21/03/2015, 00.00
VATICANO - ITALIA
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Papa: en Nápoles, encontrar en Jesús la esperanza y la fuerza para rescatar a una ciudad

La corrupción "¡huele!". "Y la sociedad corrupta ¡huele! Un cristiano que deja entrar dentro de sí a la corrupción no es cristiano; "¡huele mal!". Quien toma voluntariamente el camino del mal, roba un pedazo de esperanza, gana algo pero roba la esperanza a sí mismo, a los otros, a la sociedad". "Todos somos migrantes, hijos de Dios: hijos de Dios que nos ha puesto en camino a todos, todos". "A los criminales y a todos los cómplices de la Iglesia repite: ¡conviértanse al amor y a la justicia! ¡Déjense encontrar por la misericordia de Dios!"

Nápoles (AsiaNews)- "Encontrar en la misericordia de Cristo, que hace nuevas todas las cosas, la fuerza de ir adelante con esperanza, la fuerza para tantas existencias, tantas familias y comunidades". En estas palabras, pronunciadas durante la misa, está el sentido que el Papa Francisco quiere dar a su visita de hoy a Nápoles, principal ciudad de Italia meridional, bellísima, pero atormentada por la falta de trabajo, por la criminalidad organizada y la pobreza.

Temas enfrentados ya en la mañana, en particular en la visita al barrio periférico de Scampia, particularmente de mala fama. Aquí, en la plaza dedicada a Juan Pablo II, que vino a este barrio en 1980, Francisco escuchó a los representantes del mundo de la cultura, del trabajo y de los migrantes.

"He querido comenzar de aquí- las primeras palabras del Papa- de esta periferia, mi visita a Nápoles. Los saludo a todos ustedes y ¡les agradezco por la calurosa acogida!. Realmente se ve que los napolitanos no son fríos". "Ustedes pertenecen a un pueblo que tiene una gran historia, atravesada por cuestiones complejas y dramáticas. La vida de Nápoles no fue nunca fácil, pero, ¡no fue nunca triste! Es esta la gran reserva de ustedes. El camino cotidiano en esta ciudad, con sus dificultades y sus problemas y algunas veces sus duras pruebas, produce una cultura de vida que ayuda siemore a levantarse después de una caída y a hacer de modo que el mal no tenga la última palabra. Es este el desafío bello: no dejar nunca que el mal tenga la última palabra. Es la esperanza, lo saben bien, este gran patrimonio, esta "palanca del alma", tan preciosa, pero también expuesta a asaltos y rapiñas. Los sabemos, quien toma voluntariamente el camino del mal roba un pedazo de esperanza, gana algo pero roba la esperanza a sí mismo, a los otros, a la sociedad. La vida del mal es un camino que siempre roba esperanza y también se la roba a la gente honesta, trabajadora y también a la buena fama de la ciudad, a su economía".

Francisco respondió, por los tanto, a las preguntas que le hizo una emigrante filipina, un trabajador y un magistrado. "Querría hablar- dijo- a la hermana que habló en nombre de los inmigrantes y de aquellos que no tienen un demora fija. Ella pidió una palabra que asegure que los inmigrantes son hijos de Dios y que son ciudadanos. Pero, ¿es necesario llegar a esto? Los migrantes, ¿son ciudadanos de segunda clase? Tenemos que hacer sentir a nuestros hermanos y hermanas migrantes que son ciudadanos, que son iguales a nosotros, hijos de Dios, que son migrantes como nosotros, porque todos somos emigrantes hacia otra patria, ¡eh! Y quizás llegaremos todos, ¡eh! Y ¡Que ninguno se pierda en el camino! Todos somos migrantes, hijos de Dios que nos ha puesto en camino, a todos. No se puede decir: "Pero los emigrantes son así...Nosotros somos..." ¡No!" Todos somos migrantes, todos estamos en camino. Y esta palabra no está escrita en un libro, el que todos seamos migrantes; está escrita en nuestra carne, ¿no es así? En nuestra carne, en nuestro camino de vida, que nos asegura en Jesucristo que todos somos hijos de Dios, hijos amados, hijos deseados, hijos salvados. ¡Pensemos en esto!. Todos somos migrantes de la vida. ¡Ninguno tiene una demora fija en esta tierra!. Todos tenemos que irnos. Y todos, ¡tenemos que ir a encontrar a Dios! "Sí, sí, ¡todos! Vayan ustedes, ¡yo voy por último! Todos, todos tenemos que irnos".

