sacerdotes y religiosos. Ustedes se dedican con empeño al trabajo pastoral y son cercanos a la gente y a sus problemas. Los animo a llevar adelante con alegría su ministerio, apuntando siempre a lo que es esencial en el anuncio del Evangelio. Y mientras les agradezco a ustedes, hermanos Obispos del Piamonte y del Valle de Aosta, por su presencia, los exhorto a estar junto a sus sacerdotes con afecto paterno y calurosa cercanía”.

“A la Virgen Santa – concluyo -le confío esta ciudad y su territorio y aquellos que habitan aquí, para que puedan vivir en la justicia, en la paz y en la fraternidad. En especial encomiendo a las familias, a los jóvenes, a los ancianos, a los encarcelados y a todos los sufrientes, con una especial consideración por los enfermos de leucemia, hoy en la Jornada Nacional contra la leucemia, linfoma y mieloma. María Consolata, reina de Turín y del Piamonte, fortalezca nuestra fe, asegure nuestra esperanza y fecunde nuestra caridad, para ser “sal y luz” de esta bendita tierra, de la que yo soy nieto”.

 

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