12/05/2020, 13.48
VATICANO
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Papa: oremos por los enfermeros, ejemplo de heroísmo

La paz del mundo “te vuelve tranquilo e incluso contento, pero “te adormece un poco, te anestesia y te hace quedarte contigo mismo”: es un poco egoísta”. La que da Jesús es una “paz llena de esperanza, que nos hace fecundos, comunicativos con los demás, que crea comunidad y que siempre tiene en su mirada la paz definitiva del Paraíso”. 

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Hoy es el Día de los Enfermeros. Lo recordó Papa Francisco al comienzo de la la misa celebrada esta mañana, en Casa Santa Marta, e invitó a rezar “por los enfermeros y enfermeras, hombres, mujeres, muchachos y muchachas, que tienen esta profesión, que más que una profesión, es una vocación, es una vocación, una dedicación. Que el Señor los bendiga, En este tiempo de pandemia, han dado un ejemplo de heroísmo, y algunos han dado la vida”. 

En la homilía, el Papa comentó el pasaje del Evangelio (Juan 14,27-31), en el cual Jesús dice a sus discípulos: «Les dejo la paz, les doy mi paz. No como la del mundo, yo se las doy a ustedes».

“El Señor - dijo - antes de irse saluda a los suyos y les da el don de la paz, la paz del Señor”. “No se trata de la paz universal, la paz sin guerras, aunque todos querríamos que siempre fuera así, sino la paz de corazón, la paz del alma, la paz que cada uno de nosotros tiene dentro. Y el Señor la concede pero, subraya, no es como la da el mundo”. Se trata de paces distintas. 

“El mundo - prosiguió Francisco - te da una paz interior”, la paz de tu vida, es este vivir con el corazón en paz, “como una posesión tuya, como una cosa que es tuya y que te aísla de los demás”, y “es una adquisición tuya: tengo la paz. Y, sin darte cuenta, te cierras en esa paz, es una paz que es un poco “para ti”, que te vuelve tranquilo e incluso contento, pero que “te adormece un poco’, te anestesia y hace que permanezcas contigo”: es “un poco egoísta”. Así es como el mundo da la paz.  Y es “una paz costosa, porque tú debes cambiar continuamente los instrumentos de paz: cuando te entusiasma una cosa, cuando te da paz una cosa, luego se termina y entonces debes hallar otra… Es costosa, porque es provisoria y estéril”. 

“En cambio, la paz que da Jesús es distinta. Es una paz que te pone en movimiento, no te aísla, te pone en movimiento, te hace encontrarte con otros, crea comunidad, crea comunicación. La del mundo es costosa; la de Jesús es gratuita, es gratis: es un don del Señor, la paz del Señor. Es fecunda, siempre te hace avanzar. Un ejemplo del Evangelio que me hace pensar en cómo es la paz del mundo es el del señor que tenía los graneros llenos”, y entonces pensó en construir más depósitos, para poder vivir, finalmente, tranquilo. “Necio, le dice Dios, esta noche tú morirás”. “Es una paz inmanente, que no te abre la puerta al más allá. En cambio, la paz del Señor” se “abre al Cielo”, nos abre al Paraíso. Es una paz fecunda, que se abre y también lleva a otros, contigo, al Paraíso”.

El Papa preguntó: ¿Cuál es nuestra paz? ¿Hallamos la paz en el bienestar, en la posesión y en tantas otras cosas, o encuentro la paz como don del Señor? “¿Debo pagar la paz, o la recibo gratis, del Señor? ¿Cómo es mi paz? Cuando me falta algo, ¿me enfado? Esta no es la paz del Señor. Esta es una de las pruebas. ¿Estoy tranquilo en mi paz, me adormezco? No es del Señor. ¿Estoy en paz y quiero comunicarla a los demás y llevar adelante algo? Esa es la paz del Señor. Incluso en los momentos feos, difíciles, ¿permanece en mí esa paz? Es del Señor. Y la paz del Señor también es fecunda para mí, porque está llena de esperanza, ya que mira al Cielo”.  

“La paz, esta que nos da Jesús, es una paz para ahora y para el futuro. Es comenzar a vivir el Cielo, con la fecundidad del Cielo. No es anestesia. La otra, sí: tú te anestesias con las cosas del mundo, cuando la dosis de esta anestesia se termina, tomas otra, y otra, y otra más… . Esta es una paz definitiva, fecunda y también contagiosa. No es narcisista, porque siempre mira al Señor. En la otra, te miras a ti, es un poco narcisista”. “Que el Señor - concluyó - nos conceda esta paz llena de esperanza, que nos hace fecundos, que nos hace comunicativos con los demás, que crea comunidad y que siempre mira la paz definitiva del Paraíso”. 

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