"Luego intervino un trabajador. Y le agradezco también a él, porque naturalmente quería tocar este punto, que es un signo negativo de nuestro tiempo. En modo especial lo es la falta de trabajo para los jóvenes. Pero, piensen ustedes que los jóvenes de los 25 años para abajo, más del 40% ¡no tiene trabajo! ¡Pero, esto es grave! ¿Qué hace un joven sin trabajo? ¿Qué futuro tiene? ¿Qué camino de vida elige? Y esta es una responsabilidad no sólo de la ciudad, no sólo del país, ¡sino de todo el mundo! ¿Por qué? Porque hay un sistema económico que descarta a la gente y ahora le toca el turno a todos los jóvenes, para ser desechados, que está sin empleo y esto es serio ¿Por qué - 'Pero padre, están las obras de caridad, hay servicios de voluntariado, está la Caritas, hay este centro, ese club, que da de comer... '. Pero el problema no es comer, el problema más grave es no tener la oportunidad de llevar el pan a casa, ¡ganarlo! Y cuando no se gana el pan, ¡pierdes tu dignidad! Y esta falta de trabajo roba la dignidad. Tenemos que luchar con esto, tenemos que defender nuestra dignidad como ciudadanos, hombres, mujeres, jóvenes. Y este es el drama de nuestro tiempo. No debemos permanecer en silencio. Y también el trabajo a mitad. ¿Qué quiero decir con esto? ¡La explotación de las personas en el trabajo! Hace unas semanas, una chica que necesita un trabajo, se encontró uno en una empresa turística y las condiciones eran las siguientes: 11 horas de trabajo, 600 euros al mes sin ninguna de las contribuciones para la jubilación. "¡Oh, pero es sólo 11 horas! Si no te gusta, ¡mira la cola de personas que están esperando para el trabajo!'. Esto se conoce como la esclavitud, esto se llama explotación, esto no es humano, no es cristiano. Y si quien lo hace se dice cristiano es un mentiroso, no es cierto, no es cristiano. Incluso la explotación del trabajo en negro, que trabajas pero no te contratan, sin nada, y te pagan lo que quieren, esto es la explotación de las personas. Sin el aporte de la pensión, sin la contribución a la salud: 'Ah, no me importa'. He entendido bien, hermano, he entendido bien y le doy las gracias por decir que lo que dijiste. ¡Debemos reanudar la lucha por nuestra dignidad que es la lucha por buscar, por encontrar, para reencontrar la oportunidad de traer a casa el pan! ¡Esta es nuestra lucha!".

Finalmente responde al juez. "Él usó un hermosa expresión 'camino de la esperanza' y recordó una frase de San Juan Bosco: 'Buenos cristianos y honrados ciudadanos', dirigido a niños y jóvenes. El camino de esperanza para los niños, estos que están aquí y para todo el mundo es, ante todo, el de la educación, pero una verdadera educación, el camino de educar para un futuro, y esto previene y ayuda a seguir adelante. Pero dijo una palabra de paso que me gustaría retomar, una palabra que se usa mucho hoy, el juez ha dicho que 'corrupción', 'corrupción'. Pero, dime, si cerramos la puerta a los inmigrantes, si quitamos el trabajo y la dignidad de las personas, ¿cómo se llama esto? ¡Se llama corrupción! Se llama corrupción y todos tenemos la oportunidad de ser corrupto, ninguno de nosotros puede decir, yo nunca seré corrupto. ¡No! Es una tentación, es un desliz, no, no, no, al negocio fácil, a la delincuencia, a los crímenes, a la explotación de las personas. Cuánta corrupción que hay en el mundo. Es una palabra que si la estudiamos un poco,  es mala, ¿eh? Porque una cosa corrupta es una cosa sucia, ¡eh! Si nos encontramos con que hay un animal que ha muerto y se corrompe, es corrupto, es feo. Pero también 'huele mal', ¡la corrupción 'huele mal'! ¡Y la sociedad corrupta apesta! Un cristiano que deja entrar dentro de sí la corrupción no es cristiano, ¡apesta! ¿Entendido? Mi presencia está destinada quiere ser un impulso para un camino de esperanza, de renacimiento y de recuperación ya en marcha. Sé el compromiso, generoso y eficaz, de la Iglesia, presente con su comunidad y sus servicios en el corazón de la realidad de Scampia; así como la continua movilización de los grupos de voluntarios, que no faltan con su ayuda. También aplaudo la presencia y la participación activa del gobierno de la ciudad, porque una comunidad no puede progresar sin su apoyo, sobre todo en tiempos de crisis y en presencia de situaciones sociales difíciles y a veces extremas. La 'buena política' es un servicio a la persona, que se ejerce principalmente en el ámbito local, donde el peso de las fallas, de las demoras, de la verdadera y propia omisión es más directas y hacen más mal. La buena política es una de las más altas expresiones de caridad, servicio y amor. Haced una buena política, pero en medio de vosotros: ¡la política se hace entre todos! ¡Entre todos se hace una buena política!".

