19/05/2023, 14.04
TURQUÍA - SIRIA
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A 100 días del terremoto, millones de niños con hambre y sin clases

Según datos de UNICEF, 3,7 millones de niños en Siria y 2,5 millones en Turquía viven en condiciones de grave indigencia y precariedad. Más de 4 millones tuvieron que interrumpir sus estudios, ya perjudicados por la pandemia de Covid-19. Fuente de AsiaNews: Problemas "estructurales", faltan aulas y profesores. Se necesitan "escuelas prefabricadas, material de papelería, libros".

 

Iskenderun (AsiaNews) - Más de seis millones de niños y niñas entre Turquía y Siria, 100 días después del devastador terremoto del 6 de febrero, siguen en condiciones de grave indigencia y precariedad, teniendo que luchar cada día para cubrir sus necesidades y carencias básicas. El dramático panorama de la situación queda esbozado en un informe que publicó recientemente la agencia de la ONU para la infancia (UNICEF), según el cual 2,5 millones de niños en Turquía y otros 3,7 millones en Siria "siguen necesitando ayuda humanitaria". Por ello, añadieron los expertos, se necesita "más apoyo" para las poblaciones afectadas.

Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, señaló que "desde el terremoto, los niños de ambos países han experimentado una pérdida y un dolor inimaginables". El sismo afectó a zonas enteras "en donde muchas familias ya eran increíblemente vulnerables". Los niños, continuó, "perdieron a sus familias y a sus seres queridos, vieron cómo sus hogares, escuelas y comunidades quedaban devastados y sus vidas enteras daban un vuelco". Al menos 51.000 menores de cinco años corren el riesgo de sufrir desnutrición aguda y grave; 76.000 mujeres embarazadas o lactantes necesitan atención y apoyo, también a causa de la desnutrición aguda.

Una fuente institucional de AsiaNews, que trabaja en las zonas afectadas por el sismo, confirmó la amplitud de la emergencia. Según explicó, "en las provincias afectadas por el terremoto, hasta hace tres semanas todas las escuelas estaban cerradas. Ahora algunas han vuelto a abrir, pero sigue pendiente la cuestión de los campos de refugiados, donde no hay lugares habilitados para ello. De vez en cuando algunos profesores visitan los centros e imparten clases, pero son episodios puntuales en un contexto de gran necesidad". El problema de fondo, continuó, es que los efectos del terremoto "se suman al estancamiento de años anteriores relacionado con la pandemia del Covid-19 . Estábamos volviendo poco a poco a la normalidad y entonces llegó el terremoto, que dañó y dejó inutilizables muchas escuelas. Aquí nos enfrentamos a problemas estructurales, falta de espacios y de aulas".

Los niños vulnerables de las zonas afectadas están cada vez más expuestos a la violencia, el matrimonio o el trabajo forzado, lo que supone un grave riesgo para su educación. Casi cuatro millones tuvieron que interrumpir sus estudios, entre ellos 350.000 de familias refugiadas y migrantes. Además, muchos hogares ya se encontraban en apuros antes de la catástrofe: el 40% de las familias del lado turco vivían por debajo del umbral de la pobreza incluso antes del 6 de febrero, y sin una ayuda internacional adecuada la cifra aumentará hasta el 50%, según estimaciones de Unicef.

En la vecina Siria, azotada por 12 años de guerra con enormes daños en infraestructuras y servicios públicos, el terremoto causó más sufrimiento y destruyó escuelas, hospitales y otros centros destinados a prestar servicios básicos. Hasta 6,5 millones de personas corren el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera. De ahí que la agencia de la ONU haya hecho un llamado para recaudar los más de 170 millones de euros que se necesitan para poner en marcha el plan de respuesta inmediata. Por otra parte, hasta ahora sólo se recaudaron 78 millones para Siria, con presupuestos insuficientes para salud y educación. A Turquía le faltan aún 85 millones para alcanzar los 196 millones que se necesitan para cubrir las necesidades básicas de los niños. 

"Incluso hoy -afirmó la fuente de AsiaNews-, en muchas zonas la prioridad es retirar los restos de los edificios derrumbados. Como en Antioquía, donde después de tres meses de trabajo diario sólo se pudo limpiar el 20% de la ciudad. Una posible solución temporal es instalar escuelas prefabricadas, sobre todo en los centros de desplazados, luego hay que encontrar profesores, muchos de los cuales han emigrado, y proporcionar material de papelería y libros.La cuestión no es sólo educativa”, concluyó, “hay que hacer algo por los niños, que se pasan el día deambulando sin hacer nada, y por sus padres, proporcionándoles los medios para reabrir algunas actividades, como sastres, panaderos o pequeños artesanos". 

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