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ASIA CENTRAL
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Los presidentes de Asia Central en la ONU

de Vladimir Rozanskij

En la sesión conmemorativa del 80 aniversario de las Naciones Unidas, los cinco jefes de Estado destacaron en sus intervenciones que esta región, durante siglos devastada por conflictos fronterizos, se posiciona hoy como una de las más pacíficas del mundo, con una cooperación económica en crecimiento. También hay una posición común sobre Afganistán para poner fin al aislamiento mediante un pragmatismo sin reconocimientos oficiales a los talibanes.

Astana (AsiaNews) - En la sesión jubilar por los ochenta años de las Naciones Unidas, los cinco presidentes de los países de Asia Central también intervinieron en el Palacio de Cristal, hablando de la región como un lugar de paz e integración, «puente entre Oriente y Occidente» con un papel original en la política mundial, evitando juicios demasiado radicales y declaraciones grandilocuentes. Solo el kirguís Sadyr Žaparov utilizó un tono más marcadamente populista, refiriéndose a sí mismo como un «ciudadano común». Los temas tratados por los cinco jefes de Estado se centraron en la búsqueda de una paz más segura, el apoyo a los proyectos de reforma de la ONU, la lucha contra el cambio climático y la necesidad de una gran modernización de la vida social.

Se destacó en particular que esta región, durante siglos devastada por conflictos fronterizos, se posiciona hoy como una de las más pacíficas del mundo. Sin embargo, en la retórica de los cinco líderes no faltaron algunas discrepancias, sobre todo en lo que respecta a las sanciones internacionales y las relaciones con los países occidentales. Los presidentes de Tayikistán y Kazajistán, Emomali Rakhmon y Kasym-Žomart Tokaev, insistieron especialmente en la necesidad de reformar el Consejo de Seguridad de la ONU, ampliándolo para incluir la representación de los países en desarrollo. Žaparov declaró que «sin una verdadera fuerza de la ONU, el mundo corre el riesgo de caer en el caos más absoluto», distanciándose de los «tonos diplomáticos suaves y amables» y queriendo expresar así los pensamientos y preocupaciones de cualquier ciudadano de su país, y también de muchos otros.

Uno de los temas principales fue la integración regional, ya que «la era de las fronteras cerradas, los conflictos sin resolver y las disputas interminables ya ha pasado», como afirmó el uzbeko Shavkat Mirziyoyev. En los últimos años se ha ampliado enormemente el volumen del comercio recíproco, las inversiones y el transporte en la región, creando fondos de inversión comunes, zonas francas en las fronteras, proyectos de cooperación industrial y productiva, con muchas nuevas infraestructuras. También Žaparov insistió en la solución pacífica de los conflictos regionales, tras los acuerdos alcanzados en estos años con Uzbekistán y Tayikistán para la definición de las fronteras.

El presidente de Turkmenistán, Serdar Berdymukhamedov, fue uno de los pocos que se ajustó al límite de tiempo de 15 minutos para su intervención (frente a la hora que utilizó Donald Trump), confirmando la posición de neutralidad que Asjabad mantiene desde su independencia y sugiriendo a los demás que la imiten para poder resolver mejor los problemas. Los cinco presidentes se mostraron muy cautelosos al abordar la cuestión de Ucrania, hablando de «gran preocupación» e invitando al diálogo para resolver el conflicto por medios pacíficos. Tokaev declaró que la crisis ucraniana sigue causando «daños terribles a la población pacífica, a la confianza mundial y a la seguridad internacional».

Žaparov criticó a los muchos países que mantienen un «doble rasero» con respecto a las crisis internacionales de Palestina, Ucrania, Sudán, Siria y muchas otras zonas, evaluándolas únicamente «en función de sus propios intereses» y descuidando la defensa de los derechos humanos. Expresó su profundo descontento por las sanciones occidentales, que también afectan a los bancos y las empresas de Kirguistán, Kazajistán y Uzbekistán.

Se expresó una posición muy unitaria y convencida con respecto a Afganistán, considerando «inadmisible» el aislamiento del país e invitando a reforzar la estabilidad con «la participación y el apoyo» a Kabul. Esta opinión, desarrollada sobre todo por Rakhmon, se basa en el pragmatismo sin necesidad de reconocimientos oficiales o ideológicos, teniendo en cuenta que, hasta ahora, el Gobierno afgano solo ha sido reconocido por Rusia. En cuanto a la crisis de Gaza, Tokaev pidió la «defensa total de los civiles y el acceso sin reservas a la ayuda humanitaria», postura compartida por todos los países de Asia Central. Y, por último, no podía faltar un llamamiento a la colaboración para enfrentar la crisis ecológica, considerando por ejemplo los 14 mil glaciares de Tayikistán, de los cuales más de 13 mil se están derritiendo completamente, dejando sin fuentes de agua potable a toda la región.

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