La  jornada napolitana de Francisco se inició antes de las 8 de la mañana, con una parada en el santuario mariano de la cercana Pompeya. Aquí, después de una pausa de silencio ante la imagen de María, el Papa se dirigió una oración a la Virgen, diciendo entre otras cosas: "Madre y modelo de la Iglesia, tú eres guía y sostén seguro. Haz que seamos un corazón solo y un alma sola, pueblo fuerte en camino hacia la patria del cielo. Te entregamos nuestras miserias, los tantos caminos del odio y de la sangre, las mil antiguas y nuevas pobrezas y sobre todo nuestro pecado. A ti nos encomendamos, Madre de misericordia: obtennos el perdón de Dios, ayúdanos a construir un mundo según tu corazón de Madre".

El último acontecimiento de la mañana, la misa en una abarrotada Piazza del Plebiscito de casi cien mil personas, a donde llegó en coche entre dos alas de multitud festejante que lo ha acompañado toda la ruta.

Aquí, en una homilía dedicada a la "potencia" de la palabra de Jesús, el Papa instó a no dejarse robar la esperanza e invitó a los delincuentes a la conversión. "Queridos napolitanos - dijo - ¡no se dejen robar la esperanza! No cedan a las lisonjas de ganancias fáciles o rentas deshonestas. Reaccionen con firmeza a las organizaciones que explotan y corrompen a los jóvenes, a los pobres y a los débiles, con el cínico comercio de la droga y otros crímenes. ¡Que la corrupción y la delincuencia no desfiguren el rostro de esta bella ciudad! A los criminales y a todos sus cómplices la Iglesia les vuelve a repetir: ¡conviértanse al amor y a la justicia! ¡Déjense encontrar por la misericordia de Dios! Con la gracia de Dios, que perdona todo, es posible volver a una vida honesta. Se lo pido con las lágrimas de las madres de Nápoles, mezcladas con las de María, la Madre celestial invocada en Piedigrotta y en tantas iglesias de Nápoles. Que estas lágrimas ablanden la dureza de los corazones y reconduzcan a todos por el camino del bien".

"Es - concluyó - tiempo de rescate para Nápoles: éste es mi deseo y mi ruego para una ciudad que tiene en sí tantas potencialidades espirituales, culturales y humanas. Y, sobre todo, tanta capacidad de amar. Las autoridades, las instituciones, las diversas realidades sociales y los ciudadanos, todos juntos y concordes, puedan construir un futuro mejor. Y el futuro de Nápoles no es el de replegarse resignada sobre sí misma, sin abrirse con confianza al mundo. Esta ciudad puede encontrar en la misericordia de Cristo, que hace nuevas todas las cosas, la fuerza para ir adelante con esperanza, la fuerza de tantas existencias, tantas familias y comunidades. Esperar ya es resistir al mal. Esperar es mirar el mundo con la mirada y el corazón de Dios. Esperar es apostar sobre la misericordia de Dios, que es Padre y perdona siempre todo".

La mañana del Papa, que permanecerá en la capital de Campania hasta la tarde, concluye con una visita a la prisión de Poggioreale, donde almorzará con un grupo de reclusos.

 

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