El eje con Riad detrás del giro de Macron sobre Palestina.
El anuncio del inminente reconocimiento por parte del Elíseo fue inmediatamente acogido con satisfacción por Arabia Saudí. Hoy en día, este país no solo comparte con París una iniciativa en la ONU sobre la reafirmación de la solución de dos Estados en el conflicto israelo-palestino, sino también muchos intereses políticos y económicos en Oriente Medio.
Milán (AsiaNews/Agencias) - «El Reino aplaude esta decisión histórica, que reafirma el consenso de la comunidad internacional sobre el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación y a la creación de un Estado independiente dentro de las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como capital». Tan pronto como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció ayer por la noche su intención de reconocer al Estado palestino en la próxima Asamblea General de la ONU en septiembre, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí emitió un comunicado oficial aplaudiendo la iniciativa. Evidentemente, no es una casualidad: la medida de París se inscribe en la iniciativa diplomática que Francia y Arabia Saudí están llevando a cabo conjuntamente sobre este tema y que llevará a ambos países a presidir, los días 28 y 29 de julio, en la sede de la ONU, la «Conferencia Internacional de Alto Nivel para la Resolución Pacífica de la Cuestión Palestina y la Implementación de la Solución de Dos Estados», que habían convocado para finales de junio, pero que luego se pospuso debido al estallido de la guerra de 12 días entre Israel e Irán.
Pero no es solo el dossier palestino lo que une hoy a Francia y Arabia Saudí. En nombre de la «asociación estratégica» plasmada por Macron y el príncipe Mohammed bin Salman durante su visita a Riad el pasado mes de diciembre, el eje franco-saudí está emergiendo cada vez con más claridad en los distintos dossiers abiertos en Oriente Medio. Justo en vísperas del anuncio de ayer por la noche en París, se reunieron el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Noel Barrot, y su homólogo saudí, el príncipe Faisal bin Sahran. Y en la nota difundida al término de la cumbre, además de la cuestión palestina y los esfuerzos por el alto el fuego en Gaza, los dos jefes de la diplomacia habían hablado, por ejemplo, del papel común para la «estabilización» de Siria. No hay que olvidar que Macron dio un gran paso adelante en febrero al acreditar al nuevo liderazgo de Damasco, recibiendo en el Elíseo al ex miliciano y actual presidente de facto Ahmad al-Sharaa. Y precisamente en estas horas, Riad ha anunciado inversiones por valor de 5600 millones de dólares para la reconstrucción de Siria. Otro tema tratado en las conversaciones de París fue el Líbano, sobre el que ambos países comparten el objetivo de reforzar el Gobierno de Beirut y consolidar el alto el fuego con Israel alcanzado el pasado mes de noviembre.
En la gran partida de Oriente Medio del mañana, Mohammad bin Salman aprovecha hoy el apoyo de París para relanzar su liderazgo. Ha abierto una nueva mesa que, de hecho, funciona como contrapeso a las presiones de la Casa Blanca para llegar a esa «normalización» de las relaciones con Israel de la que se habla desde hace años a raíz de los Acuerdos de Abraham. Con estos dos años de guerra en Gaza, el juego se ha vuelto más complejo. Y con un Irán debilitado y los enormes intereses económicos vinculados a la transición de la economía saudí hacia un modelo que ya no se centra únicamente en el petróleo (la llamada Visión 2030), hoy Riad apunta cada vez más a jugar en todos los frentes.