08/10/2015, 00.00
VIETNAM
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Siguiendo a Francisco, la Iglesia vietnamita promueve ayuda y hospitalidad a los migrantes

de Paul N. Hung
La modernidad y la industrialización empujan a millones de personas a emigrar a las grandes ciudades. La Conferencia Episcopal pide "acoger" a estos "hermanos y hermanas" en condiciones difíciles. El trabajo de las parroquias en el cuidado pastoral. Obispo vietnamita: "Vamos a ayudarlos, amarlos y animarlos".

Ho Chi Minh City (AsiaNews) - La modernidad, la industrialización, el consumismo empujan a millones de personas a emigrar a las principales ciudades de Vietnam, como Hanoi y Ho Chi Minh, en busca de trabajo, educación, empleos a menudo humildes y de bajos ingresos. Cada persona tiene su propia historia y una situación diferente de las demás. Pero existe un hecho en común: la familia es la primera víctima de esta urbanización progresiva, un fenómeno carente de equilibrio y que aumenta las brechas en la sociedad. Esta es la razón por la cual la Iglesia católica vietnamita ha promovido una pastoral dedicada a los migrantes internos, "sin raíces",  y con frecuencia víctimas de la discriminación y la marginación.

El proceso de urbanización en Vietnam comenzó en 1987 y hoy, con una población de 90,4 millones de habitantes, hay una gran concentración en los grandes centros urbanos. En el área metropolitana de la antigua Saigón, por ejemplo, hay 12 millones de personas, incluyendo más de 7 millones de nativos y cerca de 5 millones de inmigrantes.

En respuesta al llamado lanzado por el papa Francisco durante la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, la Iglesia local ha enviado una carta pastoral "a todo el pueblo de Dios", pidiendo atención, cuidado e iniciativas de solidaridad para estos pobres y abandonados. La Conferencia Episcopal de Vietnam recuerda que "el tema de la inmigración no es sólo acerca de la vida, sino que también tiene consecuencias sobre la fe para los católicos" del país. De hecho,  muchas parroquias rurales tienen suficientes recursos humanos para afrontar los retos de la comunidad; y lo mismo ocurre con las diferentes comunidades urbanas,  que están "sobrecargadas" de trabajo pastoral.

Por esta razón,  los obispos están recurriendo a los fieles, para pedirles que "acojan" a nuestros hermanos y hermanas migrantes (internos). Mons. Joseph Nguyen Chi Linh, presidente de la Comisión para la pastoral de los migrantes y de los obispos vietnamitas, pide una mayor "coordinación" para promover a nivel diocesano "programas pastorales para los laicos y los jóvenes", lo que les ayudará a "mantener viva la fe". A esto hay que unir una "red"  que esté también formada por sacerdotes y religiosos, para que sea "más eficiente".

Mons. Bui Van Độc, arzobispo de Ho Chi Minh City, argumenta a favor de la participación de los migrantes "en las actividades pastorales de las parroquias", con un espíritu de "amor y aceptación" hacia ellos. Mons. Joseph añade que "nadie quiere irse a propósito de sus familias o sus hogares. La mayoría de los inmigrantes se trasladaron a las grandes ciudades para ganarse la vida". Para ello, dice el presidente de la Comisión para la pastoral de los migrantes, vamos a "ayudarlos, apoyarlos, amarlos y animarlos a vivir en las parroquias y comunidades".

El P. Paul Pham Trung Dong, director de la Comisión para la pastoral de los migrantes en Saigón, confirma que la vida cotidiana de los inmigrantes está salpicada de "una serie de retos y dificultades". Sin embargo, recuerda el papel de "madre" de la Iglesia, y su atención hacia todos, especialmente a los más débiles. Por otra parte, en el entorno actual,  muchos vietnamitas juzgan a los "inmigrantes" como personas que presagian problemas sociales, enfermedades o una mala conducta por dinero.

Un periodista, que también es inmigrante, confió a AsiaNews las "enormes dificultades" que ha experimentado de primera mano: "Mucha gente dice que los inmigrantes son personas que han cometido errores en la vida o que no son buenas personas... sin raíces. Siento una profunda tristeza cuando escucho estas palabras llenas de discriminación". De hecho, muchos de los migrantes son estudiantes, que se mudan a las grandes ciudades para acumular conocimientos y experiencia,  y para transmitirlas al regresar a sus aldeas. Según lo confirma el universitario de 23 años,  John Nguyen Minh Tuấn, originario de la diócesis de Thanh Hoa, y quien está agradecido por el apoyo recibido en el albergue de la parroquia: "Cuando termine la escuela - dice - llegaré a casa y encontraré un trabajo para ayudar a mi familia y mi comunidad".

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