ONU: azotados por el hambre, los yemeníes comen hojas para sobrevivir

El Programa Mundial de Alimentos alerta sobre una situación de emergencia que se agrava continuamente a causa de "la guerra y el deterioro de la economía". Más de 16 millones de personas azotadas por el hambre extrema. De enero de 2020 a mayo de 2021, murieron casi 2.000 niños soldados. En los adiestramientos participan pequeños de solo siete años de edad.

Saná (AsiaNews) - La creciente pobreza en Yemen se agrava por un conflicto que en el último tiempo registra una escalada de violencia, con ataques a diario en el país y al otro lado de la frontera, en Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Las familias se ven obligadas a comer hojas de los árboles para sobrevivir. Los expertos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU alertan sobre la situación: cada vez hay más personas, inclusive niños, en riesgo de padecer hambre y hambrunas severas.

En una nota publicada ayer, la agencia de la ONU subraya que la falta crónica de alimentos en Yemen es "una emergencia que no cesa de crecer", marcada por "la guerra y el deterioro de la economía". "Las familias de las zonas más afectadas de Yemen, como Hajjah [en el noroeste], están tomando medidas desesperadas, como comer hojas, para sobrevivir", continúa el comunicado.

En un mensaje difundido en Twitter, el Programa Mundial de Alimentos publicó una foto de una familia yemení cocinando hojas. Recién el mes pasado, la agencia de la ONU planteó la cuestión de la disminución gradual de la ayuda -por la drástica caída de los fondos disponibles-, que tanto se necesita para aliviar el sufrimiento crónico y el hambre de grandes sectores de la población.

Según las estimaciones recientes del PMA, más de 16 millones de yemeníes -más de la mitad del país- padecen hambre extrema, mientras que 2,3 millones de niños corren riesgo de desnutrición. La guerra civil que estalló en 2014 y la entrada de la coalición árabe liderada por Arabia Saudita en marzo del año siguiente, para luchar contra las milicias rebeldes hutíes (respaldadas por Irán) desencadenaron una de las peores crisis humanitarias del mundo. La ONU calcula que alrededor del 80% de la población (30 millones de personas) necesita asistencia y protección, y más de 13 millones están en riesgo de desnutrición.

El conflicto acarrea pérdidas para la economía nacional de 126.000 millones de dólares, mientras que el número de niños soldados muertos en los combates sigue aumentando. Un informe encargado por el Consejo de Seguridad de la ONU reveló que casi 1.500 niños -incluso niños de 10 años- murieron como consecuencia de la guerra en 2020 y varios cientos el año pasado. Desde 2015, han muerto más de 10.000 niños, no solo como resultado de bombardeos o ataques cruzados, sino directamente involucrados en el conflicto. Según el informe de 300 páginas entregado al Consejo de Seguridad, 1.406 niños reclutados por los hutíes murieron en el campo de batalla en 2020 y otros 562 perdieron la vida en los combates entre enero y mayo del año pasado.

Los niños son entrenados por los rebeldes pro-Teherán para gritar "muerte a América, muerte a Israel". En un campamento incluso hay niños de siete años a los que se les enseña a limpiar armas o a escapar de los misiles. Los expertos de la ONU hacen un llamamiento a las partes en lucha para que no utilicen "escuelas, campamentos de verano o mezquitas para reclutar niños" y piden un castigo ejemplar para quien viole las normas.