Kazajistán se enriquece, los kazajos se empobrecen

de Vladimir Rozanskij

El PBI del país ha aumentado un 4,8% en los últimos cinco meses, pero amplios sectores de la población siguen sufriendo los efectos de la elevada inflación. El Ministro de Economía se defiende citando las guerras y otros factores relacionados con la crisis mundial. El quid de las reformas estructurales.

Astana (AsiaNews) - El Ministro de Economía Nacional de Kazajistán, Alibek Kuantyrov, de 40 años, trató de explicar a los periodistas que lo detuvieron en los pasillos del Mažilis, el Parlamento de Astana, por qué los kazajos están sufriendo duros golpes en la economía social y familiar, a pesar del crecimiento de todos los indicadores nacionales. Según los datos que presentó a los diputados, el PBI de Kazajistán aumentó un 4,8% en los últimos cinco meses, con impulsos positivos tanto en el sector manufacturero como en el de servicios, además de un gran aumento de las exportaciones, que repuntaron desde el -2,6% registrado en 2020, en plena tormenta Covid.

Sus respuestas a las aprensiones del público apuntan a los factores de la crisis de la economía mundial, más que a la economía nacional, con las consecuencias de la guerra y la inflación generalizada. Precisamente la inflación, según el ministro, un joven y brillante economista con estudios en Rusia y América, es la señal más contradictoria: "una inflación alta es una mala señal para la economía, pero por otra parte en toda economía en crecimiento resulta inevitable, y éste es un problema mundial, no sólo de Kazajistán". El Gobierno ha "tomado todas las medidas necesarias" para frenar la inflación, pues de lo contrario la situación sería aún peor.

De hecho, se ha decretado la prohibición de importar determinados artículos para alimentar el mercado nacional, y el Banco Central lleva endureciendo su política monetaria desde el año pasado, "lo que ha dado sus frutos", asegura Kuantyrov. Sin embargo, el crecimiento económico de Kazajistán sigue siendo el fijado por las agencias financieras internacionales, aunque "hay motivos para esperar una mejora de nuestra calificación". Además de la guerra y las sanciones, una de las causas de la lentitud sigue siendo la estela del coronavirus y la condición geográfica del país, sin salida al mar.

El ministro habla de una guerra "que empezó el año pasado en nuestro continente", refiriéndose al contexto geopolítico de Eurasia, "y ahora los conflictos se multiplican a nuestro alrededor". La lejanía de los mares y las grandes vías fluviales "dificulta especialmente el comercio, sobre todo cuando se desencadenan cataclismos humanos y ecológicos". Todo el personal del ministerio se ocupa de verificar los ingresos reales de los ciudadanos de Kazajistán, y el propio ministro afirma que visita continuamente las distintas regiones diseminadas por el vasto territorio del país, especialmente en los auly, los pueblos de montaña, y sólo este año se han concedido a las regiones subvenciones por valor de 266.000 millones de tenge (más de 500 millones de euros).

La eficacia y la estabilidad del crecimiento económico, según el ministro, dependen en gran medida de las reformas estructurales y de las "medidas de adaptación para hacer frente a los nuevos retos" de un desarrollo difícil de controlar. Además de la ayuda en situaciones de emergencia, incluidas las relacionadas con fenómenos meteorológicos extremos, es necesario invertir en sanidad, educación, infraestructuras y apoyo a las pequeñas y medianas empresas, al tiempo que se intenta racionalizar los recursos y evitar generar deuda en el presupuesto del Estado.

Los esfuerzos para hacer frente a la crisis ecológica, en particular, ven a Kazajistán apuntando a la implementación efectiva del anterior plan quinquenal 2020-2025, con las directrices del Código Ecológico aprobado en 2021. Como reitera Kuantyrov, "se trata de iniciativas muy importantes para que nuestro país pueda estimular un crecimiento común cada vez más integrador y sostenible". Astana también ha asumido un papel activo ante todos los organismos internacionales para luchar contra la degeneración climática, tratando de alcanzar la "neutralidad de carbono" en 2060.