21/11/2022, 14.04
CHINA
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Los jóvenes chinos no quieren trabajar en las fábricas

Prefieren hacer pequeños trabajos antes que desempeñarse en los aburridos y mal remunerados empleos de la industria manufacturera, el corazón palpitante del milagro económico chino. Más del 80% de las empresas del sector tienen problemas de mano de obra: para mantener la producción, recurren al uso de robots o trasladan sus operaciones al extranjero.

Beijing (AsiaNews) - No quieren trabajar en las fábricas. Les resulta aburrido, peligroso -por los constantes accidentes-, las largas jornadas son agotadoras y, sobre todo, son empleos mal remunerados. Esta es la respuesta de los jóvenes chinos ante la pregunta de por qué no quieren ocupar el lugar de sus padres en el corazón palpitante del milagro económico chino: la industria manufacturera.

En China, la idiosincrasia del empleo operario va de la mano con la negativa de los jóvenes europeos a aceptar trabajos arduos, como las tareas de campo. Las nuevas generaciones chinas prefieren realizar trabajos esporádicos, como el reparto a domicilio, o matricularse en cursos de postgrado soñando con un "cómodo" puesto en el sector público.

El fenómeno es un problema para un país en crisis económica, la peor desde las políticas de apertura y reforma. La extensión de los cierres por el Covid-19, la depresión del mercado inmobiliario y las restricciones que Xi ha impuesto a la industria del sector privado -especialmente a las empresas de alta tecnología, las más atractivas para los jóvenes- , han deteriorado el crecimiento del PIB. De hecho, este año el producto interno bruto chino se sitúa en su nivel más bajo desde 1990 -si excluimos el 2020, año en que estalló la pandemia.

Según un estudio publicado por Reuters, más del 80% de las fábricas chinas tiene problemas de mano de obra. El Ministerio de Educación prevé que en 2025 habrá un déficit de 30 millones de trabajadores en el sector. Las cifras llaman la atención, si se tiene en cuenta que el desempleo juvenil (16-24 años) en China hoy ronda el 18%.

En lugar de trabajar en la cadena de montaje, los nuevos reclutas optan por quedarse en casa, lo que aumenta el costo del presupuesto familiar. Son los "tumbados": jóvenes que hacen lo mínimo indispensable en sus empleos o en los estudios, cansados de los extenuantes horarios, del aumento del costo de vida y los precios prohibitivos de la vivienda. Una actitud pasiva que, a los ojos de las autoridades, supone una amenaza para los grandes planes de "renovación nacional" que impulsa Xi.

Se avecinan tiempos difíciles para las empresas manufactureras chinas. Las cifras del Gobierno explican que en cinco años China perderá 35 millones de adultos en edad de trabajar, una caída que no cesa desde el 2012. Las empresas nacionales están preocupadas: no hay una fuerza laboral que pueda suplir la mano de obra en el cambio entre generaciones, tanto en términos de fuerza física como en la necesidad de contar con personal calificado en competencias tecnológicas más avanzadas. 

En el escenario actual de recesión global, resulta antieconómico sustituir a los jubilados con robots y automatizar. Salvo por aquellos que, con mínimos aumentos salariales, logran atraer a los jóvenes para que trabajen en las fábricas, muchos empresarios de China -sobre todo extranjeros- trasladan su producción a Vietnam, Tailandia e India.

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