27/07/2025, 13.38
ECCLESIA IN ASIA
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Andrés Phu Yen, los catequistas vietnamitas y León XIV

La Iglesia católica vietnamita celebró los 400 años del nacimiento de su primer mártir, asesinado a los 19 años, con un evento transmitido en directo con las comunidades del país y de la diáspora en el que también intervino el Papa.

 

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Mientras Roma está comenzando a recibir a cientos de miles de jóvenes para su celebración jubilar, que culminará con la vigilia y la Misa en Tor Vergata el sábado 2 y el domingo 3 de agosto, un interesante prólogo ha tenido en estos días como protagonistas a la Iglesia vietnamita y al Papa León XIV. El viernes 25 de julio, en efecto,  el pontífice participó en un evento transmitido en directo con cientos de jóvenes catequistas del país y de las comunidades católicas de la diáspora, para celebrar los 400 años del nacimiento de Andrés Phu Yen, el primer mártir de Vietnam, que fue beatificado por Juan Pablo II en el Jubileo del año 2000.

Veinticinco años después, las reliquias del mártir, una figura central para la historia y la devoción de esta gran Iglesia de Asia, llegaron al Vaticano, a la capilla de la Anunciación del Palacio Pío, sede de los medios de comunicación vaticanos. Y desde allí, el equipo editorial vietnamita de Vatican News coordinó una transmisión en directo de dos horas. Tras repasar la vida de este santo con imágenes estilo manga, los participantes escucharon las palabras del arzobispo de Ho Chi Minh City, mons. Joseph Nguyễn Năng, presidente de la Conferencia Episcopal de Vietnam, y del Papa León XIV.

San Andrés Phu Yen es un catequista que fue asesinado por odio a la fe en 1644, cuando tenía apenas 19 años. Por eso el Papa Francisco lo señaló a sus coetáneos como uno de los modelos de cada continente en la exhortación apostólica Christus Vivit de 2019, que se publicó después del Sínodo de los jóvenes. Andrés Phu Yen había sido bautizado cuando tenía 15 años por el padre Alexandre de Rhodes, el gran misionero jesuita y autor del primer catecismo vietnamita y del primer diccionario portugués-latín-vietnamita, gracias al cual el país adoptó los caracteres latinos que todavía utiliza.

Fue llevado ante las autoridades de la provincia de Quang Nam por su actividad misionera, quienes de varias maneras intentaron convencerlo de "abandonar su insensata convicción". Él respondió que era cristiano y estaba más dispuesto a sufrir que a abandonar su fe. Pidió a Dios que le concediera la gracia de ser fiel hasta el final y de "responder con la plenitud del amor al infinito amor de su Señor, que dio su vida por los hombres". El 26 de julio murió gritando el nombre de Jesús.

El Papa quiso poner como ejemplo su testimonio cuando habló a  los 64 mil catequistas - en su gran mayoría jóvenes - que animan la vida de las comunidades parroquiales en Vietnam y en las comunidades vietnamitas de todo el mundo. "Andrés dio su vida cuando tenía solo 19 años, y de esa manera respondió a la llamada de Cristo a devolver 'amor por amor' a Nuestro Señor - dijo León XIV durante la transmisión en vivo -. Hoy, pedimos al santo patrono de los catequistas que interceda por nosotros, para que, como él, podamos invocar, con fe inquebrantable, el nombre de Jesús, incluso cuando estamos en situaciones difíciles".

León XIV expresó su agradecimiento a los catequistas vietnamitas y señaló sobre todo un aspecto de este servicio: "Se dice que cuando estaba en prisión, Andrés alentaba a sus compañeros cristianos a permanecer firmes en su fe y les pedía que rezaran para que él pudiera mantenerse fiel hasta el final". Esa actitud muestra que el servicio del catequista  "nunca es una empresa solitaria: nosotros enseñamos y nuestra comunidad reza; nosotros damos testimonio y el Cuerpo de Cristo nos sostiene en la prueba. Esta unidad de oración y de servicio -comentó el Papa- muestra la unidad de la Iglesia y la paz que nos da Cristo".

León también observó que el ministerio del catequista está "profundamente arraigado en una sólida herencia familiar y cultural. Conserven vivo el amor por su familia y por su tierra natal - dijo a los vietnamitas-. Estos tesoros de cultura y de fe les han sido transmitidos, especialmente la fe heroica de sus padres y de sus abuelos, que, como el beato Andrés, dieron testimonio en el dolor y les enseñaron a confiar en Dios. Sus raíces y tradiciones son dones de Dios. Que ellos los llenen de confianza y de alegría cuando comparten la fe con los demás".

Por último, el Papa invitó también a los jóvenes vietnamitas a estar "unidos en espíritu" con los jóvenes peregrinos que están llegando a Roma para el Jubileo. "Compartan con ellos y con todos sus hermanos y hermanas en Vietnam la gozosa confianza de que Cristo vive y los quiere vivos".

 

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