29/10/2022, 14.24
ASIA
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FABC50: la guerra, los llamados al diálogo que nadie escucha y las Iglesias

de Giorgio Bernardelli

En la Conferencia General de las Iglesias de Asia -que concluye mañana en Bangkok- el tema de los crecientes conflictos desafía a las Conferencias Episcopales del continente. Cardenal Gracias, de Mumbai: "No nos quedemos en las palabras, animemos a la sociedad civil para que haya reconciliación". Cardenal Tagle, enviado del Papa Francisco: “El Evangelio nos dice que Dios actúa a través de los pequeños. Ser minoría también es una misión”.

 

Bangkok (AsiaNews) - En un momento en que los conflictos se multiplican de manera dramática, ¿cómo pueden convertirse las Iglesias en un signo de paz? Es uno de los temas de los que se ha hablado mucho en estos días en la FABC50, la Conferencia General de las Iglesias de Asia que se está celebrando en Bangkok. La Conferencia ha reunido a 226 delegados de las comunidades católicas de 29 países asiáticos y concluirá con la celebración eucarística presidida en la Catedral de la Asunción por el Card. Luis Antonio Tagle, enviado especial del Papa Francisco. Durante la misa también se dará a conocer un mensaje de las Iglesias a los pueblos de Asia, mientras que el documento final de síntesis sobre los nuevos caminos para recorrer juntos verá la luz dentro de unos meses.

Uno de los retos a los que debe hacer frente la Iglesia son precisamente los conflictos que no sólo tiñen de sangre a Europa. ¿Cómo actuar como cristianos frente a la violencia de la guerra? La pregunta también se planteó durante la rueda de prensa que ofreció hoy el cardenal Tagle junto con los tres presidentes de la conferencia general: el cardenal de Rangún, Charles Bo, presidente de la FABC, el card. de Mumbai, Oswald Gracias y el card. de Bangkok, Francis Xavier Kriengsak.

“Muchas voces en la Iglesia - comentó el cardenal Tagle - hoy piden diálogo, diplomacia para resolver conflictos. Cada domingo en el Ángelus el Papa recuerda a los países del mundo donde hay sed de paz, invitando a las partes a reunirse y dialogar entre sí. Pero la pregunta es: ¿qué podemos hacer cuando eso no sucede? Lanzamos llamamientos, con la voz más fuerte o el tono más humilde. Pero después depende de los líderes políticos escuchar o no”.

“Los conflictos, la violencia y el fundamentalismo también están creciendo en Asia - se hizo eco el cardenal Gracias-. Y es importante que como Iglesia no nos quedemos en los llamamientos, que trabajemos por la paz, la reconciliación, la armonía. Hablar en nombre de Cristo, de la verdad, de la justicia, sin complejos de inferioridad. Debemos reflexionar sobre ello, asumir un papel más fuerte, animando a la sociedad civil y mostrando que la paz funciona, que es un progreso. Mientras que la guerra solo significa pasos hacia atrás”.

"Sin embargo, hay momentos en los que no hay diálogo -observó el cardenal Bo - como nos pasa hoy en Myanmar. Las partes en conflicto ya ni siquiera hablan de eso. En estos contextos, los hombres de fe, y los católicos en particular, tenemos la tarea de seguir orando por la paz, para que llegado el momento realmente se pueda construir”.

“El gesto del Papa Francisco que besó los pies de los líderes de Sudán del Sur - agregó el cardenal Kriengsak - fue un buen ejemplo. El mundo entero vio ese gesto y se cuestionó. Luego, por supuesto, el testimonio se confía a aquellos que están llamados a recibirlo. Pero sabiendo que las cosas cambian paso a paso, no en un solo día”.

Por su parte el cardenal Tagle invitó a reflexionar también con mirada evangélica sobre la condición minoritaria de las Iglesias de Asia. “En el continente donde viven dos tercios de la población mundial -recordó- numéricamente somos una minoría. Y también lo somos incluso dentro de nuestras propias instituciones: en Tailandia, sobre 300 mil estudiantes de escuelas católicas, solo el 2% son cristianos. Pero las parábolas del Reino nos muestran que Dios actúa siempre a través de los pequeños. El hecho de estar al margen, de no ser escuchados, no impide que la Iglesia en Asia viva su misión. Y esto también hay que recordarlo en Filipinas o en Timor Oriental, donde somos mayoría: el Reino se construye en la humildad, en la compasión, en la solidaridad con los pequeños de la sociedad”.

Por último el Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización planteó la cuestión del desafío que suponen para la Iglesia las nuevas vías digitales que se abrieron durante la pandemia y que hoy se deben recorrer con cada vez más insistencia pero también sin confusiones. El descenso de la asistencia a las Iglesias después del Covid19 obliga a reflexionar a Asia: “Las redes sociales seguirán activas en nuestra sociedad - comentó Tagle - y como Iglesia debemos tomar plena conciencia de ello. Recordando, sin embargo, que la realidad sacramental pasa a través de signos sensibles como el agua en el bautismo, y el pan y el vino en la Eucaristía. Una vez superada la emergencia, la Iglesia también debe recuperar la vida normal. El desafío es aprender de la pandemia: además de las celebraciones en línea, ha habido muchas catequesis, caminos bíblicos, formas de acompañamiento. Tenemos que retomar desde allí y preguntarnos de qué manera el mundo digital puede convertirse realmente en una herramienta para promover la verdad, la atención al otro y la transformación de la sociedad”.

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