Mumbai: absueltos tras 18 años todos los acusados por los atentados contra el tren. «No hay pruebas»
El Tribunal Superior de Bombay ha anulado las condenas dictadas en 2015 contra doce hombres acusados de perpetrar el atentado «del 7/11» de 2006, en el que murieron 189 personas y más de 800 resultaron heridas. Los jueces determinaron que las confesiones se obtuvieron mediante tortura. Las acusaciones se basaron en una investigación viciada y en una presunción de culpabilidad, denunció el abogado S. Muralidhar, quien destacó el estigma social y la devastación en las vidas de los acusados, encarcelados innecesariamente durante años.
Mumbai (AsiaNews) – Dieciocho años después de las explosiones que el 11 de julio de 2006 sacudieron la línea ferroviaria de Mumbai, causando la muerte de 189 personas y heridas a más de 800, el Tribunal Superior de Bombay ha anulado las condenas contra 12 acusados, cinco de los cuales habían sido condenados a muerte y siete a cadena perpetua. Las sentencias relacionadas con el atentado «del 7/11», como se conoce en la India, se dictaron en 2015.
En una sentencia dictada hoy, lunes 21 de julio de 2025, el tribunal especial formado por los jueces Anil Kilor y Shyam Chandak ha admitido los recursos presentados tanto por el estado de Maharashtra como por los detenidos, observando que la acusación no ha logrado demostrar más allá de toda duda razonable la participación de los acusados. Los motivos completos de la sentencia se darán a conocer en los próximos días, pero por ahora el Tribunal ha concluido que es «difícil» creer que los acusados «pudieran haber cometido el delito».
En septiembre de 2015, el tribunal especial creado en virtud de la ley MCOCA (Maharashtra Control of Organised Crime Act) había dictado la pena de muerte para Kamal Ansari, Mohammad Faisal Ataur Rahman Shaikh, Ehtesham Qutubuddin Siddiqui, Naveed Hussain Khan y Asif Khan, considerados los autores materiales del atentado. Los otros siete —Tanveer Ahmed Mohammed Ibrahim Ansari, Mohammed Majid Mohammed Shafi, Shaikh Mohammed Ali Alam Shaikh, Mohammed Sajid Margub Ansari, Muzammil Ataur Rahman Shaikh, Suhail Mehmood Shaikh y Zameer Ahmed Latiur Rehman Shaikh— fueron condenados a cadena perpetua.
Un decimotercer acusado, Wahid Shaikh, ya había sido absuelto en primera instancia, tras pasar nueve años en prisión. El Tribunal Superior de Bombay informó que las confesiones de todos los acusados «se consideraron incompletas y falsas» y se obtuvieron mediante tortura.
Las apelaciones llevaban más de una década pendientes, pero en julio de 2024, a raíz de las solicitudes de algunos acusados para que se concluyera rápidamente el proceso, se creó una sección especial del Tribunal Superior que trabajó en el caso durante seis meses hasta la decisión de ayer.
Durante la vista, el expresidente del Tribunal Superior de Orissa, S. Muralidhar, defendió a dos de los condenados a cadena perpetua, Muzzamil Ataur Rahman Shaikh y Zameer Ahmed Latifur Rehman Shaikh, denunciando graves deficiencias en la investigación y el carácter prejuicioso del proceso: «Se trata de una investigación viciada por prejuicios», declaró, «en la que se ha encarcelado a personas inocentes y, tras años, se les absuelve sin posibilidad de reconstruir sus vidas. En casos como estos, la policía parte de la presunción de culpabilidad y luego construye las pruebas. Los medios de comunicación deciden de antemano quién es culpable y quién no», mientras que «en muchos de estos casos, las agencias de investigación han fracasado estrepitosamente». Las investigaciones fueron llevadas a cabo por el equipo antiterrorista de Maharashtra.
«Estas personas llevan 17 años en prisión sin haber salido nunca y han perdido los mejores años de su vida. Cuando son liberadas, no encuentran ninguna compensación ni justicia real. Nadie obtiene un verdadero cierre», añadió Muralidhar.
En su alegato final, el abogado pidió a los jueces que tuvieran en cuenta también el estigma social que afecta a los acusados y a sus familias: «No solo paga el acusado, sino también sus hijos, sus padres, sus familiares. La sociedad es cruel: una vez que te mancha una acusación de terrorismo, nadie te mira ya de la misma manera».