El diálogo de Rusia con el mundo islámico
El 16º Foro de Kazán, plataforma de cooperación entre Moscú y los países de la OCI, se celebró en la capital de la república rusa de Tatarstán. Entre los temas debatidos figuran los sistemas financieros digitales para promover el uso de las monedas nacionales en la banca islámica y el uso de la tecnología para difundir la cultura islámica.
Moscú (AsiaNews) - Del 13 al 18 de mayo se celebró en Kazán, capital de la república rusa de Tatarstán, el 16º foro económico internacional «Rusia - Mundo islámico: Foro de Kazán», que se presenta como «una plataforma ampliamente establecida para la cooperación económica entre Rusia y los países del mundo islámico», reuniendo a representantes de más de cien países. El evento de este año se centró en los temas de la digitalización, la banca islámica, las relaciones comerciales mutuas y las monedas nacionales, la tecnología y el intercambio cultural.
Los expertos señalan que el papel de los Estados islámicos sigue creciendo en la economía mundial, y el Foro de Kazán aspira a ser «un centro estratégico para el diálogo y la formación de una nueva arquitectura económica mundial». Los 57 países de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) reúnen a más de mil millones de personas, y ven cómo su influencia en la economía mundial crece sin cesar, sobre todo con el desarrollo activo de rutas logísticas y de transporte en la directriz Norte-Sur, que unen Rusia con Asia y el Medio Oriente, con la modernización de instalaciones que aceleran el comercio y abren nuevos mercados. También se están llevando a cabo numerosos proyectos en el ámbito de la industria y la energía, y los oradores del foro ensalzan el «diálogo directo entre Rusia y el mundo islámico».
Según el Viceprimer Ministro ruso, el tártaro Marat Khusnullin, el Foro de Kazán «aúna ideas e iniciativas basadas en los principios del mundo multipolar y la confianza mutua». Este año se prestó especial atención a los sistemas financieros digitales, con el fin de ofrecer mecanismos alternativos para los pagos internacionales, utilizando también las monedas nacionales. La directora de la Agencia de Desarrollo de Inversiones de Tatarstán, Talija Minulina, presidió una conferencia específica sobre banca islámica, basada en los principios de la sharia, dedicada a la armonización de las normas de producción ḥalāl con proyectos de inversión comunes y mecanismos de pago sin deuda.
También se dedicó mucho espacio a la tecnología y la cultura, con secciones sobre innovación, producción tecnológica e inteligencia artificial. Se montó una gran exposición sobre «La luz del Islam a través de los siglos», con manuscritos raros del Corán y objetos de arte islámico, así como sesiones sobre moda islámica y turismo cultural. Se debatió sobre la industria de la moda en el sudeste asiático y en los países de la antigua Asia soviética, se compararon las mejores prácticas en el desarrollo del turismo religioso y hubo debates sobre el arte de la caligrafía islámica y el cine en un contexto islámico.
Las autoridades de Tatarstán ofrecieron excursiones al Kremlin de Kazán, la Gran Mezquita Kul-Šarif y otros museos y lugares históricos de la región, heredera de la Horda de Oro de los tártaros que se convirtieron al Islam en el siglo XIV, incorporando también el legado de los búlgaros del Volga, que hace dos años celebraron los 1.100 años de asunción de la fe musulmana. También se reunieron los ministros de Cultura de los países de la OCI, junto con delegados de otros 17 Estados y numerosas organizaciones internacionales, destacando la gran diversidad de las relaciones culturales, como señaló la ministra de Cultura de Tatarstán, Irada Ajupova, según la cual «el gran tema fue la preservación de la identidad y la multiplicidad, en las condiciones del nuevo mundo multipolar», respetando las tradiciones de cada pueblo junto con la apertura a nuevas formas de cooperación.
El propio presidente ruso, Vladimir Putin, envió un mensaje al foro, subrayando «la importancia de la formación de una arquitectura económica mundial» que ayude al desarrollo común y solidario de los países del Sur global, distanciándose de las «pretensiones hegemónicas del Norte occidental». Tatarstán debe convertirse en el «motor de una gran agregación entre las numerosas regiones de la Federación Rusa y los estados islámicos a nivel internacional», conectando con los programas del grupo de países Brics, que se reunirá en Kazán en 2024.
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